De Vigo a Raqa: manierismo ¡®noir¡¯
Las nuevas novelas negras espa?olas reflejan cr¨ªmenes de estos tiempos, fieles a la relaci¨®n secular entre la literatura y la cr¨®nica de sucesos de los peri¨®dicos, y aluden en sus tramas de forma par¨®dica al g¨¦nero
Lo preguntan en O calle para siempre, de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu: ¡°?A qu¨¦ ven¨ªa ahora la afici¨®n de todo el mundo a lo detectivesco? En mala hora la novela negra hab¨ªa oscurecido las mentes de muchos lectores ¨¢vidos de emociones fuertes. Hab¨ªa proliferado el g¨¦nero de tal modo que, entre libros, series de televisi¨®n y pel¨ªculas, la realidad virtual parec¨ªa ahogarse en sangre¡±. O calle para siempre es una de esas novelas ofuscadoras de la mente en las que piensa uno de sus personajes. En Piedras negras, de Eugenio Fuentes, el narrador ve necesario aclarar que Ricardo Cupido, el h¨¦roe y detective privado, no era uno de ¡°esos detectives sagac¨ªsimos de las novelas¡± que lo saben todo antes de descubrirlo. El Pepe Carvalho de Carlos Zan¨®n se r¨ªe de alguna frase digna de novela negra mala que suelta una de las figurantas de la historia en la que anda metido, y se r¨ªe de s¨ª mismo, triste parodia de Philip Marlowe o de Paul Newman en el papel del detective Harper: ¡°Eres puro clich¨¦¡±, se confiesa en un momento de debilidad.
El detective de Carvalho: problemas de identidad es el aut¨¦ntico Carvalho, el original, el individuo en el que se bas¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n para crear su detective de ficci¨®n, y echa de menos al Escritor: ¡°Ojal¨¢ hiciera con mi vida una novela que yo pudiera entender¡±, con todos los misterios resueltos. Pero este detective no ficticio, real, tambi¨¦n soluciona enigmas: descubre al autor de un doble asesinato, aunque el indicio que lo gu¨ªe parezca aprendido en un cuento de Sherlock Holmes: nadie oy¨® ladrar al perro de las v¨ªctimas. Quiz¨¢ porque las ficciones puedan contener las claves de la realidad, varios personajes de estas novelas criminales presumen de leer ¡°novelas policiacas de las buenas¡±. Mariana de Marco, la juez de instrucci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, lee a Chesterton, y en El ¨²ltimo barco, de Domingo Villar, el mendigo Napole¨®n le recomienda las aventuras de Dave Robicheaux, polic¨ªa de Nueva Orleans, al polic¨ªa de Vigo Leo Caldas. En la pareja de investigadores de El cazador de estilemas, de ?lex Grijelmo, el fil¨®logo Pulido alardea de haber le¨ªdo m¨¢s novelas policiacas que el comisario Contreras, pero el comisario hace pedagog¨ªa y aplica sus conocimientos literarios a la vida: ¡°A veces los amigos tambi¨¦n matan, como se ve en muchas novelas¡±.
Supongo que el fil¨®logo y el comisario de ?lex Grijelmo han iniciado en El cazador de estilemas su andadura como h¨¦roes de serie criminal, en la estela del inspector Caldas, la juez De Marco, el detective Cupido o el Carvalho de V¨¢zquez Montalb¨¢n, recreado ahora por Carlos Zan¨®n, como William Boyd hizo con James Bond o John Banville con Marlowe. La comisaria Mar¨ªa Ruiz, de Berna Gonz¨¢lez Harbour, tambi¨¦n ha vuelto en El sue?o de la raz¨®n. Estos detectives y polic¨ªas no s¨®lo contin¨²an la tradici¨®n del investigador protagonista de una serie, sino que se amoldan a los tipos ya legendarios: est¨¢n solos. La comisaria Ruiz est¨¢ angustiosamente sola, seg¨²n la tradici¨®n del detective dolorido, pero Berna Gonz¨¢lez Harbour tiene el acierto de entretejer los problemas sentimentales y laborales de Ruiz con el modo de resolver el caso al que se enfrenta. La excepci¨®n es la juez De Marco, tan encantada consigo misma como Sherlock Holmes o ?Hercule Poirot. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no es ni detective, ni polic¨ªa.
