Balas, amor y sintetizadores
La m¨²sica neomel¨®dica, heredera de la canci¨®n tradicional napolitana, es hoy tambi¨¦n el relato sonoro de la marginalidad y el crimen organizado como lo fueron los narcocorrridos o el ¡®gangsta rap¡¯
Una carroza blanca tirada por cuatro caballos y escoltada por majorettes, gigantes de circo y una banda interminable de m¨²sica paraliz¨® el pasado 21 de marzo el centro de N¨¢poles. El convoy organiz¨® un descomunal atasco que impidi¨®, entre otras cosas, que se celebrase un acto de homenaje a las v¨ªctimas de la mafia. Al d¨ªa siguiente, la misma comitiva lleg¨® hasta la periferia norte de Secondigliano, provocando un colapso parecido y la expectaci¨®n de todo un barrio que se ech¨® a la calle a la caza de un selfi. A bordo viajaban la superestrella de la m¨²sica mel¨®dica Tony Colombo y Tina Rispoli, viuda de Gennaro Marino, uno de los capos que protagoniz¨® la escisi¨®n del clan Di Lauro en 2004 y una de las guerras m¨¢s sangrientas de la Camorra. La celebraci¨®n p¨²blica de su amor, un espect¨¢culo grotesco que se col¨® en los telediarios, fue tambi¨¦n la puesta en escena oficial del matrimonio entre el crimen organizado napolitano y un g¨¦nero musical que ha terminado glosando sus andanzas. El noviazgo, sin embargo, empez¨® mucho antes.
El origen de la m¨²sica neomel¨®dica, en pleno auge desde hace a?os, se encuentra en la canci¨®n tradicional napolitana. Pero el verismo, aquel relato literario de la marginalidad y los ripios en dialecto cerrado sobre corazones rotos y traiciones suenan hoy acompa?ados de sintetizadores, cajas de ritmos y chorros de voz. En algunos temas de aquel g¨¦nero primigenio construido con mandolinas a principios del siglo XX ya hab¨ªa menciones al crimen organizado, como recuerda el escritor Roberto Saviano. En Guapparia, por ejemplo, escrita en 1914 por el poeta Libero Bovio, un capo le canta una serenata a su enamorada. El padrino, afligido, admite que el amor ha hecho trizas su carrera como jefe criminal. Fue el germen de una narraci¨®n urbana, de periferia y mala vida, d¨¦cadas adelantada a fen¨®menos como el gangsta rap en EE UU o los narcocorridos en M¨¦xico.
A Luigi Giuliano, conocido como Lovegino, jefe del clan en los ochenta del barrio de Forcella, epicentro entonces del poder camorr¨ªstico, le gustaba componer sus canciones. A veces, pagaba a artistas locales como Ciro Ricci para que le pusieran voz. Otras, decid¨ªa cantarlas ¨¦l mismo (nada mal, por cierto). Las televisiones privadas, a trav¨¦s de frecuencias pirata (unas 60 en aquellos tiempos), emit¨ªan en bucle esa m¨²sica, convertida en la banda sonora de una fruct¨ªfera etapa criminal en la que se fund¨® la Nueva Camorra Organizada (NCO). ?l, en cambio, prefiri¨® montar una revista musical (Sciu¨¨ Sciu¨¨), un engendro period¨ªstico que buscaba promocionar a los cantantes neomel¨®dicos, convertidos ya entonces en una suerte de juglares del crimen a quienes luego terminar¨ªa apadrinando. Hoy, a sus 66 a?os, volatilizado despu¨¦s de haberse arrepentido y cantado otro tipo de m¨²sica ante un juez, sigue componiendo sus temas y colg¨¢ndolos en YouTube, el principal canal de distribuci¨®n de los neomel¨®dicos.
Saviano: ¡°Esta m¨²sica se ocupa de la cotidianidad y de los cr¨ªmenes; glorifica las gestas de los capos y sus s¨ªmbolos¡±
Una nueva camada de cantantes, m¨¢s directos y expl¨ªcitos, convive con los cl¨¢sicos. La escena, sin demasiados medios y con una capacidad limitada para mover unos 200 millones de euros al a?o, ha recuperado vigor a trav¨¦s de las redes. Pero la industria discogr¨¢fica y los royalties apenas existen. La mayor¨ªa se gana la vida en bodas, bautizos y cumplea?os y no tiene nada que ver con ese mundo, como Leo Ferrucci, una de las mayores estrellas neomel¨®dicas. Muchas veces sus empleadore son ajenos al mundo criminal y son solo fans. Otras, son familiares de presos o los propios capos de los clanes quienes les contratan para cantar y loar sus andanzas. Esto es lo que hay, defienden ellos. Nadie se esconde.
