Los ogros siguen libres
Est¨¢ correctamente narrada pero la veo en estado tibio, su argumento tan terrible no me otorga ni fr¨ªo ni calor
El tema de Gracias a Dios es s¨®rdido y sobre ¨¦l imper¨® durante demasiado tiempo la ley del silencio, pero sospecho que se remonta a los or¨ªgenes de la humanidad. Habla de casos reales que ocurrieron en la ciudad de Lyon. De un cura que abus¨® sexualmente de decenas de ni?os. O sea, que no solo se ceb¨® con sus cuerpos, sino que jodi¨® su cabeza y su esp¨ªritu a perpetuidad. Desde hace unos a?os el asqueroso argumento est¨¢ de actualidad, pero hasta los habitantes del limbo saben que ha ocurrido siempre. Es la historia del fuerte acorralando al d¨¦bil, de las impunes violaciones que ejerce el poder sobre los indefensos. Porque quiere, porque puede, porque le dejan.
Al cine de Fran?ois Ozon siempre le ha caracterizado la enfermiza vocaci¨®n de navegar por la oscuridad
Hace cuatro a?os el cine norteamericano (creo que ahora hay que denominarlo estadounidense), que cuando est¨¢ en forma es inmejorable, realiz¨® una pel¨ªcula extraordinaria titulada Spotlight sobre la larga y escalofriante investigaci¨®n que hizo el peri¨®dico The Boston Globe acerca de violaciones de cr¨ªos por parte de sacerdotes que presuntamente deb¨ªan educarlos y tutelarlos. La tarea fue ardua. Los reporteros se enfrentaban no solo al inmenso poder de la Iglesia que silenci¨® esos cr¨ªmenes haciendo rotar por otras parroquias a los asesinos de la inocencia para que encontraran nuevas v¨ªctimas, sino tambi¨¦n al poder pol¨ªtico, econ¨®mico y social de las ¨¦lites de Boston. Esa tragedia y su complejidad estaban admirablemente descritas por Thomas McCarthy, guionista y director, y mod¨¦licamente interpretadas por actores que no fallan nunca: Mark Ruffalo, Stanley Tucci, Rachel McAdams, Michael Keaton, Liev Schreiber, gente as¨ª. La he revisado seis o siete veces y siempre me deja turbado.
GRACIAS A DIOS
Direcci¨®n: Fran?ois Ozon
Int¨¦rpretes: Melvil Poupaud, Denis Menochet, Swann Arlaud.
G¨¦nero: drama. Francia, 2019.
Duraci¨®n: 137 minutos.
Al cine del director franc¨¦s Fran?ois Ozon siempre le ha caracterizado la enfermiza vocaci¨®n de navegar por la oscuridad, las retorcidas tramas psicol¨®gicas; me inquieta a veces y tambi¨¦n puede resultarme insoportable. En cualquier caso, es reconocible, muy personal. Aqu¨ª describe con tono entendible, de forma muy correcta, con metraje excesivo, con flashbacks que me sobran sobre la infancia de los protagonistas, la denuncia de un grupo de cuarentones contra el cura que les viol¨® cuando eran boy scouts dependientes de una di¨®cesis. El violador en serie admite ante ellos su culpabilidad y su remordimiento, el arzobispo es informado, se supone que las autoridades religiosas van a investigar lo condenable, a pedir perd¨®n, a ofrecer reparaci¨®n, pero todo es una farsa, la eterna y conveniente hipocres¨ªa. Ante ello, las v¨ªctimas deciden actuar, montar una asociaci¨®n para enfrentarse al muro ancestral e impenetrable.
Es curioso el planteamiento de que las v¨ªctimas, con alguna atormentada excepci¨®n, tienen una vida estable, les funciona su familia y su integraci¨®n social. Algunos tampoco perdieron la fe en su religi¨®n. Y me resulta un poco sorprendente la comprensi¨®n y la solidaridad absolutas que muestran hacia ellos sus padres, sus hermanos, sus mujeres y sus hijos. Celebro su reivindicaci¨®n y su lucha, lamento la barbarie que sufrieron, les deseo lo peor a sus acosadores, pero veo y escucho esta pel¨ªcula tan correcta y necesaria sin implicarme excesivamente en su tormento. Cuentan que en Francia el p¨²blico se ha sentido apasionado, muy ofendido el clero y que la controversia ha sido notable. No es mi caso, est¨¢ correctamente narrada, pero la veo en estado tibio, ese argumento tan terrible no me otorga ni fr¨ªo ni calor.
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