Los cr¨ªmenes son los habituales en las novelas o en las p¨¢ginas de sucesos. La comisaria Ruiz se enfrenta en Madrid a un artista que, despu¨¦s de matar a un perro y tres pavos, asesina a una experta en Goya, haciendo realidad el dibujo de una mujer torturada por la Inquisici¨®n. El inspector Caldas busca en Tir¨¢n y Vigo a una mujer desaparecida. Car?valho rastrea en Montju?c el rastro de un asesino en serie de pobres mujeres, lumpemproletariado de la prostituci¨®n. Hay corrupci¨®n y negocios (El cazador de estilemas) que acaban en homicidio. La juez De Marco desentra?a un l¨ªo de hampones en familias bien con boda de por medio. El blanqueo de dinero y la defensa del patrimonio familiar tambi¨¦n exigen sacrificios humanos que el detective Cupido tratar¨¢ de entender despu¨¦s de preocuparse por un ni?o robado en un hospital militar en 1938. Son cr¨ªmenes de estos tiempos, fieles a la relaci¨®n secular entre la novela de cr¨ªmenes y la cr¨®nica negra de los peri¨®dicos.
Hay crueldad contra mujeres y ni?os (el propio cazador de estilemas de ?lex Grijelmo fue un ni?o maltratado por sus compa?eros de colegio). El asesino de El sue?o de la raz¨®n encadena a su v¨ªctima y la asfixia con una argolla al cuello: procedimientos inquisitoriales. En Piedras negras, en la sala de la Inquisici¨®n de un museo de Toledo aparece el cad¨¢ver de una mujer, atado al potro de tortura, con sambenito y cucurucho en la cabeza, uno de esos conos rojos que avisan de que el suelo est¨¢ mojado. Tom¨¢s B¨¢rbulo prolonga en V¨ªrgenes y verdugos, un thriller m¨¢s que un noir, la p¨¢gina m¨¢s impresionante de la secci¨®n internacional del peri¨®dico: la dedicada al Estado Isl¨¢mico. La ceut¨ª Malika, de los servicios secretos espa?oles y americanos, y Haibala el Saharaui, que trabaja para los rusos, se infiltran entre los muyahidines y, antes de culminar sus misiones en Raqa (Siria), son testigos de las mayores atrocidades contra las ni?as y las mujeres, esclavizadas, violadas, torturadas y lapidadas.
Quiz¨¢s a estas novelas, que tan bien se leen (son un noir claro), les falte algo de tensi¨®n moral. Tienden a un tono sentimental, afectivo, de buena conciencia (conciencia de estar del lado de la bondad), aunque no oculten un gesto de fastidio ante el estado de cosas vigente. Practican un manierismo noir: se ci?en a las convenciones del g¨¦nero policiaco y a la vez aluden par¨®dicamente a las novelas de cr¨ªmenes como repetidoras de clich¨¦s y generadoras de emociones fuertes. Pero si la parodia es ¡°repetici¨®n con distancia cr¨ªtica¡±, el m¨¢s cr¨ªtico es Carlos Zan¨®n. Se sale del molde: distorsiona, es sensible al desquiciamiento general, la deformaci¨®n, lo grotesco, el sinsentido. Lanza ¡°jeremiadas de pacotilla¡±, como dice en una jeremiada contra s¨ª mismo y contra el mundo. Comparte la sensaci¨®n del detective Cupido de que, aunque resuelva todos los casos, el desbarajuste de fondo es insalvable. Sabe que la violencia no es una excepci¨®n: la vida de todos los d¨ªas cubre una violencia que muchas veces se deja ver. Otra cosa: espero que el humor de El cazador de estilemas contribuya a aligerar un poco el denso clima sentimental de la novela de cr¨ªmenes contempor¨¢neos.
LECTURAS
V¨ªrgenes y verdugos
Tom¨¢s B¨¢rbulo.
Salamandra, 2019.
416 p¨¢ginas.?20 euros.
Piedras negras
Eugenio Fuentes.
Tusquets, 2019.
366 p¨¢ginas.?19 euros.
El sue?o de la raz¨®n
Berna Gonz¨¢lez Harbour.
Destino, 2019.
410 p¨¢ginas.?18,90 euros.
El cazador de estilemas
?lex Grijelmo.
Espasa, 2019.
308 p¨¢ginas.?19,90 euros.
O calle para siempre
Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu.
Destino, 2019.
370 p¨¢ginas.?19,90 euros.
El ¨²ltimo barco
Domingo Villar.
Siruela, 2019.
708 p¨¢ginas.?23,95 euros.
Carvalho: problemas de identidad
Carlos Zan¨®n.
Planeta, 2019.
350 p¨¢ginas.?20 euros.
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