Cuando la juventud llama a destiempo
¡®El puente de Alexander¡¯, de Willa Carter, narra la atormentada situaci¨®n de un hombre que ama a dos mujeres
Esta primera novela de Willa Cather lleva un ep¨ªlogo que la autora escribi¨® para a?adirlo a la reedici¨®n de la misma a?os despu¨¦s de su aparici¨®n. Es frecuente que un autor se sienta desanimado al releer una obra primeriza suya; en este caso, y teniendo en cuenta que escribi¨® una obra maestra ¡ªMi ?ntonia (Alba, 2.000), tan s¨®lo seis a?os despu¨¦s¡ª, no es de extra?ar que la reedici¨®n de El puente de Alexander le hiciera sentirse inc¨®moda. Desde la altura literaria alcanzada por la se?ora Cather s¨ª que hay una raz¨®n para su incomodidad porque ¡ªella misma lo se?ala en su segundo comentario¡ª se advierte en seguida la influencia de Henry James y de Edith Wharton, dos paradigmas ineludibles en aquellos momentos, pero, aparte de que las influencias est¨¢n para eso, para hacer arrancar un camino literario, conviene advertir que la escritura de Cather es ya de una calidad excelente, tanto en las descripciones de ambiente como en los detalles que significan a los personajes; la sugerencia, la sutileza y el misterio de sus admirados James y Wharton est¨¢n asimil¨¢ndose ya. El meollo de la incomodidad de la autora no es tanto el estilo como el asunto de la novela propiamente dicho porque, como ella misma se?ala, no es un asunto suyo sino impostado. Cuando la se?ora Cather debe decidir su futuro literario elige pronto el mundo bien distinto en el que desarrollar¨¢ sus obras, un mundo de pioneros, desde el mencionado Mi ?ntonia hasta Una dama extraviada (Alba) o La muerte llama al arzobispo (C¨¢tedra), entre otras. A El puente¡ s¨®lo le falta un punto de convicci¨®n y alg¨²n exceso propio de quien no pisa su propio terreno.
El nudo de El puente de Alexander es la atormentada relaci¨®n de un hombre consigo mismo respecto a dos mujeres: de un lado, Winifred, su esposa y madre de sus hijos ¡ªuna relaci¨®n prendida en la naturaleza moral que une a ambos y que sustenta en un amor firme¡ª; del otro lado, Hilda Burgoyne, una actriz inglesa de talento, por la que se siente irresistiblemente atra¨ªdo. Ama a dos mujeres que poseen una alta calidad humana. Lo que atormenta a Alexander es que la segunda representa la llamada emocional de una reactivaci¨®n de la juventud ya pasada, pero su dilema es que no quiere tener que elegir entre la firmeza moral consciente y conjuntamente construida de su hogar y la energ¨ªa de la juventud que lo llama a destiempo. Si a?adimos la noble y dram¨¢tica lucha por hacer casar las dos opciones, excluyentes en la medida en que cualquiera de las dos hiere de modo indeseado a la otra, ya tenemos, con la ayuda de una escritura tan precisa como elegante, la sugerente sombra de James encima de la novela.
Alexander, un renombrado constructor de puentes, est¨¢ edificando el m¨¢s arriesgado de todos por su extensi¨®n. Le avisan de un inminente desastre posible y acude presuroso. En la descripci¨®n de la tensi¨®n que los cables del puente no pueden soportar, el drama moral de Alexander se manifiesta. Lo que era imposible salta en pedazos, como el propio Alexander. Tras el desastre, el dolor empieza a refluir lentamente. Una primera novela brillante y muy atractiva de una de las grandes escritoras norteamericanas del siglo XX.
El puente de Alexander. Willa Cather. Traducci¨®n de Miguel Temprano. Alba Editorial, 2019. 120 p¨¢ginas. 14 euros.
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