Lecci¨®n de humildad y erudici¨®n de Ida Vitale
La poeta uruguaya ofrece una lecci¨®n de espontaneidad y sabidur¨ªa al recoger el Premio Cervantes. Es la quinta mujer distinguida con el m¨¢ximo galard¨®n de las letras en espa?ol desde que se instaur¨® en 1976
Un final improvisado lo dijo todo. Ida Vitale (Montevideo, 1923) hab¨ªa finalizado su discurso. Acall¨® los aplausos con un gesto. ¡°Querr¨ªa hacerme perdonar la audacia de venir aqu¨ª, a este lugar, y meterme a hablar de Cervantes¡±. Solo despu¨¦s descendi¨® las escaleras del p¨²lpito laico del paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, donde esta ma?ana ha recibido el Premio Cervantes 2018 de manos del rey Felipe VI. Hab¨ªa dicho lo que no estaba escrito y quer¨ªa decir, una de esas ¡°cosas absurdas y desacomodadas¡± que le salen del alma, como los besos que envi¨® con la mano al p¨²blico al recoger el premio y al Rey tras escuchar su discurso.
Si una estad¨ªstica tuviese sentimientos, se podr¨ªa concluir que al Premio Cervantes le gustan tan poco las escritoras como los autores uruguayos. Con Ida Vitale mitig¨® una pizca ambas cojeras. Ayer se convirti¨® en la quinta mujer en recibir el galard¨®n y el segundo autor uruguayo, tras Juan Carlos Onetti (1980), compa?ero de filiaci¨®n po¨¦tica de la propia Vitale: la Generaci¨®n de 1945.
Incluso en una ceremonia protocolaria, ensayada ya en m¨¢s de 40 ocasiones desde que se concedi¨® el premio por primera vez en 1976, aflor¨® esa naturaleza h¨ªbrida de la poeta uruguaya, tan dotada para la erudici¨®n como para la espontaneidad. ¡°Ahora seres ben¨¦volos y palpables movieron las piezas de un superior ajedrez, situ¨¢ndolas en posici¨®n favorable y ac¨¢ estoy, agradecida, emocionada¡±, se?al¨® ante un auditorio con m¨¢s poetas que pol¨ªticos, salvo algunas excepciones obligadas como la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el ministro de Cultura, Jos¨¦ Guirao.
Confes¨® Vitale que, pese a su escepticismo, mantiene cierta confianza infantil en las coincidencias. Estos d¨ªas, mientras el discurso rondaba por su cabeza, escuch¨® en dos ocasiones por casualidad Pompa y circunstancia, de Elgar, cuya pertinencia hoy habr¨ªa quedado fuera de duda. Tambi¨¦n que al reordenar su biblioteca en Montevideo descubri¨® un apego a prueba de mudanzas y exilios por El Quijote, cuyas ediciones repetidas la acompa?an aunque escasee el espacio. Un libro en el que ha depositado, como un pensamiento m¨¢gico, la capacidad ¡°de precipitar hacia m¨ª la buena voluntad del azar¡±.
El Quijote lleg¨® a la vida de la ni?a Ida Vitale mediante las baldosas de una pileta que reproduc¨ªa molinos y jinetes y donde beb¨ªa agua en el patio de su colegio. Ante acad¨¦micos y dem¨¢s popes de la lengua, confes¨® que a¨²n hoy prefiere la versi¨®n ilustrada que le regalaron en la adolescencia a los ocho vol¨²menes de los Cl¨¢sicos Castellanos. Luego hizo lecturas tard¨ªas y parciales, a menudo con la intenci¨®n de encontrar ¡°una aprovechable aplicaci¨®n a un tema importante en ese momento para m¨ª, en busca de alguna iluminaci¨®n necesaria o por recordar con suma precisi¨®n la felicidad de mi primer encuentro con aquellas p¨¢ginas¡±.
