?chenle guindas a Random
Tras la compra de Salamandra por el gigante editorial, el duopolio imperfecto de la edici¨®n espa?ola se afianza
01. Concentraciones
Ruego a mis cada vez m¨¢s problem¨¢ticos improbables que me disculpen por la obscena autocita. En el Sill¨®n de Orejas (V¨ªsperas) del 14 de octubre de 2017 se le¨ªa: ¡°Me llegan rumores (ojo: sin confirmar) acerca de una presunta compra supermillonaria que la compa?¨ªa que dirige la prudente Nuria Cabut¨ª estar¨ªa a punto de cerrar, y que implicar¨ªa la incorporaci¨®n al supergrupo de una saneada editorial independiente de gran tama?o cuyos propietarios estar¨ªan deseando retirarse a su Arcadia m¨¢s o menos ampurdanesa. Solo rumores, por ahora. Pero si ocurriera, que Dios nos coja (a¨²n m¨¢s) concentrados¡±. De modo que lo de la compra de Salamandra por Penguin no me ha pillado de sorpresa porque, a pesar de lo que ahora digan, no se ha tratado de un proceso r¨¢pido.
Hace a?o y medio, cuando desde una agencia literaria me lleg¨® el soplo, le pregunt¨¦ a mi amigo, el malogrado Claudio L¨®pez de Lamadrid, qu¨¦ hab¨ªa de cierto en el rumor, y puso cara de p¨®quer mientras negaba todo. Me consta que, tras el peque?o revuelo que caus¨® mi comentario, los filtros se perfeccionaron y el secreto se hizo m¨¢s espeso, aunque las negociaciones continuaron con intermitencia programada hasta llegar al anuncio de hace unos d¨ªas. En realidad, y desde la compra de Alfaguara (2014) ¡ªseguida de la de Ediciones B¡ª, Random no ha cesado en su intento de sorpasso de Planeta, su principal rival en un mercado de 550 millones de hispanohablantes.
Como casi todos los comentaristas han se?alado, ya quedan muy poquitas editoriales independientes de tama?o medio ¡ªque son las que pueden calmar el desaforado apetito (lo que en medicina se conoce como s¨ªndrome de Prader-Willi) que los grandes grupos llevan inscrito en su ADN¡ª, de modo que, con estas compraventas, el valor de cambio de las editoriales medianas que quedan aumenta exponencialmente, algo de lo que seguro habr¨¢n tomado nota sellos como Siruela, Acantilado o Turner, por poner los primeros que se me ocurren (y sin que ninguno de sus propietarios, que yo sepa, est¨¦ pensando en una tranquila jubilaci¨®n con o sin retiro en el Ampurd¨¢n). El duopolio imperfecto de la edici¨®n espa?ola se afianza: esta semana, y seg¨²n alguna lista de best sellers, ocho de los diez libros m¨¢s vendidos en el campo de la ficci¨®n se los reparten entre Random y Planeta, as¨ª como seis de los diez de no ficci¨®n.
?Que cu¨¢nto han pagado a Sigrid Kraus y Pedro del Carril, los veteranos y vocacionales editores propietarios de Salamandra? Bueno, ese secreto est¨¢ encerrado bajo siete llaves, pero sirva de referencia un par de datos: 1) Salamandra es una editorial perfectamente gestionada, bien distribuida, con un cat¨¢logo honesto y muy rentable y con colecciones (incluida la de novela gr¨¢fica) dirigidas por prestigiosas profesionales; y 2) en 2014, cuando Random compr¨® Alfaguara por 72 millones de euros ¡ªun chollo¡ª, el mundo del libro estaba en plena crisis, y el sello (entonces) de Prisa no se encontraba en el m¨¢s brillante de sus momentos (a pesar de la rentabilidad de sus tres estrellas: Vargas Llosa, P¨¦rez-Reverte, Mar¨ªas). As¨ª que h¨¢ganse una idea de lo satisfechos que se habr¨¢n quedado en Salamandra.
Por supuesto y, como es de rigor, ambas partes han asegurado que nada va a cambiar; claro que en las absorciones editoriales el sobad¨ªsimo mantra de Tancredi Falconeri funciona al rev¨¦s: es preciso que todo siga igual para que todo cambie. Y, mientras tanto, a esperar qu¨¦ trebejo mueve ahora Planeta en el ajedrez del negocio. Para terminar, y como an¨¦cdota personal, recuerdo que una vez, hace mucho tiempo, revel¨¦ en estas mismas p¨¢ginas que Planeta se dispon¨ªa a comprar una prestigiosa editorial literaria independiente; me llam¨® por tel¨¦fono su indignad¨ªsima responsable, supongo que ¡°con el rostro hecho brasa y los ojos fuego¡±, para neg¨¢rmelo taxativamente; algunas semanas m¨¢s tarde se confirmaba la venta, y la indignada se?ora todav¨ªa no me ha perdonado que me adelantara. En todo caso, como ya me tem¨ªa en 2017, Dios nos ha vuelto a coger m¨¢s concentrados. Y as¨ª hasta la derrota final.
02. Secretos
Me paso el d¨ªa leyendo, de modo que cuando termina mi jornada, me pongo la tele para intentar descansar de mi trabajo. Vano empe?o, la mayor¨ªa de las veces. La otra noche, por ejemplo, me dej¨¦ hipnotizar por Secretos de Estado (SdE), una serie de Telecinco que hace honor a la basura est¨¦tica e ideol¨®gica abundante en la programaci¨®n de la cadena. Con el ojo (estr¨¢bico) puesto en House of cards, SdE se centra en el entorno hipercorrupto de un presidente del Gobierno de Espa?a cuya hija coquetea con un drogadicto que resulta asesinado, se tira a todo bicho viviente, y se queda embarazada de un escolta de pap¨¢; la esposa del presi es una ambiciosa Mesalina capaz de asesinar; el jefe del partido, un gay manipulador (a cuyo amante apiola su trastornada esposa) que parece dise?ado por un votante hom¨®fobo de Vox; y el propio presidente, un chisgarab¨ªs tontorr¨®n y ambicioso que copula con su jefa de prensa, c¨®mplice de un intento de magnicidio, y luego mete a su esposa en chirona. Todo ello, y mucho m¨¢s (incluidos suicidios), cutremente bizantino, astracanesco, vulgar, y de un mesmerizante mal gusto.
Super¨¦ mis arcadas olvid¨¢ndome de la tele y regresando a la novela en pruebas que hab¨ªa dejado a medias: Despu¨¦s de Kim (Duomo; a la venta el 13 de mayo), de la cineasta ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, una historia sencilla y honesta, acerca del desamor, la p¨¦rdida y el reencuentro de una madura pareja brit¨¢nica a la que re¨²nen la tragedia y la b¨²squeda (en Espa?a) del asesino de su hija. La novela puede ser, adem¨¢s, la base de un posible guion que, con la experiencia de su autora, resultar¨ªa mucho m¨¢s atractivo que el de la vergonzosa serie de marras.
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