El retrato m¨¢s ¨ªntimo de Botero
Colombia exhibe un exhaustivo documental sobre la vida y obra del octogenario artista
El drama ha estado presente en la extraordinaria carrera de Fernando Botero (Medell¨ªn, 1932), un autodidacta en todo el sentido de la palabra. La visi¨®n m¨¢s inspiradora del consagrado pintor y escultor colombiano se ofrece en el documental Botero: una mirada ¨ªntima a la vida y obra del maestro, que se exhibe en Colombia desde este mi¨¦rcoles y hasta el pr¨®ximo 19 de abril, el d¨ªa en que cumple 87 a?os, setenta de ellos dedicados al arte.
La pel¨ªcula, que muestra m¨¢s de 300 obras -entre esculturas, oleos, pasteles, acuarelas y dibujos-, funciona tambi¨¦n como una muestra retrospectiva que recorre su trayectoria y enorme variedad de t¨¦cnicas. Su mayor acierto, sin embargo, es un acceso in¨¦dito a Botero, su familia y su intimidad. ¡°Es la historia inspiradora de una persona que empez¨® de la nada y que lo ¨²nico que ten¨ªa claro era su vocaci¨®n art¨ªstica, su capacidad de trabajo, su pasi¨®n por lo que estaba haciendo. Todo eso le permiti¨® salir adelante y nadar muchas veces contra las corrientes predominantes en el mundo del arte para alcanzar el lugar que ocupa hoy en d¨ªa¡±, apunta Lina Botero, que tambi¨¦n es la productora del documental.
Fascinado con la multitudinaria acogida en China de una exposici¨®n itinerante de Botero ¨Cun latinoamericano que vive en Europa-, el director canadiense Don Millar decidi¨® embarcarse en una producci¨®n sobre ese pintor y escultor de celebridad global que le tom¨® 19 meses de rodaje en una decena de ciudades. ¡°Intentamos llegar a su esencia como artista y como persona, y lo que encontramos es que realmente no se pueden separar¡±, apunta el cineasta. ¡°Me conmovi¨® que a los 86 a?os usa todo el tiempo palabras como aprender y descubrir; sigue tan emocionado y apasionado sobre la pintura y el arte como cuando ten¨ªa 15. Eso es muy inspirador¡±.
El largo camino del maestro ha tenido numerosas escalas. De or¨ªgenes humildes, su carrera comenz¨® como ilustrador del peri¨®dico El Colombiano a finales de los a?os cuarenta. Muy temprano se reconoci¨® como heredero de Piero della Francesca, y la g¨¦nesis de su estilo inconfundible, esos cuadros de figuras rotundas y voluminosas, lleg¨® a los 25 a?os, con el boceto de una mandolina que insinuaba su sentido de la monumentalidad. Considerado desde hace mucho uno de los mejores artistas vivos, la fama y popularidad que hab¨ªa adquirido con sus pinturas de colores luminosos se acrecent¨® en los noventa cuando sus enormes esculturas de bronce comenzaron a ser exhibidas en las principales capitales del mundo.
¡°El arte debe producir placer, cierta tendencia a un sentimiento positivo¡±, afirmaba el propio Botero el pasado febrero en una entrevista con EL PA?S. ¡°Pero yo he pintado cosas dram¨¢ticas. Siempre he buscado coherencia, est¨¦tica, pero he pintado la violencia, la tortura, la pasi¨®n de Cristo¡ Hay un placer distinto en la pintura dram¨¢tica, la pintura misma. El gozo mayor de la pintura, la belleza, no pone a re?ir lo dram¨¢tico y lo placentero¡±.
