J.M.G. Le Cl¨¦zio: ¡°Creo en la literatura como un llamamiento a la indignaci¨®n, a la revuelta¡±
El Nobel franco-mauriciano publica en castellano su novela m¨¢s reciente, 'Bitna bajo el cielo de Se¨²l'
El escritor Jean-Marie Gustave Le Cl¨¦zio cumplir¨¢ el a?o pr¨®ximo los ochenta, pero preserva el mismo aire de cowboy solitario y bondadoso, de gran n¨®mada de las letras contempor¨¢neas, un hombre tranquilo cuya c¨®lera, dice, bulle por dentro. Le preocupa la degradaci¨®n medioambiental o los horizontes sombr¨ªos para los j¨®venes de hoy. La literatura, tal como ¨¦l la concibe, ¡°es una especie de llamamiento a la indignaci¨®n, a la revuelta¡±, dice apelando a Albert Camus. Le Cl¨¦zio, premio Nobel de literatura en 2008, no ha perdido la energ¨ªa. Ni para viajar por los cuatro rincones del mundo, como lleva haciendo desde hace d¨¦cadas, ni para seguir escribiendo.
¡°Mi esperanza de vida es ya muy limitada¡±, dice J.M.G Le Cl¨¦zio en un caf¨¦ de los grandes almacenes parisinos Au Bon March¨¦, que ?mile Zola retrat¨® en su novela El para¨ªso de las damas. ¡°Todav¨ªa necesito escribir, aprovechar este tiempo. Espero poder hacerlo hasta el final¡±.
Le Cl¨¦zio no dispone de un hogar fijo. Vive con su mujer a medio camino entre Nanjing (China) y Nuevo M¨¦xico (Estados Unidos). Ahora pasa unos d¨ªas en Par¨ªs antes de viajar la semana pr¨®xima a Madrid. Su novela m¨¢s reciente, Bitna bajo el cielo de Se¨²l, sale a la venta en Espa?a el 7 de marzo, publicada por la editorial Lumen y traducida por Mar¨ªa Teresa Gallego Urrutia y Amaya Garc¨ªa Gallego.
Bitna bajo el cielo de Se¨²l es la historia de Bitna, que significa ¡®luz¡¯, una estudiante de casi 18 a?os que, para ganarse un dinero, le cuenta historias a Salom¨¦, una mujer con una enfermedad terminal. Es una novela breve y l¨ªmpida, lecl¨¦ziana en muchos aspectos. Lo es en escenario ex¨®tico para la mayor¨ªa de europeos pero que el autor de Mondo y otras historias, Desierto y Diego y Frida conoce bien porque ha vivido el Corea del Sur, donde dio clases en la universidad. Es lecl¨¦ziana, tambi¨¦n, en la presencia de ni?os abandonados, j¨®venes inadaptados y todo tipo de animales. Gatos, ratas, p¨¢jaros¡ Durante una ¨¦poca, hacia los veinte a?os, se dedicaba a seguir a perros abandonados por las calles de Niza, su ciudad natal. La escena aparece en su primera novela, El atestado, que en 1963, con 23 a?os, le vali¨® el premio Renaudot y le lanz¨® a la fama literaria. ¡°Los perros no van a ning¨²n lugar, van a ver a otros perros, no tienen otro objetivo¡±, dice ahora.
¡ªCuando escribe, ?tiene el final pensado, el objetivo? ?O va deambulando?
¡ªEs como si siguiese a un perro. Pero hay que encontrar algo, una idea que no sea m¨ªa y a la que pueda seguir.
En Bitna bajo el cielo de Se¨²l, la narradora le dice a su interlocutora: ¡°Sabe de sobra que no me estoy inventando nada. Nunca he sabido inventar, solo cambiar nombres e imaginar lugares.¡± A Le Cl¨¦zio, le ocurre lo mismo. ¡°No tengo demasiada imaginaci¨®n. As¨ª que escucho todos los ruidos, todas las historias que me cuentan. Me sirvo de todo ello¡±, explica. Esto no significa que su literatura sea documental ni period¨ªstica. ¡°Yo no podr¨ªa ser periodista porque inventar¨ªa, no ser¨ªa cre¨ªble¡±, admite. En el discurso de aceptaci¨®n del Premio Nobel hablan de su personalidad ¡°a la vez so?adora y fascinada por la realidad¡±.
En otro momento de la novela, al referirse a las historias que cuenta a Salom¨¦, Bitna dice: ¡°En cierto modo fui la mensajera de una orden superior, celestial¡±. ¡°Me gustan los escritores que dan la sensaci¨®n de que su trabajo vale m¨¢s, que es m¨¢s importante de lo que ellos mismos son¡±, apunta Le Cl¨¦zio. ¡°?Soy yo as¨ª? No lo s¨¦, no soy qui¨¦n para juzgar¡±.
A pesar de los cambios profundos estil¨ªsticos y vitales de Le Cl¨¦zio en todos estos a?os, el de ahora no es tan distinto del autor de El atestado. ¡°¡ Se llamaba Adam; Adam Pollo¡±, se lee en las primeras l¨ªneas de aquella angustiosa novela ¡ªexistencial y experimental¡ª que mereci¨® los elogios del General de Gaulle. ¡°Me llamo Bitna. Pronto cumplir¨¦ dieciocho a?os¡±, comienza Bitna bajo el cielo de Se¨²l. ¡°Hay una forma de obstinaci¨®n en repetir los mismos esquemas literarios, las mismas aventuras. Quiz¨¢ se debe a mi formaci¨®n literaria. El primer libro serio que le¨ª, hacia los seis a?os, fue el Lazarillo de Tormes¡±, recuerda. Un rasgo que hace de ¨¦l un escritor ¨²nico es su marco de referencias literararias, que traspasa modas y fronteras y hace de ¨¦l, que posee la doble nacionalidad francesa y mauriciana, una especie de literatura global personificada. "La literatura no es nacional, tiene un car¨¢cter universal radicalmente opuesto a los nacionalismos", dice. "?Cervantes no es un escritor espa?ol! Cuando voy a la isla Mauricio, doy libros a los ni?os, como versiones abreviadas del Quijote. No les digo: 'Leed esto, es un libro espa?ol', sino: "Leed esto, aprender¨¦is a vivir, aprender¨¦is c¨®mo podemos convertirnos en otro'".
