Las acequias de la memoria
Seis libros emplean distintas estrategias para articular los recuerdos: desde los miedos m¨¢s ¨ªntimos y los viajes en tren o en caravana hasta los ¨¢lbumes de fotograf¨ªas familiares y las lecturas de toda una vida
Dado lo inasible de la memoria, canalizarla imponi¨¦ndole l¨ªmites tem¨¢ticos para facilitar su organizaci¨®n es una pr¨¢ctica literaria habitual. Estas seis propuestas memor¨ªsticas estructuran los recuerdos en torno a un tema, un lugar o incluso un medio de transporte, y al hacerlo el resultado es una serie de textos singulares.
El fragmento de vida es la variante de la autobiograf¨ªa elegida por la escritora francesa Claire Legendre en El nen¨²far y la ara?a. En la colecci¨®n de breves textos que conforman el libro, Legendre explora el cuerpo en los momentos en que se ve acorralado por los m¨²ltiples tent¨¢culos del miedo; y es que el cuerpo es uno de los principales artefactos de los que se vale la memoria para mantener presentes los acontecimientos m¨¢s significativos de una vida. Legendre describe con precisi¨®n toda la paleta de temores que encierran la hipocondr¨ªa y las fobias (¡°los f¨®bicos lo saben: la presencia de la ara?a en la habitaci¨®n es mucho m¨¢s odiosa que la ara?a en s¨ª¡±), y su sensibilidad hacia el organismo le permite explorar temas tan ¨ªntimos como el miedo a la muerte o la verg¨¹enza, que por medio de su escritura convierte en universales.
Otro elemento particularmente eficaz para reactivar la memoria es el viaje. En Diario franc¨¦s. Vivir a trav¨¦s de cristal, el poeta argentino Arnaldo Calveyra narra de modo l¨ªrico su llegada a Par¨ªs en 1959, y sus diversos viajes a Espa?a durante esa ¨¦poca. En estos textos, que constituyen una espaciosa puerta de entrada a su obra, Calveyra se desmarca de lo cl¨¢sicamente diar¨ªstico al incluir entrevistas, cartas y otros materiales ¡ªpor ejemplo, la lista de preguntas del examen de ingreso en Cambridge para estudiar humanidades¡ª, con los que consigue convertir lo nimio en arte. Vemos a un joven Calveyra emocionado tras su llegada a esa ciudad m¨ªtica de la literatura, donde cultivar¨ªa la amistad de Alejandra Pizarnik, Cort¨¢zar o Peter Brook, y a otro m¨¢s reflexivo cuya vocaci¨®n es el idioma, como ¨¦l mismo afirma, y que nos proporciona intuiciones tan poderosas como esta: ¡°S¨ª, para conocer un pueblito de Espa?a tienes que pararte donde haya una fuente y beber del agua. (...) Y si es un ni?o quien te habla antes que nadie de ese pueblo, ver¨¢s que el agua que bebiste se le parec¨ªa fielmente, y que ese saber tan repentino, tan incomunicable acaso en lo singular, era tan simple como el agua de esa fuente¡±.
Los frecuentes desplazamientos en tren a lo largo de su vida han llevado al poeta italiano Valerio Magrelli a escribir La vicevida. Trenes y viajes en tren. Magrelli ha acu?ado el t¨¦rmino ¡°vicevida¡± para definir la que tiene lugar en esos momentos en los que actuamos ¡°como veh¨ªculo de nosotros mismos¡±, en espacios en los que nos vemos obligados a esperar para obtener un resultado, por ejemplo, en la consulta de un m¨¦dico ¡ªsituaci¨®n que ¨¦l denomina ¡°burocracia del cuerpo¡±¡ª, o en un tren en marcha, en el que estamos de alg¨²n modo encerrados, tanto espacial como temporalmente. Magrelli, que a menudo toma el tren para ir a trabajar, es un consumado experto en afeitarse en el ba?o del vag¨®n para ahorrar tiempo y as¨ª poder levantarse algo m¨¢s tarde, y conoce a la perfecci¨®n las l¨®gicas y picarescas ferroviarias, que narra con gracia y sensibilidad.
