La doble revoluci¨®n de las mujeres republicanas

Hubo un d¨ªa en que los bailes eran canteras de sindicalistas y la historia obligaba a crecer m¨¢s deprisa. Entonces la revoluci¨®n estaba en la boca de todos y Josefina Carpena-Amada (Barcelona, 1919 ¨C Marsella, 2005), mejor conocida como Pepita Carpena, ten¨ªa claro que se entregar¨ªa a ella. Obrera en una f¨¢brica textil desde los 12 a?os, se inici¨® a la pol¨ªtica de la mano de la CNT y se uni¨® al movimiento Mujeres Libres en la ¨¦poca m¨¢s turbulenta de la Espa?a contempor¨¢nea. Vivi¨® el golpe de Estado, la barbarie del mayo de 1937, la Guerra Civil, la dictadura y el exilio. Siempre luch¨®. Lo hizo al lado de otras muchas mujeres casi invisibles para los anales, pero que lograron estrepitosos avances en igualdad peleando tanto dentro como fuera de casa. ¡°Para ellas fue normal ir al frente, disparar balas, crear un grupo de m¨¢s de 20.000 mujeres, luchar contra sus padres, la homofobia y el machismo¡±, resume Isabella Lorusso, que ha publicado en Espa?a el libro Mujeres en Lucha (Altamarea), 11 entrevistas realizadas a lo largo de 15 a?os a activistas espa?olas, mujeres feministas que vivieron la Guerra Civil y sus duras consecuencias en sus propias carnes.

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Lorusso (Apulia, Italia, 52 a?os) recorri¨® kil¨®metros para dar con mujeres como Pepita Carpena, Teresa Rebull o Blanca Navarro y escribir el libro que le hubiera gustado encontrar cuando lleg¨® a Barcelona en los a?os noventa. Entonces era una estudiante universitaria involucrada en el movimiento feminista y se apasion¨® por el POUM (Partido Obrero de Unificaci¨®n Marxista) y los movimientos izquierdistas de ese per¨ªodo. Rasc¨® en la historia para encontrar a las mujeres republicanas que hab¨ªan luchado con u?as y dientes durante el conflicto y de las que se perdi¨® la memoria. Mujeres anarquistas, milicianas, marxistas o comunistas, de distintas ideolog¨ªas pero con el mismo denominador com¨²n: hacer escuchar su voz. "No encontr¨¦ el libro, encontr¨¦ a la gente real", resume Lorusso en Madrid, donde ha presentado su obra.

Porque si la historia olvida a los perdedores, a¨²n peor es la suerte de aquellos que son apartados dentro del mismo bando derrotado. Carpena admite en su entrevista con la autora, en 1997, que exist¨ªan actitudes machistas dentro del movimiento, pese a que la Segunda Rep¨²blica represent¨® una de las m¨¢ximas expresiones de igualdad de g¨¦nero de la ¨¦poca ¡ªreconoci¨® el voto femenino y despenaliz¨® el aborto, entre otras cosas¡ª. Confiesa que lo m¨¢s duro fue enfrentarse a sus propios compa?eros, que tampoco entend¨ªan del todo ¡ªy llegaron a confundirlo con el libertinaje¡ª el papel del grupo Mujeres Libres, nacido en el seno del anarcosindicalismo para lograr la liberaci¨®n de las mujeres y la igualdad, y que lleg¨® a tener m¨¢s afiliados que el Partido Comunista en su momento m¨¢s ¨¢lgido.

"Pon¨ªan a los hombres ante una contradicci¨®n cotidiana, porque ellos mismos hablaban de c¨®mo cambiar el mundo y luego volv¨ªan a casa y el mundo que hubieran podido cambiar no lo cambiaban", analiza la autora. Fue as¨ª que el choque entre guerra y revoluci¨®n asumi¨® otra dimensi¨®n, m¨¢s oculta, que trascend¨ªa la lucha de clase y de la cual las mujeres fueron protagonistas involuntarias. ¡°Como los estalinistas pensaban que antes hab¨ªa que ganar la guerra y despu¨¦s hacer la revoluci¨®n, muchos hombres cre¨ªan que si ganaban la revoluci¨®n las mujeres autom¨¢ticamente se liberar¨ªan, pero no era as¨ª. Fue tambi¨¦n una revoluci¨®n en casa¡±, contin¨²a. ¡°Hab¨ªa una discriminaci¨®n dentro del mismo grupo y hab¨ªa que hacer la revoluci¨®n al mismo tiempo¡±.

Esta discriminaci¨®n acab¨® sin embargo por ser interiorizada por muchas de las mujeres militantes e hizo que Lorusso se enfrentara a un doble obst¨¢culo: a las dificultades t¨¦cnicas se sum¨® el hecho de que ellas mismas se restaban importancia. Teresa Carb¨® (Begur, 1908 - Le Soler, 2010), la ¨²ltima persona en ver con vida al dirigente del POUM Andreu Nin, es ejemplo de ello. Inicialmente rechaz¨® la entrevista alegando que no ten¨ªa nada que contar. Lorusso la encontr¨® en 2010, poco antes de que falleciera, en una residencia de mayores en Francia. Ten¨ªa 102 a?os, la mayor¨ªa de ellos pasados en el exilio.

Ni Carb¨® ni Carpena se defin¨ªan feministas. Suceso Portales (Zah¨ªnos, 1904 ¨C Sevilla, 1999), quien fue vicesecretaria de Mujeres Libres, explicaba que entonces eran las mujeres de clase media, sufragistas, quienes se apropiaron del t¨¦rmino, y que en el movimiento anarcosindicalista prefer¨ªan definirse femeninas. "A nosotras nos interesaban las mujeres que luchaban dentro y fuera de las paredes dom¨¦sticas", dijo a la autora durante la entrevista. ¡°Los compa?eros no nos dieron elecci¨®n y nosotras decidimos cambiar nuestras vidas antes de cambiar el mundo¡±. Para Lorusso, solo se trata de un tecnicismo: ¡°Yo me defino feminista y considero que ellas eran mucho m¨¢s feministas que yo¡±.

Ellas, mujeres ocultas en historias ocultas, lucharon con la escopeta al hombro, se organizaron, exigieron m¨¢s derechos, estuvieron en la c¨¢rcel, ayudaron a sus compa?eros y los vieron morir, abandonaron sus tierras y cruzaron la frontera cargando a sus hijos. ¡°La libertad es para todos o no es¡±, se?alaba a la autora Concha P¨¦rez (Barcelona, 1915 - 2014), una de las pocas mujeres que combatieron en el frente durante la Guerra Civil.

De las mujeres que aparecen en el libro solo queda viva una, Mar¨ªa Teresa Carbonell (Barcelona, 1926), antigua militante del POUM y presidenta de la Fundaci¨® Andreu Nin de Barcelona. Pero permanecen su legado y su lucha. Lorusso admite que no solo encontr¨® barreras para reconstruir la memoria hist¨®rica de las entrevistadas, tampoco fue f¨¢cil hacer llegar su obra al gran p¨²blico. ¡°Hay que valorizarlas¡±, reflexiona. ¡°Yo solo las entrevist¨¦ y escrib¨ª el libro que hubiera querido encontrar, un libro sobre el coraje del que nadie ha hablado".?