Contra los estereotipos femeninos
En su novela 'Un guiso de lentejas', Mary Cholmondeley plante¨® hace ya algo m¨¢s de un siglo preguntas en torno a las dificultades de las mujeres en el arte y la literatura
Hace algunos a?os le¨ª una novela de la escritora brit¨¢nica Mary Cholmondeley (1859-1925) que me dej¨® con la boca abierta desde el t¨ªtulo. Se llamaba La polilla y la herrumbre y estaba protagonizada por mujeres que no respond¨ªan a los estereotipos idealizados, para bien o para mal, de la narrativa perezosa. Ahora, leyendo Un guiso de lentejas, he vuelto a sentir desaz¨®n frente a la escritura de una mujer que se piensa como mujer y como escritora a trav¨¦s de una galer¨ªa de personajes femeninos, complejos y contradictorios, que nos lleva a repensar de un modo absolutamente pionero eso que hoy llamamos las masculinidades. La modernidad de la escritora es extraordinaria, as¨ª como la utilizaci¨®n de una experiencia vital, someramente enmascarada, en la que se considera ¡°la m¨¢s autobiogr¨¢fica¡± de sus novelas.
La mirada de una mujer, m¨¢s all¨¢ del s¨ªmbolo del andr¨®gino y la escritura, se coloca por detr¨¢s de la descripci¨®n f¨ªsica de Rachel West, una de las protagonistas de la historia: Rachel llama la atenci¨®n por una actitud en la que reside su atractivo frente a la belleza ¡°cromo¡± de Lady Newhaven, su antagonista en el relato. Parece que Cholmondeley, en Un guiso de lentejas, se desdobla en dos personajes: la rica y sensata Rachel, que no le hace ascos a la posibilidad de casarse; y la creativa Hester, que vive su vocaci¨®n literaria con un arrobo m¨ªstico y una mala salud que dan lugar a algunos pasajes hiperb¨®licos, grandilocuentes y quiz¨¢ fallidos en un texto que, por lo dem¨¢s, deslumbra: una voz narrativa en tercera persona a veces se ti?e con el timbre particular de un personaje y nos lleva de sal¨®n en sal¨®n, de escenario en escenario, con una asombrosa capacidad para cambiar de foco y montar con agilidad y elegancia las diferentes secuencias de un relato sobre la amistad entre mujeres, el matrimonio, el adulterio y los roles femeninos y masculinos en una sociedad compleja.
Los resquicios para ejercer la libertad y conquistar la felicidad en ese entorno se estrechan si eres mujer, pero la tristeza y el peso de los convencionalismos tambi¨¦n oscurecen las vidas de los hombres: creo que el gran personaje de este libro es Hugh, cuyos atributos son la fragilidad y el miedo. Su psicolog¨ªa quebradiza refleja las imposiciones de un territorio econ¨®mica y moralmente codificado. Compartimentado y r¨ªgido. El desclasamiento o cualquiera de las modalidades de lo inapropiado ¡ªmujeres que escriben, hombres cobardes, riquezas repentinas¡ª se sit¨²an bajo el ojo de lo reprobable. Pese a reproducir el t¨®pico de la salvaci¨®n por el amor, Cholmondeley delinea un interesante concepto de la generosidad y la fortaleza femeninas, que aspira a romper con representaciones esclerotizadas de los g¨¦neros. La autora cuestiona cualquier posicionamiento simplificador: al aludir a la superioridad que esgrimen algunas avanzadas, la voz narrativa comenta ir¨®nicamente: "Todas las mujeres sensatas suscriben esta afirmaci¨®n desde hace a?os".
En el extremo opuesto, la escritora ridiculiza los argumentos del cl¨¦rigo Gresley que, para arremeter contra la lucha por la igualdad de derechos, dice que le gustar¨ªa ver a las mujeres empujando un arado. Gresley prefigura el mansplaining invisti¨¦ndose de una autoridad religiosa frente a esa otra religiosidad, ¨®rfica y est¨¦tica, exc¨¦ntrica y a ratos desbocada, de su hermana Hester. Gresley y su esposa casi act¨²an como pareja c¨®mica haciendo bueno el dicho de que peor tonto que malo: la pareja representa el paradigma de un pensamiento dogm¨¢tico que, crey¨¦ndose en posesi¨®n de la verdad y la bondad del mundo, no puede percibir el dolor o las cualidades ajenas; en uno de los momentos m¨¢s brillantes de Un guiso de lentejas se narra el proceso de lectura del manuscrito de Hester por parte de Gresley. En una mise en abyme de lectura dentro de la lectura, tan divertida como terrible, el Gresley lector ¡ªa trav¨¦s del filtro de nuestros ojos tambi¨¦n lectores¡ª se enfrenta a las frases hechas de su pensamiento. Las frases hechas de su pensamiento vencen. A?adir ni una palabra m¨¢s ser¨ªa hacerle un flaco favor a una novela en la que el suspense tiene su importancia.
Frente a modelos femeninos intr¨¦pidos, que pugnan por ocupar un lugar tanto en el espacio p¨²blico como en el privado, frente a mujeres que se singularizan, transforman y desclasan como consecuencia del dinero y del trabajo art¨ªstico, aparece otro modelo de mujer convencional, que piensa que no lo es, y vive una vida libresca (Lady Newhaven) o hace de la cultura pose, m¨¢scara de distinci¨®n elitista y artificiosa, valor social (Sybell). Es evidente el talante autocr¨ªtico, la b¨²squeda de justicia y equilibrio por parte de una Cholmondeley a quien tal vez le cuadre la etiqueta de 'protofeminista', y que en Un guiso de lentejas nos plantea preguntas en torno a la honorabilidad, los cors¨¦s sociales y las dificultades de las mujeres en el mundo del arte y la literatura.
Precisamente, el sentido del humor y la agudeza definen las reflexiones literarias de una autora que oscila entre la mitificaci¨®n de la experiencia est¨¦tica ¡ªel empoderamiento de una mujer que escribe¡ª y la ridiculizaci¨®n de quienes aseveran que no escriben para entretener ni complacer al p¨²blico. La sensibilidad prospectiva de Cholmondeley ¡ªsu percepci¨®n de que los lectores no son ni?os, pero tampoco clientes¡ª sintoniza con observaciones actuales sobre los v¨ªnculos entre literatura y espect¨¢culo. Un guiso de lentejas tiene la ambici¨®n de ir m¨¢s all¨¢ de los fuegos artificiales. Y logra su prop¨®sito deliciosa y acariciadoramente.
Un guiso de lentejas Mary Cholmondeley. Traducci¨®n de Ricardo Garc¨ªa P¨¦rez. Nocturna Ediciones, 2019. 488 p¨¢ginas. 19 euros
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