Le Cl¨¦zio siempre viaja con el o¨ªdo atento. Escribe a mano, en una libreta, en cualquier lugar, a cualquier hora. Su despacho es ambulante. En Par¨ªs se mete de inc¨®gnito en un cub¨ªculo de la biblioteca Fran?ois Mitterrand y ah¨ª trabaja. Asegura que el Nobel no le cambi¨®. ¡°Me permiti¨® reembolsar deudas¡±, dice. ¡°Est¨¢ bien", contin¨²a, "pero es un premio literario, no es el premio de la paz¡±. En todo caso, no agot¨® su capacidad de indignaci¨®n. Y lo que le indigna es ver c¨®mo se reducen las expectativas para los que hoy tienen la edad de Bitna o de Adam Pollo.
¡°Necesito escribir sobre la juventud. Est¨¢ en una situaci¨®n un severa. En Europa, pero tambi¨¦n en la isla Mauricio y en M¨¦xico¡±, dice refiri¨¦ndose a dos de sus patrias, la de sus padres y la del pa¨ªs donde vivi¨® entre los a?os sesenta y setenta y que le transform¨®. ¡°Muchos de los males de nuestra ¨¦poca derivan de esta dificultad econ¨®mica en las que viven los j¨®venes, incluidos los atentados terroristas. Todo esto deriva de esta gangrena que golpea a la juventud y que hace que no encuentre su lugar¡±. Ahora, despu¨¦s de meterse en la piel de una joven coreana, prepara una novela sobre estos j¨®venes localizada en Par¨ªs. Quiere titularla Los aplastados. ¡°Hay gente que viven en caba?as en el bosque, en pleno siglo XXI, no pueden vivir en la ciudad¡±, cuenta. ¡°La polic¨ªa va regularmente, les echa, y ellos regresan, no pueden ir a otro lugar. Es una situaci¨®n que merece ser escrita¡±.
Otra c¨®lera ¡ªla de los chalecos amarillos, que el mismo d¨ªa de la entrevista vuelven a manifestarse en Par¨ªs¡ª la ve con m¨¢s distancia, pero la entiende. ¡°Era de esperar¡±, se?ala. Los m¨¢s de diez millones de votantes de Marine Le Pen ¡ªl¨ªder del partido de la extrema derecha francesa, derrotada en las elecciones presidenciales de 2017¡ª siguen all¨ª, con sus demandas y frustraciones insatisfechas. ¡°En mi opini¨®n, los mismos que votaron por ella son los que vemos en la calle. No significa que sean fascistas, pero necesitan que se les escuche. Se les trata como si no fuesen nada¡±.
Un canon global y muy personal
J.M.G. Le Cl¨¦zio es un inclasificable, muy personal en su estilo y sus temas y con unos lectores leales, emocionalmente conectados con su mundo. La lista de autores a los que dedic¨® el Nobel en 2008, en el discurso que pronunci¨® en la ceremonia de entrega, ilumina su mundo participar, desde los africanos (Wole Soyinka, Chinua Achebe, Ahmadou Kourouma) y el mauriciano Malcolm de Chazal, a los antillanos Edouard Glissant, Patrick Chamoiseau o Ren¨¦ Depestre. En la entrevista con EL PA?S, menciona a quien considera "el verdadero genio, el gran escritor de la lengua espa?ola moderna", Juan Rulfo, pero tambi¨¦n a los cronistas de la Nueva Espa?a como Bernardino de Sahag¨²n. Tambi¨¦n a autoras francesas como Marie Ndiaye o el chino Bi Feiyu. Le Cl¨¦zio sigue la literatura contempor¨¢nea en su lengua al participar en los jurados del premio Renaudot y del Premio Cinco Continentes de la Francofon¨ªa. Pero es ajeno a las modas. Al preguntarle sobre el gran fen¨®meno de la literatura francesa actual, Michel Houellebecq, responde: "He le¨ªdo libros suyos. Al principio me parec¨ªa bastante divertido. Despu¨¦s le¨ª Plataforma, que detest¨¦ y decid¨ª no leerlo m¨¢s", dice. La novela Plataforma, publicada en 2001, abordaba el turismo sexual en Tailandia, pa¨ªs que Le Cl¨¦zio conoce, pues vivi¨® ah¨ª en los a?os sesenta, antes de ser expulsado, precisamente, por escribir un art¨ªculo denunciando el tr¨¢fico de mujeres. "No le¨ª nada m¨¢s de ¨¦l, quiz¨¢ me equivoco. Amigos musulmanes me dijeron despu¨¦s que Sumisi¨®n [la novela que imagina la victoria de un presidente musulm¨¢n en Francia] es un libro islam¨®fobo y que no val¨ªa la pena. Tampoco lo le¨ª. El ¨²ltimo [Serotonina] habla de la felicidad, me tienta bastante."
Babelia
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