Toda la admiraci¨®n por el ¡°maravilloso mundo cervantino¡± culmin¨®, sin embargo, en una disensi¨®n que da cuenta de la humildad de la poeta: ¡°Con todo lo que las afirmaciones de don Quijote, prudente y aun sabio, me reclaman de acatamiento, para terminar debo disculparle una afirmaci¨®n que como suya, podr¨ªa ser aceptada sin m¨¢s: ¡®Que no hay poeta que no sea arrogante y piense de s¨ª que es el mayor poeta del mundo¡¯. No es mi caso, puedo asegurarlo¡±.
La poeta se detuvo especialmente sobre las influencias de su ni?ez, ya fuesen libros, familiares o profesoras. En aquellos d¨ªas de la infancia en los que devoraba obras como Los tres mosqueteros le pidieron que leyera el poema Cima, de Gabriela Mistral: ¡°La hora de la tarde, / la que pone su sangre en las monta?as¡±. El ministro de Cultura, Jos¨¦ Guirao, record¨® esta ma?ana esa piedra fundacional de su vocaci¨®n: ¡°No alcanza a entenderlo [el poema]. Sin embargo, ese supuesto ¡®error pedag¨®gico¡¯ a su vez le impone un misterio. Se trata del misterio de la verdadera poes¨ªa que en su desciframiento nunca queda del todo revelada al plantear otros misterios continuados¡±.
En su discurso, el Rey evoc¨® algunas figuras esenciales en la carrera de Ida Vitale, como el escritor Jos¨¦ Bergam¨ªn, su profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias en Montevideo a finales de los cuarenta; o Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, al que ella considera el mejor poeta de Espa?a del siglo XX. ¡°Lo que no pod¨ªan sospechar los maestros complementarios de Ida Vitale es que ella tambi¨¦n se ver¨ªa obligada a trasterrarse d¨¦cadas despu¨¦s con su marido, el poeta Enrique Fierro¡±, record¨® el Monarca, en alusi¨®n al exilio de una d¨¦cada que ambos pasaron en M¨¦xico durante la dictadura en Uruguay.
La biograf¨ªa de Ida Vitale est¨¢ repleta de varias vidas. En 2018 emprendi¨® una nueva: decidi¨® regresar al origen al tiempo que el mundo de las letras se atropellaba en reconocimientos. Hizo las maletas en Texas, donde hab¨ªa residido tres decenios con su marido, Enrique Fierro, hasta que este falleci¨®, y se instal¨® en Montevideo mientras la distingu¨ªan con el Premio Internacional de la Feria del Libro de Guadalajara y el Cervantes.
Y los premios son importantes. Tambi¨¦n para esa se?ora culta, vitalista y bienhumorada. ¡°Es elegante decir que los premios no significan nada pero, caramba, ?si todos sabemos que reina la idea de que los premios 'hacen a los escritores!¡±, escribi¨® en 2012 en un art¨ªculo en Letras Libres. Hablaba entonces de Nicanor Parra y recordaba que ella tambi¨¦n hab¨ªa pertenecido a ¡°una secta adicta, participativa y detractora¡± que aguardaba por el Cervantes para el poeta chileno.
Un d¨ªa Vitale y Parra estuvieron a punto de matarse en un coche. Viajaban de Valpara¨ªso a Santiago de Chile, acompa?ados tambi¨¦n por Enrique Fierro, en un volkswagen conducido por el chileno por una carretera de monta?a que zigzagueaba entre abismos. ¡°En una curva dimos casi de narices con un cami¨®n detenido. Por un milagro no hab¨ªa quedado el auto bajo el trasero inmenso del veh¨ªculo que ocupaba buena parte del estrecho camino¡±, relato la poeta en Resurrecciones y rescates. Pero no ocurri¨®. En 2011 el antipoeta gan¨® el Cervantes y, siete a?os despu¨¦s, lo hizo Vitale, la ¨²nica superviviente de aquel coche que serpenteaba entre abismos chilenos. El milagro, el azar, la vida o lo que sea decidi¨® ignorar el verso con el que la uruguaya cierra su poema Reconozco que se me caen las l¨¢grimas: ¡°El futuro no es tuyo¡±.?
Babelia
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