Uno de los pasajes m¨¢s reveladores del documental se dedica a la etapa de Botero en Nueva York, laboratorio de la vanguardia contempor¨¢nea, a donde lleg¨® con 200 d¨®lares en el bolsillo en la d¨¦cada de los sesenta. Cuenta que en alg¨²n momento de esos a?os dif¨ªciles solo le quedaban 27 d¨®lares en su cuenta de ahorros. Ante las c¨¢maras, dos de sus hijos, Lina y Juan Carlos, abren un dep¨®sito en la gran manzana que permaneci¨® sellado por d¨¦cadas. All¨ª descubren cartas, bocetos y pinturas que dan cuenta de las b¨²squedas y luchas de ese artista treinta?ero que nadaba en contra de las corrientes de su tiempo. Se siente incomprendido, pero escribe instrucciones para darse ¨¢nimo, orientarse y depurar la maestr¨ªa en su t¨¦cnica.
¡°Mi padre desarroll¨® un camino claro a una edad muy temprana. Cuando ¨¦l lleg¨® a Nueva York ya hab¨ªa encontrando su estilo, ya estaba caminando en una direcci¨®n concreta, pero se encontr¨® con un mundo totalmente diferente en el cual lo que estaba predominando era el arte abstracto, el expresionismo abstracto, el pop art¡±, explica Lina. Su arte figurativo era la propuesta contraria. ¡°Fueron a?os muy dif¨ªciles, en los cuales fue rechazado, se encontr¨® con una cr¨ªtica violenta y sin embargo tuvo la fortaleza de confiar en su instinto¡±, a?ade sin ocultar su admiraci¨®n. Esas voces cr¨ªticas sobre su obra tambi¨¦n lo han acompa?ado a lo largo de su carrera, y el documental no las reh¨²ye.
En los setenta se mud¨® a Par¨ªs, y all¨ª lo alcanz¨® la mayor de las tragedias. En un accidente con un cami¨®n vio morir a los 4 a?os a Pedro, hijo de su segundo matrimonio. El propio Botero perdi¨® parte de su mano derecha, por varios meses no pudo pintar y tuvo que hacer terapia f¨ªsica. Se encerr¨® en su estudio a recrear una y otra vez el rostro de Pedrito. Esa serie incluye Pedrito a caballo, que se encuentra en el Museo de Antioquia, donde junto al peque?o se observa una casa de mu?ecas con dos figuras vestidas de luto asomadas por las diminutas ventanas. ¡°Son ellos, el padre y la madre en su dolor m¨¢s infinito. Mi pap¨¢ ha tenido su trabajo como escape para muchas cosas en su vida. Fue lo que lo salv¨®, lo que le permiti¨® salir adelante¡±, valora Lina.
A pesar de haber vivido en M¨¦xico, Nueva York, M¨®naco o Par¨ªs, Botero nunca perdi¨® de vista su pa¨ªs. Lo acompa?¨® la convicci¨®n de que el arte, cuanto m¨¢s local, m¨¢s universal. ¡°Su obra se inspira totalmente en Colombia, en los recuerdos de su infancia, de ese mundo tan provinciano que era Medell¨ªn en los a?os 30 y 40¡±, apunta la hija. Con el cambio de siglo, don¨® la totalidad de su colecci¨®n a Colombia en lo que considera la decisi¨®n m¨¢s importante y satisfactoria de su vida. Adem¨¢s de las obras exhibidas en los museos en Bogot¨¢ y Medell¨ªn, otra de sus esculturas es quiz¨¢s el mayor testimonio de la transformaci¨®n de la capital antioque?a, y del terror que sufri¨® en tiempos del narcoterrorismo de finales del siglo pasado. Cuando una bomba destroz¨® la paloma con su firma que se exhib¨ªa en una plaza de la ciudad ¨Ccon un saldo de 26 muertos y un centenar de heridos-, Botero pidi¨® que no la reconstruyeran. Qued¨® como un monumento desfigurado, y al lado hizo otra paloma como homenaje a la paz. As¨ª se mantiene. La guerra y la paz de Colombia, a trav¨¦s de su artista m¨¢s universal.
Babelia
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