Sonrisas (bergmanianas) de una semana de verano
La isla de F?r?, donde vivi¨® Ingmar Bergman, se convierte en un lugar de peregrinaje cin¨¦filo con su festival anual
?Se puede contar Secretos de un matrimonio (1973) a los ni?os? ?Encerraba la imponente figura de Ingmar Bergman a un humorista camuflado? ?Cu¨¢les son las ra¨ªces de la muy particular relaci¨®n de amor/odio que los suecos mantienen con uno de sus grandes t¨®tems culturales? La respuesta a estas preguntas ¡ªy a muchas otras¡ª pudo encontrarse entre el 24 y el 30 de junio en la programaci¨®n de la Bergmanveckan, la Semana Bergman, el festival que desde 2004 re¨²ne anualmente en la isla sueca de F?r? a cin¨¦filos de todo el mundo para celebrar no solo la huella imborrable que el director y guionista dej¨® en la historia del cine, sino tambi¨¦n para reivindicar los m¨²ltiples rastros de su influencia en el contexto del cine contempor¨¢neo, profundizar en aspectos poco conocidos de la obra del creador de El s¨¦ptimo sello (1957) y ahondar en las sustanciales aportaciones de sus m¨¢s fieles colaboradores.
Bergman descubri¨® la isla de F?r? cuando estaba buscando localizaciones alternativas para su pel¨ªcula Como en un espejo (1961), despu¨¦s de que los productores le desaconsejaran rodar en las escocesas islas Orkney, y el flechazo fue instant¨¢neo. El director reconoci¨® el lugar como la cristalizaci¨®n de su propio espacio interior y all¨ª acabar¨ªa rodando algunas de sus pel¨ªculas m¨¢s relevantes?¡ªPersona (1966), La verg¨¹enza (1968), Pasi¨®n (1969), Secretos de un matrimonio¡ª. Con su variedad de paisajes, su prodigiosa luz ¡ªque en la ¨¦poca veraniega solo cede a cuatro escasas horas de noche¡ª y el respeto a la privacidad del maestro por parte de la poblaci¨®n local, F?r? se convertir¨ªa tambi¨¦n en su refugio: su casa de Hammars ¡ªla m¨¢s imponente de las seis propiedades que tuvo en la isla¡ª sirve hoy de espacio para acoger residencias art¨ªsticas, manteniendo viva la llama de la inspiraci¨®n del cineasta.
¡°El a?o pasado dirig¨ª mi primera edici¨®n del festival y coincidi¨® con la celebraci¨®n del centenario del nacimiento Ingmar Bergman¡±, se?ala Emma Gray Munthe, responsable de la Bergmanveckan. "Sent¨ª mucha presi¨®n, porque solo cont¨¦ con dos meses y medio para elaborar la programaci¨®n, y, por otra parte, nunca hab¨ªa estado aqu¨ª antes. No tuve demasiado tiempo para pensar y me puse manos a la obra de inmediato, pero este a?o he tenido m¨¢s espacio para la reflexi¨®n y he podido dejar mi impronta personal en la programaci¨®n. En esta edici¨®n ha habido, por decirlo de alguna manera, menos Bergman en la Bergmanveckan, porque este encuentro no va ¨²nicamente sobre ¨¦l, sino tambi¨¦n sobre la huella que ha dejado en otros cineastas y artistas contempor¨¢neos¡±.
Con una programaci¨®n dedicada a la memoria de la recientemente desaparecida Bibi Andersson, la Bergmanveckan ha querido reivindicar algunas figuras femeninas que las historias oficiales del cine han dejado injustamente de lado. Un documental sobre la pionera Alice Guy Blach¨¦ abri¨® las proyecciones y el cat¨¢logo del certamen dedica un delicado tributo a la labor de Alva Lundin, dise?adora sueca de t¨ªtulos de cr¨¦dito de m¨¢s de 500 pel¨ªculas entre 1920 y 1960. Quiz¨¢ una de las propuestas m¨¢s heterodoxas de la programaci¨®n fue la representaci¨®n teatral de The Children's Scenes from a Marriage, un montaje para espectadores a partir de 10 a?os que recreaba el cl¨¢sico de Bergman desde el punto de vista de los hijos de la pareja, que escuchan las discusiones conyugales desde su habitaci¨®n del piso superior.
Debates sobre el humor bergmaniano y sesiones en el cine privado donde el director sol¨ªa ver una pel¨ªcula diaria a las tres de la tarde ¡ªentre ellas, La jungla de cristal (1988), ¡°dado que no era ning¨²n esnob¡±, apunta Emma Gray¡ª nutrieron la oferta heterog¨¦nea de un encuentro que se mueve entre el respeto y el l¨²cido cuestionamiento del genio. ¡°En el ¨¢mbito del cine sueco, muchos consideraron que su figura cobr¨® tal magnitud que ensombreci¨® todo lo que hab¨ªa a su alrededor y, como reacci¨®n a eso, se rebelaron contra ¨¦l¡±, recuerda la directora de la Bergmanveckan. ¡°Algunos cineastas se consideraron subestimados, porque mucho dinero iba a parar a sus proyectos cuando esa dotaci¨®n podr¨ªa haber contribuido a la visibilidad de otros creadores. En las escuelas de cine se dejaron de ver sus pel¨ªculas y empez¨® a reivindicarse la figura de Bo Wideberg, a quien consideraron como el polo opuesto a Bergman, una suerte de John Cassavetes sueco que apostaba por la espontaneidad y la improvisaci¨®n frente al modelo bergmaniano. No obstante, ahora muchos cineastas suecos est¨¢n redescubri¨¦ndolo. Es dif¨ªcil ser profeta en tu propia tierra, pero ahora todo esto est¨¢ cambiando. Ahora veo a Bergman en todas partes. Hay que tener respeto por su obra, pero tambi¨¦n discutirla, diseccionarla¡±, asegura.
La European Film Academy ha incluido el Bergman Center de F?r?, base de operaciones del festival situado a pocos metros de la tumba del maestro, en su lista de Tesoros de la Cultura Cinematogr¨¢fica Europea, en la que solo figuran 10 lugares, entre los que hay otro de fulgor bergmaniano: la playa de Hovs Hallar donde se rod¨® la partida de ajedrez de El s¨¦ptimo sello. La Bergmanveckan, en definitiva, tiene algo de celebraci¨®n de culto (cin¨¦filo) en un lugar sagrado.
Un safari mit¨®mano
Un juego de espejos casi cervantino ha distinguido la celebraci¨®n de la Bergmanveckan de este a?o: el festival ha coincidido con el rodaje en la isla del nuevo proyecto de Mia Hansen-Love, Bergman Island, donde Vicky Krieps y Tim Roth dan vida a una pareja de cineastas que se retira al lugar para desarrollar sus nuevos proyectos. La celebraci¨®n de la Semana Bergman juega un importante papel narrativo en la pel¨ªcula, al igual que una de las m¨¢s populares atracciones de su programaci¨®n: el llamado Bergman Safari, un tour de m¨¢s de tres horas a trav¨¦s de m¨ªticas localizaciones del imaginario bergmaniano. Ellen Lundkvist, que durante varios a?os trabaj¨® de gu¨ªa real de esos safaris, da vida en la pel¨ªcula a la chispeante gu¨ªa de ficci¨®n. "La playa de Persona es la joya del recorrido. Ah¨ª fue donde Bergman tom¨® la decisi¨®n de quedarse en la isla para siempre y el lugar tiene una aureola muy especial", apunta Lundkvist.
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