?As¨ª que quieres ser escritor de novela negra?
Pocos autores en espa?ol trascienden la conciencia pol¨ªtica de sus libros porque a la mayor¨ªa le trae al pairo el pr¨®jimo mientras no sea un personaje de sus historias
Si usted quiere ser escritor de novela negra evite sonre¨ªr en las fotos. Ponga cara de malote, de hombre curtido en unas calles que dir¨¢ conocer como la palma de su mano. Si adem¨¢s es usted mujer sepa que el precio de ser escritora de ese g¨¦nero es que la llamen dama del crimen cien veces por mes y la re¨²nan con otras escritoras en mesas redondas, antolog¨ªas y avances de novedades de prensa. La imagen es importante, impostada e importada. Uno ha de poner jeta cincelada en el cemento porque se le presupone que conoce la dureza de la ciudad y, por ende, de la vida. Sonre¨ªr es quitar la credibilidad a lo escrito y mostrarse insensible con los que sufren las desigualdades de este sistema con el que, por otro lado, el escritor ¡ªcualquier escritor¡ª participa encantad¨ªsimo: publico, vendo y, de poder, me arrimo hasta conseguir un premio.
El canon fotog¨¦nico es importado, anglosaj¨®n. Delincuentes (Bunker, Himes), pirados (Ellroy) o mis¨¢ntropos (Highsmith, Thompson) mientras que la mayor¨ªa de nosotros somos vecinos afables, yernos entra?ables y extrovertidos cobardicas. Gentes siempre muy de orden: funcionarios, periodistas, abogados y polic¨ªas, mucha, mucha polic¨ªa, como dec¨ªa aquella canci¨®n. Para muestra, los festivales de novela negra, lo m¨¢s parecido a unos ejercicios espirituales que pueda usted conocer. El aspirante a escritor negro debe se?alarse como siempre concienciado de las lacras que perge?a el capitalismo, con ca¨ªda de ojos de comunista decepcionado mientras recoge el pase bajo el aro de la novela social, ese ente del que todo el mundo habla pero nadie ley¨®. Pocos autores en espa?ol trascienden la conciencia pol¨ªtica de sus libros (Cristina Fallar¨¢s, Paco Taibo, Kike Ferrari, Montero Glez, Guillermo Orsi o Juan Madrid) porque a la mayor¨ªa le trae al pairo el pr¨®jimo mientras no sea un personaje de sus historias. Cosa en absoluto nefasta ya que aqu¨ª el crimen es aburrir y no el no poder optar a candidato a Las Uvas de la Ira del A?o.
La seriedad en el semblante vendr¨¢, a poder ser, acompa?ada por foto en callej¨®n o ciudad de paredes grises. Esos son dos elementos a tener en cuenta. La idea de que el escribidor de turno ha sido sorprendido de vuelta de una noche complicada, ya al alba, en el lumpen del centro de la ciudad y la idea de que la metr¨®poli es siempre una protagonista m¨¢s de sus novelas. Por lo general, a la sesi¨®n de fotos el autor negro llega en metro o autob¨²s desde el barrio de las afueras ¡ªdonde tambi¨¦n viven sus padres y la autoescuela donde aprendi¨® a conducir¡ª, y lo de la ciudad como una protagonista de la novela es una frase ingeniosa que como una chaqueta negra queda bien en cualquier armario, aunque pocas veces refiere a algo que de veras sea trascendental en un texto. Haga usted mismo la prueba en casa como si jugara a los Sims.
El escritor de novela negra patrio se jacta de retratar la sociedad de hoy mismo cuando hace veinte a?os que no baja a la calle
El escritor en formaci¨®n encontr¨® en la literatura un refugio a su imposibilidad de ser un tipo de acci¨®n. Su literatura se macera entre hervores adolescentes de venganza, fantas¨ªas y complejos de todo tipo. El aprendiz de escritor es un friqui que sue?a con el final de Carrie en formato ¨¦xito, fama y esplendor. Era aquel en el que nadie reparaba o la diana del abus¨®n o abusona de gimnasio, aula o pasillo. De eso cabr¨ªa entenderse la fascinaci¨®n de algunos por capos de drogas, matones mafiosos, psic¨®patas, machos alfa o hadas novatas mandonas en algunos escritores. O por la pura declaraci¨®n sexista o farlopera rancia. Como si de la frustraci¨®n y el trauma s¨®lo quedara el deseo inconfesable de estar en el equipo s¨¢dico y ultraviolento y no otro s¨¢bado en casa, a la luz del flexo. Algunas escenas tras el estandarte hardboiled, porno suave o novela rom¨¢ntica s¨®lo refieren a acn¨¦, sexualidad onanista pospizza a domicilio y juego online. Es obvio que muchos libros necesitan editor y muchos autores sesiones de terapia o m¨¢s fiesta, pero luego llega Amazon y salva por todos.
La distancia con el objeto del que se habla es otra de las caracter¨ªsticas del escritor de novela negra patrio: se jacta, en muchas ocasiones, de retratar la sociedad de hoy mismo cuando hace veinte a?os que no baja a la calle para ser una m¨¢quina de fotografiar. En cuanto tuvo trabajo, se aparej¨® y encendi¨® televisor y port¨¢til, los vicios del existir fueron privados. Fue el momento de escribir de lo que es la realidad a partir de representaciones de la realidad que, a su vez, eran representaciones de la realidad. Es decir, el g¨¦nero se vanagloria de palpar el aqu¨ª y el ahora cuando los personajes en sus obras hablan como hablaban los quinquis de los ochenta, los conflictos sociales son del almanaque de 1955 y los argumentos est¨¢n sacados de otros libros, pel¨ªculas, series o de un documental de La Sexta. No hay problema. De hecho, es verdad que no lo hay. La novela negra es una construcci¨®n sobre la realidad que tiene como objeto entretener e intimidar o tranquilizar, dependiendo del autor. ?ste ha de ser alguien muy parecido al lector, de ah¨ª la semejanza de muchos escritores y escritoras con un miembro est¨¢ndar de Club de Lectura que hablara de su propio libro. Es dudoso que aqu¨ª se aceptara a alguien como Fred Vargas o a Jo Nesbo. Aunque no lo parezca, el tal¨®n de Aquiles de los escritores negros espa?oles es el realismo desde la sacrist¨ªa. Si no sales de casa para mirar, escuchar y oler, al menos apaga Netflix e inv¨¦ntate la vida.
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