Estetizar la pol¨ªtica
La proyecci¨®n de los papeles de B¨¢rcenas en la Plaza Mayor de Madrid recuerda a los trabajos del artista polaco Krzysztof Wodiczko
El s¨¢bado pasado la Plaza Mayor de Madrid anocheci¨® con una proyecci¨®n en la fachada de la Casa de la Panader¨ªa: los papeles de B¨¢rcenas. Muchos se preguntaron: ¡°?Qui¨¦n ha hecho esto?¡± Algunos aventuramos una respuesta: Rogelio L¨®pez Cuenca. ?Por qu¨¦? Porque el martes anterior hab¨ªa inaugurado una retrospectiva en el Reina Sof¨ªa. Lo ¨²nico que no cuadraba era la frase a?adida ¡ª¡°Que no vuelvan¡±¡ª, poco sutil para ser del artista malague?o. En efecto, no era obra suya sino de Podemos, parte de la campa?a electoral que empieza oficialmente pasado ma?ana (lo llaman precampa?a y no lo es). Nada extra?o, por otro lado, en una formaci¨®n que sent¨® en la Mesa del Congreso a otro artista: Marcelo Exp¨®sito.
La, digamos, instalaci¨®n del partido morado supone la entrada en el arte contempor¨¢neo de eso que -para asuntos y momentos m¨¢s tr¨¢gicos- Walter Benjamin llamaba estetizaci¨®n de la pol¨ªtica, confiada hasta ahora a las masas con banderas, los carteles con lemas de repertorio y la l¨ªrica tradicional, es decir, al arte moderno (o, si se quiere, al fascismo y el comunismo). Mientras Vox sigue explotando la querencia binaria de la oralidad ¡ª¡°No tengo el Estado en la cabeza, tengo Espa?a en el coraz¨®n¡±, ha dicho Abascal mezclando a Fraga con Pablo Neruda¡ª, Podemos ha echado mano del arte conceptual, concretamente de la escuela de Krzysztof Wodiczko. En 1985, en pleno apartheid, el creador polaco proyect¨® una esv¨¢stica en el front¨®n de la embajada de Sud¨¢frica en Londres. Cinco a?os m¨¢s tarde particip¨® en la colectiva El sue?o imperativo, organizada por el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. En aquella ocasi¨®n, Wodiczko convirti¨® su proyecci¨®n en el Arco del Triunfo de Moncloa en una cr¨ªtica a la invasi¨®n estadounidense de Irak, desencadenada pocos d¨ªas antes. Si en los pilares pod¨ªan verse un fusil de asalto y la pistola de un surtidor de gasolina, en el frontispicio se le¨ªa ¡°?Cu¨¢ntos?¡±.
En El sue?o imperativo tambi¨¦n particip¨® el citado Rogelio L¨®pez Cuenca, uno de los artistas espa?oles que mejor ha comprendido que la escultura p¨²blica moderna no debe limitarse a vaciar los museos para llenar las rotondas sino cuestionar la propia l¨®gica monumental, que siempre tiene a mano una menina de bronce. En aquel 1991 L¨®pez Cuenca andaba preparando el proyecto que al a?o siguiente le censurar¨ªa la Expo de Sevilla, parte del cual puede verse ahora en el Reina Sof¨ªa. Ni que decir tiene que aquel acto de censura fue la mejor demostraci¨®n de que hab¨ªa acertado, pero es una vieja costumbre del poder celebrar en los museos lo mismo que reprime en las calles.
Babelia
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