Gene Kerrigan, el maestro desconocido del ¡®noir¡¯ m¨¢s crudo de Irlanda
Antiguo periodista de investigaci¨®n, sus libros bucean en la criminalidad m¨¢s barriobajera y son, a la vez, un retrato despiadado de los triunfadores de la burbuja
Cada uno tiene sus fetiches y yo cuando leo policiales puros y duros los mido con Joseph Wambaugh y su capacidad para contar la vida policial; con Michael Connelly para la relaci¨®n de los polic¨ªas con el poder y con Tana French para calibrar el grado de intensidad y verosimilitud de las relaciones entre los agentes. Cuando leo al irland¨¦s Gene Kerrigan me encuentro con estos tres factores y le sumo uno m¨¢s: su despiadada descripci¨®n de los que triunfan, de la ¨¦lite de la Irlanda campeona, del auge y ca¨ªda de la burbuja y del otro lado de la escala, los delincuentes de medio pelo. Con su paciencia habitual, la editorial Sajal¨ªn est¨¢ publicando tres obras de este experiodista que se ha convertido en uno de los grandes cronistas de la Irlanda contempor¨¢nea. Aqu¨ª va una breve referencia de cada una de ellas para que puedan elegir, aunque yo leer¨ªa todas.
Furia. Una de las grandes ideas que presiden sus novelas es la de que la redenci¨®n no existe, algo muy poco cat¨®lico en un pa¨ªs todav¨ªa muy cat¨®lico. En Furia, que es quiz¨¢s la mejor de las tres, es en la que se ve este aspecto en la figura de varios miembros del clero desenga?ados. Bob Tidey, un buen polic¨ªa que adem¨¢s es un buen hombre y que lleva 20 a?os pateando las calles de Dubl¨ªn, investiga la relaci¨®n entre los asesinatos de un banquero corrupto y de un delincuente de poca monta. En medio, 20 p¨¢ginas de descripci¨®n de un atraco a un furg¨®n (plan, ejecuci¨®n y el desenlace inevitable) que son una delicia absoluta. Una obra llena de ritmo que acelera muy bien en la parte final, cuando sientes la presi¨®n que sufre Tidey, un hombre que nunca se ha llevado un euro pero que es capaz de hacer cosas feas, a veces muy feas, para proteger a gente decente, que no inocente, porque otra idea de Kerrigan es que esa categor¨ªa humana no existe.
Delincuentes de medio pelo. El estreno de Kerrigan en la ficci¨®n tras convertirse en una de las estrellas del periodismo de investigaci¨®n en Irlanda es una narraci¨®n fresca llena de conocimiento del mundo underground en el que pone lo mejor de la tradici¨®n de las novelas crook al servicio de una s¨¢tira de la Irlanda triunfadora. El protagonista, Frankie Crowe, entra con honores en el Olimpo de los desgraciados que buscan al margen de la ley una vida que no tienen ni merecen. Es una notable primera novela que en el final recoge una semilla plantada al inicio y eso hace que termine de manera un tanto artificial, algo que no desluce para nada el conjunto.
El coro de medianoche. Cuando las dos l¨ªneas argumentales de esta novela, l¨ªneas que parecen ajenas pero que sabe que terminar¨¢n confluyendo, llegan a un punto en com¨²n el lector sonr¨ªe y saborea una trama llevada con acierto por el submundo criminal de Irlanda, por los restos de la org¨ªa financiera, por las miserias de los polic¨ªas que luchan contra el mal aunque a veces tambi¨¦n lo encarnen. Una novela de nuevo muy bien llevada, en este caso con un final de altura y en la que si uno cierra los ojos u obvia ciertos nombres y lugares se puede creer que est¨¢ ambientada en la Espa?a que fue de la Champions League, seg¨²n uno de nuestros presidentes. Adem¨¢s, aqu¨ª salen algunos de los protagonistas de Delincuentes de medio pelo (por ejemplo, el polic¨ªa Stephen Grace) con lo que el autor frecuenta esa tradici¨®n de personajes cruzados que tan bien lleva, por ejemplo, Tana French y que es muy refrescante para los que nos pasamos la vida leyendo series protagonizadas por los mismos (y que muchas veces est¨¢n genial, que por eso las leemos).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.