En el libro de Ivan Jablonka est¨¢n recogidos los a?os ochenta desde la mirada de un ni?o de clase media francesa
Otro medio de transporte muy propenso a evocaciones y recuerdos es la caravana o camping-car, como la llama Ivan Jablonka en su relato autobiogr¨¢fico, que la homenajea hasta en el t¨ªtulo. A lo largo de En?camping-car, el escritor franc¨¦s nos lleva de vacaciones por Estados Unidos y por pa¨ªses de la cuenca mediterr¨¢nea en compa?¨ªa de su familia y de amigos de sus padres. En este libro est¨¢n recogidos los a?os ochenta desde la mirada de un ni?o de clase media francesa, y tambi¨¦n, los dramas y alegr¨ªas que solo se pueden experimentar en la infancia. Son particularmente sugestivas las reflexiones de Jablonka sobre c¨®mo autorretratarse en un relato. Los tres yoes narrativos que ¨¦l detecta al leer este tipo de textos ¡ªel yo-confidencia, el yo-destino y el yo-totalidad, que es el que recapitula el curso de una existencia comenzando por el final¡ª no le convencen, por eso propone otro modo de hablar sobre s¨ª mismo que implica ¡°entender en qu¨¦ medida nuestra unicidad es producto de un colectivo, de la historia y de lo social¡±. Jablonka elige narrar desde un ¡°yo-problema construido bajo la mirada de las ciencias sociales¡±, lo cual no le resta a su libro ni un ¨¢pice de frescura, pues se encuentra plagado de an¨¦cdotas y de palabras que conforman un l¨¦xico familiar, por emplear el t¨¦rmino que acu?¨® Natalia Ginzburg. Uno de estos vocablos propios de su familia es¡°spot¡±, una palabra clave en la l¨®gica del campista, ya que es el punto donde se decide pasar la noche: ¡°Nosotros dec¨ªamos spot y la palabra ten¨ªa una carga afectiva ligada al olfato, al instinto, a la inventiva que hab¨ªa sido necesaria para detectar el lugar y para alcanzarlo¡±.
El l¨¦xico familiar est¨¢ tambi¨¦n presente en La casa de los pintores de Rodrigo Mu?oz Avia. El autor es consciente de la responsabilidad que implica llevar los apellidos de dos pintores can¨®nicos de la historia del arte espa?ol del siglo XX: Lucio Mu?oz y Amalia Avia. En este libro de recuerdos, el hijo de ambos esboza su vida cotidiana en la casa familiar, un oasis art¨ªstico madrile?o que transcurr¨ªa entre ¨®leos, aguarr¨¢s y visitas de protagonistas del arte y de la cultura espa?oles de finales del franquismo y principios de la democracia como Antonio L¨®pez, Juana Mord¨® o Crist¨®bal Halffter. Adem¨¢s de las im¨¢genes de lienzos de sus padres, Mu?oz Avia opta por incluir otras fotograf¨ªas m¨¢s ¨ªntimas del ¨¢lbum familiar, en un ejercicio de ¨¦cfrasis en el que describe en qu¨¦ circunstancias y contexto se tomaron, lo que prueba que la fotograf¨ªa realista funciona como detonante id¨®neo para una escritura confesional.
Por ¨²ltimo, en Herido leve, de Eloy Tiz¨®n, la literatura es el elemento de mayor peso memor¨ªstico. Tiz¨®n, uno de los cuentistas contempor¨¢neos m¨¢s prol¨ªficos en castellano, rescata y pule textos escritos a lo largo de tres d¨¦cadas. En ellos reside su intimidad como escritor y lector, pero la dimensi¨®n colectiva de estas lecturas aparece ya desde el pr¨®logo, donde el autor comenta: ¡°Al revisarlos, me he topado con obras de autores publicados en las mejores editoriales, jaleados como imprescindibles por los suplementos culturales hace apenas tres d¨¦cadas que hoy hemos olvidado y fulminado del canon por completo: no est¨¢n¡±. En estos escritos anima a lectores y editores a dar una segunda oportunidad a ¡°determinadas gemas desconocidas¡±, entre las que se encuentran La ni?a de Francesca Duranti o Vidas imaginarias de Marcel Schwob.
?LECTURAS
El nen¨²far y la ara?a
Claire Legendre
Traducci¨®n de Laura Salas
Tr¨¢nsito, 2019
140 p¨¢ginas. 16,90 euros
La vicevida: trenes y viajes en tren
Valerio Magrelli
Traducci¨®n de Ernesto Hern¨¢ndez Busto
Kriller, 2019
120 p¨¢ginas. 14,50 euros
Diario franc¨¦s. Vivir a trav¨¦s de cristal
Arnaldo Calveyra
Adriana Hidalgo, 2019
288 p¨¢ginas. 17 euros
En camping-car
Ivan Jablonka
Traducci¨®n de Agustina Blanco
Anagrama / Libros del Zorzal, 2019
192 p¨¢ginas. 16,90 euros
La casa de los pintores
Rodrigo Mu?oz Avia
Alfaguara, 2019
272 p¨¢ginas. 18,90 euros
Herido leve. Treinta a?os de memoria lectora
Eloy Tiz¨®n
P¨¢ginas de espuma, 2019
656 p¨¢ginas. 24 euros
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