La fotograf¨ªa se reencuentra con Palmira Puig-Gir¨®
Una exposici¨®n rescata a una de las pocas mujeres del Foto Cine Clube Bandeirante, que revolucion¨® la imagen desde S?o Paulo
La ruptura lleg¨® a finales de los a?os cuarenta durante una tarde de intenso debate en Foto Cine Clube Bandeirante (FCCB), en la ciudad de S?o Paulo (Brasil). Desde que se fundara en 1939 por un grupo de colegas fot¨®grafos entre los que estaban Gerardo Barros, German Lorca o Jos¨¦ Oiticica, padre del conocido artista H¨¦lio Oiticica, el FCCB era un movimiento experimental que empujaba a las artes visuales a una modernidad hasta entonces solo atribuida a las artes pl¨¢sticas. La ruptura est¨¦tica desbancaba cualquier idea asociada a esa imagen pictorialista que tanta presencia tuvo en la fotograf¨ªa art¨ªstica de las primeras d¨¦cadas de siglo. Una de esas innovadoras, silenciadas hasta hace poco, fue Palmira Puig-Gir¨® (T¨¤rrega, 1912-Barcelona, 1978), que ahora recupera la galer¨ªa Santa Cruz con una exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta hasta el s¨¢bado 16.
Aquel grupo de fot¨®grafos fue una peque?a revoluci¨®n. Buscaban ser diferentes, tomar conciencia del momento y elevar el disparo de la c¨¢mara a la categor¨ªa de acto ¨²nico, diferente e irrepetible. Ellos usaban la fotograf¨ªa como un lenguaje propio, utilizando la luz, los contrastes, la geometr¨ªa y las nuevas formas de la arquitectura y la industria.
Hab¨ªa un nuevo lugar para la fotograf¨ªa, que discurr¨ªa muy cerca del instante decisivo de Cartier-Bresson y otras narrativas que llegaban desde la Escuela Paulista de Fotograf¨ªa, la pionera de la foto moderna brasile?a. Bandeirante era un club moderno, de mente abierta, aunque mayoritariamente de hombres. Las pocas mujeres que formaban parte de ¨¦l, antes que fot¨®grafas, eran mujeres de y musas. Maria Cecilia Agostinelli lo era de Julio y Menha S. Polacow de Jacob, editor de Foto Cine Bolet¨ªn, cuyas portadas sol¨ªa ilustrar Gertrudes Altschul. Ella fue de las primeras en entrar al movimiento junto a Barbara Mors, la ¨²nica brasile?a, y Dulce G. Carneiro, que alternaba el Bandeirante con clubes de poes¨ªa.
A ese min¨²sculo grupo de mujeres se uni¨® en 1956 la catalana Palmira Puig-Gir¨®. Tambi¨¦n llevaba el apellido de su marido, Marcel Gir¨®, que no tard¨® en firmar la mejor fotograf¨ªa publicitaria moderna en Brasil. De hecho, Palmira inspir¨® muchos de sus retratos m¨¢s c¨¦lebres, que sal¨ªan de un peque?o estudio que gestionaban juntos en S?o Paulo. Compart¨ªan ideales, objetivos, c¨¢mara e incluso carrete, aunque no la misma fortuna cr¨ªtica.
Por eso es tan relevante la exposici¨®n que le dedica ahora la galer¨ªa Roc¨ªo Santa Cruz en Barcelona, sum¨¢ndose a ese rescate institucional de muchas de las mujeres olvidadas de la historia. Es la primera que mira de cerca el legado fotogr¨¢fico de Palmira Puig tomando distancia de su marido, y no al rev¨¦s. En total re¨²ne cerca de setenta im¨¢genes entre tirajes vintage, hojas de contacto y reprints, y muchas de las ideas que hacen de su fotograf¨ªa un referente en el campo art¨ªstico. Est¨¢ la energ¨ªa que pon¨ªa en el momento de la foto. Tambi¨¦n la posici¨®n de las manos en los retratos, as¨ª como la postura, la direcci¨®n y la elegancia.
Pero, sobre todo, la fotograf¨ªa entendida como un ejercicio de visi¨®n con el que abri¨® el campo de la sensibilidad moderna hacia una investigaci¨®n exhaustiva de esa abstracci¨®n que emanan las escenas m¨¢s comunes: calles, casas, iglesias... Una lectura del mundo generosa, como la de su marido, que tambi¨¦n cerr¨® el objetivo de la c¨¢mara cuando ella falleci¨®. Hasta en eso iban acompasados.
Fue en 1978, despu¨¦s de dejar Brasil para instalarse a Barcelona, donde Roc¨ªo Santa Cruz entr¨® en contacto con el legado de ambos fot¨®grafos y mucho del material in¨¦dito que nunca se ha visto.
La primera vez que dio luz al trabajo de Palmira Puig-Gir¨® fue en Par¨ªs Foto en 2018. Dos a?os antes, el Museo de Arte de S?o Paulo (MASP) incluy¨® una de sus fotograf¨ªas en la exposici¨®n que dedic¨® al Foto Cine Clube Bandeirante, cuyas mujeres, salvo Palmira, tambi¨¦n tuvieron hueco en una de las muestras referentes en la reescritura del arte reciente, Making Spaces: Women Artist and Postwar Abstraction, celebrada en el MoMA en 2017. Una historia sin desenlace que no ha hecho m¨¢s que empezar.
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