La inesperada vuelta del marqu¨¦s de Esquilache
Una excavaci¨®n arqueol¨®gica desentierra los restos de los madrile?os que se enfrentaron a las tropas reales por la subida del precio de los alimentos en 1766
El 24 de marzo de 1766, un guardia val¨®n descarg¨® con brutalidad el filo de su sable sobre la cabeza de una joven que se enfrentaba a ¨¦l en las calles de Madrid. El cuerpo de la mujer qued¨® tendido sobre el pavimento mientras cientos de desesperados ciudadanos pasaban sobre ¨¦l al avanzar contra los soldados o al huir despavoridos de ellos. Fue la segunda jornada de lucha que se extendi¨® por la capital en lo que se conoce como mot¨ªn de Esquilache y que ha vuelto a la actualidad por unas excavaciones arqueol¨®gicas efectuadas el a?o pasado durante la construcci¨®n de un teatro en el n¨²mero 87 de la calle de Atocha. Fueron hallados 94 esqueletos, de los que 73 correspond¨ªan a adultos, 18 a menores y tres a beb¨¦s.
La historia de esta revuelta ciudadana ¡ªque algunos historiadores consideran una precuela espa?ola y desordenada de la Revoluci¨®n Francesa de 1789¡ª tiene su origen en la subida del precio del pan (duplic¨® su precio en menos de un lustro, mientras los salarios se hund¨ªan) y en la prohibici¨®n vestir capas largas y sombreros de ala ancha. Leopoldo de Gregorio, marqu¨¦s de Esquilache, y principal ministro del rey Carlos III, hab¨ªa intentado una modernizaci¨®n del pa¨ªs que inclu¨ªa, entre otras medidas, aumentar la iluminaci¨®n de las calles de la capital (4.000 l¨¢mparas que dispararon el precio del aceite), la apertura de avenidas, una mejora del alcantarillado y la prohibici¨®n de portar armas, espadas y cuchillos ¡ªque sol¨ªan esconderse bajo los amplios ropajes¡ª para incrementar la seguridad en las calles.
Aquellos hechos hist¨®ricos han quedado reflejados ahora en un informe antropol¨®gico realizado por el director de las excavaciones, Juan Jos¨¦ Cano (Reno Arqueolog¨ªa), donde se detalla c¨®mo los restos de algunas de las personas que murieron en la revuelta terminaron en un solar del centro de Madrid.
El osario de la calle de Atocha proviene del desaparecido Hospital de los Desamparados, que fue fundado en 1592 y que se levantaba adyacente a una iglesia y a una sacrist¨ªa. All¨ª se iba dando sepultura a los fallecidos, hasta que se proced¨ªa a su limpia o "monda" (hay dos registradas en 1624 y 1772) para dejar sitio a nuevos cad¨¢veres.
Al hacer las perforaciones arqueol¨®gicas en 2018, los expertos de la Direcci¨®n General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid se toparon con un total de 2.219 restos humanos, correspondientes a casi un centenar de individuos. Doce de ellos (hombres y mujeres) presentaban cortes de sable en el cr¨¢neo. ¡°Esto nos lleva a pensar¡±, explica Cano, ¡°que su muerte no se produjo por el enfrentamiento de dos ej¨¦rcitos, sino por una lucha desigual entre civiles y soldados. Los cortes son en la parte superior del cr¨¢neo, lo que indica que fueron dados por jinetes contra personas a pie¡±. Durante el tiempo en que el cementerio estuvo abierto, en Madrid se registraron diversas revueltas ciudadanas: el mot¨ªn contra la Guardia Chamberga (1670), el de los Gatos (1699), el de la Corte (1764), el de Esquilache (1766) y el del 2 de mayo (1808).
De ellos, el que m¨¢s posibilidades cuenta con ser el causante de las muertes es el de Esquilache, ya que los madrile?os ¡°se congregaron junto al Alc¨¢zar, donde carga¡±, se?ala el informe oficial al que ha tenido acceso EL PA?S, ¡°la Guardia Valona por varias calles, primero contra mujeres y ni?os que abr¨ªan la marcha, lo que aument¨® la rabia de la poblaci¨®n¡±. Se descarta la revuelta del 2 de mayo, porque en la lista de los hospitales donde fueron atendidos los heridos ¡°no figura ni el hospital ni la iglesia de los Desamparados¡±; el del mot¨ªn de Corte (1699), donde solo se registran 24 heridos; o el de los Gatos, en el cual no se produjo carga de caballer¨ªa alguna.
Podr¨ªa tener algunas posibilidades el llamado mot¨ªn contra la Guardia Chamberga (1670), pero tampoco existen demasiados datos que lo avalen. Los estudios antropol¨®gicos de Jes¨²s Herrer¨ªn, uno de los investigadores del osario, dejan claro, adem¨¢s, que los individuos hallados sufrieron antes de morir ¡°enfermedades sociales¡± a causa de ¡°una exigencia laboral diaria importante desde temprana edad¡±.
¡°Sea cual sea el origen, la excavaci¨®n nos ha permitido conocer m¨¢s de aquella ¨¦poca¡±, dice el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos, "ya que con los restos se ha podido determinar la incidencia de las enfermedades que asolaban a la poblaci¨®n, como la s¨ªfilis, la artrosis o el precario estado de las dentaduras por la falta de higiene bucal". Y para algunos, los sablazos.
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