A la sombra de Amos Oz
El fallecido escritor israel¨ª representa para muchos de nosotros una referencia no solo cultural sino moral
A veces sucede que has le¨ªdo todos los libros de un escritor, sus entrevistas con motivo de la entrega de tal o cual premio literario, has seguido sus tomas de posici¨®n p¨²blicas y, al final, al enterarte de su muerte, te parece que le conoc¨ªas de toda la vida. Como amigo, no solo como personaje p¨²blico. Es lo que me ha pasado al saber de la muerte de Amos Oz. Para empezar, y visto que no se conceden premios Nobel a t¨ªtulo p¨®stumo, cabe protestar porque nunca se le concedi¨® el de Literatura en vida. Peor para la instituci¨®n de los Premios Nobel.
Sus libros me marcaron por razones que comentar¨¦ m¨¢s adelante. Pero sus novelas nos permiten seguir, desde muy pronto, un fiel retrato de la sociedad israel¨ª, sus gentes, su extraordinaria diversidad. Desde En otra parte quiz¨¢ y Mi querido Mijal, de finales de los sesenta, hasta la ¨²ltima, Judas, pasando por Conocer a una mujer y La caja negra en los ochenta, hemos podido seguir no solo su madurez creativa creciente. Oz nos ha rendido otro servicio, sus novelas nos han permitido ver y entender al mil¨ªmetro la evoluci¨®n del tejido social israel¨ª y lo que muchos consideran el deterioro de su calidad democr¨¢tica. Como me dec¨ªa hace meses Shlomo Sand, otro intelectual israel¨ª al que ha menudo, hoy, en Israel llaman ¡°traidor¡± como a Oz: ¡°Es que al final estos Gobiernos nuestros nos han convertido en¡ ?patriotas!¡±. Y lo dec¨ªa como una maldici¨®n pues, junto a Oz, Grossman, Sand, los historiadores Beny Morris o llan Papp¨¦ y otros tantos, en Israel se ha ido instaurando una versi¨®n 3.0 de la ¡°dictadura se lo pol¨ªticamente correcto¡± que se hace insoportable a los que la padecen.
Luego, claro, est¨¢ la obra y activismo de Amos Oz desde otras publicaciones, sobre la Guerra del L¨ªbano (no olvidemos que Oz combati¨® en las guerras de 1967 y 1973), la situaci¨®n de los palestinos, y su rol en la creaci¨®n del movimiento Paz Ahora. A iniciativa suya, fundaron en 1978 Paz Ahora unos 400 reservistas del Ej¨¦rcito, que no estaban dispuestos a seguir callando sobre lo que suced¨ªa en los territorios palestinos ocupados. Y faltaban todav¨ªa las dos Intifadas¡ (1987-1992 y 2001-2006). Miles de muertos despu¨¦s Amos Oz, como es comprensible, se fue alejando del activismo pol¨ªtico de primera l¨ªnea y, sin abdicar de su causa, se dedic¨® a otra cosa m¨¢s compleja: explicar pausadamente su escepticismo creciente sobre cualquier soluci¨®n, y hablar de la necesidad de un divorcio ¡°justo¡± (dec¨ªa Oz) entre palestinos y jud¨ªos. No lleg¨® a superar, como les pas¨® all¨ª a unos y a otros, y como nos pas¨® a muchos otros en cualquier lugar del mundo, el colapso del plan de paz conocido como Acuerdos de Oslo (1993-2000), la ¨²nica negociaci¨®n real en 70 a?os de conflicto.
?En qu¨¦ sentido Oz representa para muchos de nosotros una referencia no solo cultural sino moral? Se trata probablemente de una cuesti¨®n generacional. En mi caso, mi primer viaje a la zona fue en julio de 1967, pesaba la gravedad del Holocausto explicada por el entorno familiar, naturalmente la fascinaci¨®n por la cultura del kibutz y mi paso en diversas ocasiones por los de Dvir y Hanita, Ein Gedi o Ein Gev. Y la sensaci¨®n, ya en el curso de aquella primera visita, de que ¡°algo no cuadraba¡±. Cuando uno es joven tiene (o deber¨ªa tener) el s¨ªndrome de santo Tom¨¢s (tocar de primero algo con la mano, antes de cre¨¦rtelo sin m¨¢s), a partir de 1969 empec¨¦ un periplo que me llev¨® a los campos de refugiados palestinos, en Cisjordania, en Gaza, en L¨ªbano, en Jordania. Algo no cuadraba, sigue sin cuadrar, la situaci¨®n no se resolver¨¢ invocando a Abraham o Ibrahim, y la historia no es ni filantr¨®pica ni justa. Y aqu¨ª es donde Amoz es nuestra sombra protectora, cuando dice ¡°yo critico a Israel, sus pol¨ªticas, sus Gobiernos, pero desde luego no soy antisionista¡±, o cuando dice que no deber¨ªa haber ¡°territorios sagrados¡±. La misma denominaci¨®n de Tierra Santa encubre desde hace 2.800 a?os actuaciones muy poco ¡°ecum¨¦nicas¡±. La aproximaci¨®n secular, laica y progresista a tan largo conflicto es sin duda un faro para todos nosotros.
Pere Vilanova es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y de la Administraci¨®n de la Universidad de Barcelona.
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