Elogio de la traducci¨®n
Trasladar un texto a otro idioma es una herramienta de resistencia (y de reflexi¨®n) contra el pensamiento homogeneizado
En la semana en la que celebramos el libro, ese objeto vers¨¢til cuyo dise?o apenas ha variado a lo largo del tiempo, hay que subrayar su relaci¨®n ¨ªntima y pr¨®spera con la traducci¨®n. La literatura, que a menudo consumimos vertida de otro idioma, puede cumplir dignamente tanto la funci¨®n de captar la curiosidad de un lector solitario durante unas horas muertas en un aeropuerto como convertirse en un refugio multitudinario para los sentimientos m¨¢s complejos y desbordantes. Cuando Notre Dame a¨²n humeaba, lectores de todo el mundo recurr¨ªan a Victor Hugo, como si la madera calcinada de su estructura se pudiera reconstruir con la celulosa de las p¨¢ginas de su c¨¦lebre novela sobre el jorobado Quasimodo. Tambi¨¦n se acudi¨® a Ernest Hemingway cuando el terrorismo atac¨® la capital francesa o a George Orwell despu¨¦s de que Edward Snowden desvelase la red de vigilancia mundial.
Gracias a los traductores, podemos acceder a esas obras en nuestra propia lengua, diferente de aquella en la que se expresaron originariamente. La traducci¨®n, gesto pol¨ªtico y filos¨®fico que hace realidad el ideal de uni¨®n y comprensi¨®n m¨¢s all¨¢ de las fronteras ling¨¹¨ªsticas, es una herramienta de resistencia (y de reflexi¨®n) contra el pensamiento homogeneizado. No s¨¦ si se habr¨¢ escrito o filmado ya una distop¨ªa sobre una realidad en la que se haya erradicado la traducci¨®n, un mundo condenado a la monoton¨ªa ling¨¹¨ªstica y radicalmente distinto al nuestro, basado en la circulaci¨®n de ideas de un idioma a otro. Orwell plasm¨® una variante en 1984 imaginando la imposici¨®n de una neolengua simplificada al extremo para gobernar el pensamiento de la poblaci¨®n.
Toda traducci¨®n ensancha la lengua de destino, pues integra nuevas maneras de decir y pensar. Es un viaje hacia lo otro y el otro. Seg¨²n el editor Roberto Calasso, una buena traducci¨®n no se reconoce por su fluidez, al contrario de lo que se suele afirmar, sino por todas las f¨®rmu?las ins¨®litas y originales que el traductor ha tenido el valor de conservar y defender. Aun as¨ª, en nuestro mundo pluriling¨¹e, a menudo se sigue viendo al traductor como sospechoso de alta traici¨®n por atreverse a verter t¨ªtulos extranjeros en su lengua con la aspiraci¨®n de reproducir los matices del original. ?Qu¨¦ deb¨ªa pensar uno de nuestros mejores traductores, el gran Miguel S¨¢enz, cuando trajo al espa?ol la contundente opini¨®n de Thomas Bernhard acerca de que ¡°un libro traducido es como un cad¨¢ver mutilado por un coche hasta quedar irreconocible¡±?
Hay otros escritores que, a diferencia del austriaco y sus ac¨®litos, han ensalzado el arte de traducir. Borges dec¨ªa que, en realidad, es el texto original el que es infiel a la traducci¨®n. Esta aparente ocurrencia resume una po¨¦tica de este oficio que, en lugar de priorizar la correspondencia palabra por palabra, lo entiende como un acto de creaci¨®n literaria. De hecho, Borges, en su curr¨ªculo, antepon¨ªa sus traducciones a su obra original. Nabokov, por su parte, colocaba su versi¨®n al ingl¨¦s de Eugenio Oneguin, de Pushkin, en la c¨²spide de su aportaci¨®n a las letras universales.
Quien traduce debe arriesgar y dosificar a partes iguales y entender que ser fiel no equivale a ser servil. M¨¢s de un te¨®rico ha observado que hay una flagrante contradicci¨®n en insistir en que el c¨®digo ¨¦tico al que debe someterse el traductor se basa en la objetividad y en la no intervenci¨®n, una concepci¨®n seg¨²n la cual se pretende convertir a un participante fundamental de esta transacci¨®n ling¨¹¨ªstica en una entidad di¨¢fana cuya existencia, parad¨®jicamente, se niega. El traductor, entendido as¨ª, ser¨ªa un mero instrumento ¨®ptico que permite ¡°enfocar¡± una obra escrita en una lengua extranjera, pero recordemos que cualquier lente, incluso la m¨¢s precisa, arroja una aberraci¨®n ¨®ptica en la imagen resultante. Afirmaba Alphonse de Lamartine: ¡°En mi opini¨®n, la obra literaria m¨¢s dif¨ªcil es la traducci¨®n¡±, y esa dificultad reside en lo ut¨®pico que es tratar de o¨ªr en el otro tu propia voz y, a la vez, hablar con esa voz ajena. Solo cuando se pretende esta quimera, el traductor cumple con el dif¨ªcil reto de ser fiel, a la vez, a dos amos igual de exigentes, el autor de la obra y el lector de la traducci¨®n.
?Perdemos algo al traducir un texto de una lengua a otra? Todo acto comunicativo est¨¢ plagado de errores y confusiones. Dice un antiguo proverbio yidis que una persona oye una palabra, pero comprende dos. Traducir es el arte de la aproximaci¨®n y, por ello, hay que saber convivir con el error. ¡°Fracasa mejor¡±, repet¨ªa Beckett, porque el fracaso es inevitable. Apuntaba Ivo Andri? que es f¨¢cil descubrir imperfecciones, o incluso errores, en la obra de los mejores traductores, pero muy dif¨ªcil comprender la complejidad y el valor de su trabajo. Traducimos y seguiremos traduciendo, porque, si queremos ampliar nuestras coordenadas y salir al encuentro de otras culturas, no nos queda otro remedio. Al cruzar la frontera del idioma, siempre nos confiscan algo en la aduana, pero bien merece el viaje llegar al destino con la maleta llena. Traducir es el triunfo de una utop¨ªa, as¨ª que con ella siempre ganamos. A fin de cuentas, como dijo la poeta Elizabeth Bishop, el arte de perder no es ning¨²n desastre.
Trasladar un texto a otro idioma es una herramienta de resistencia (y de reflexi¨®n) contra el pensamiento homogeneizado
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.