A principios de junio, en el programa Realiti del canal p¨²blico Rai2, Leonardo Zappal¨¤, un cantante de 19 a?os, que ni siquiera hab¨ªa nacido cuando la mafia asesin¨® a los jueces y Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, se despach¨® contra ellos en prime time insinuando que se lo hab¨ªan buscado. ¡°Si te gusta el dulce, te tiene que gustar lo amargo¡±, desafi¨® al presentador. Junto a ¨¦l, Niko Pandetta, sobrino del capo Salvatore Pillera, condenado a cadena perpetua en r¨¦gimen de 41 Bis (el m¨¢s duro en Italia), explic¨® c¨®mo hab¨ªa financiado su primer CD con un importante asalto. El esc¨¢ndalo termin¨® con una investigaci¨®n judicial y el escarnio de la televisi¨®n p¨²blica. Ellos tuvieron el minuto de fama que buscaban.
La realidad neomel¨®dica encuentra a menudo su propia est¨¦tica en la ficci¨®n. Daniele De Martino, uno de los nuevos j¨®venes talentos, acumula millones de visualizaciones en v¨ªdeos como Comando io, donde recrea la lucha entre clanes rivales. En los v¨ªdeos de Vincenzo Mosca, como Onore e dignit¨¤, todo transcurre en un ambiente de scooters, pistolas autom¨¢ticas y traficantes que se retroalimenta con la imaginer¨ªa de la Gomorra de Roberto Saviano, en cuya serie se aludi¨® tambi¨¦n a este mundo con el cameo de Alessio, una de las estrellas, cantantdo para el protagonista.
El ¡®boss¡¯ Giuliano compon¨ªa sus temas y editaba una revista del g¨¦nero
El escritor napolitano, uno de los intelectuales que mejor conoce los rudimentos de la Camorra y sus aleda?os culturales, considera que la m¨²sica neomel¨®dica siempre ha tenido un v¨ªnculo con la mafia. ¡°La relaci¨®n es de dos tipos. Primero, productiva. La familia Prestieri, lugartenientes del clan Di Lauro, siempre invirti¨® en m¨²sica. Tommaso Prestieri, por ejemplo, organizaba conciertos y escrib¨ªa canciones [luego decidi¨® colaborar con la justicia en 2014 y todo el sector se puso a temblar]. Hab¨ªa una inversi¨®n t¨¦cnica, en medios y log¨ªstica. Pero tambi¨¦n una participaci¨®n e inspiraci¨®n de los textos. La m¨²sica neomel¨®dica se ocupa de cotidianidad y, por tanto, de cr¨ªmenes. Glorifica las gestas de los capos y explica los s¨ªmbolos que las componen. Pentito [del cantante Patrizio], por ejemplo, es una famosa canci¨®n que cantaba contra los arrepentidos de la mafia¡±, apunta Saviano, bajo escolta desde que la Camorra puso precio a su cabeza hace 13 a?os.
El producto Gomorra, esa es la paradoja, marca un hito en la carrera de muchos de ellos. Varios temas de Franco Ricciardi integran la banda sonora de la serie. Y Anthony, una de las mejores voces de la galaxia neomel¨®dica, produjo un tema para la pel¨ªcula y otro para la versi¨®n televisiva. ?l no compone las letras, pero el mercado dicta las leyes, defiende al tel¨¦fono. ¡°Cantamos lo que quiere la gente y ese es uno de los temas. Si haces una buena canci¨®n, aunque hable de la mala vida, se escucha. A m¨ª me gustar¨ªa ir a cantar a Sanremo, para que me entiendas. Pero estamos en N¨¢poles y, si la m¨²sica napolitana nos permite estar bien y ganar algo de dinero, lo hacemos¡±, apunta este artista, uno de los m¨¢s aclamados. En alg¨²n momento tuvo problemas con la justicia ¡ªle acusaron de cantar el tema A¡¯Libert¨¤, supuestamente escrito por un capo para su hijo encarcelado, y ha cantado contra los arrepentidos¡ª. Pero fue hace mucho, dice, y hoy trabaja a destajo en el mejor momento de su carrera. ¡°Ya les dije que cantar estas canciones no quiere decir que frecuente a estas personas. Cuando me contratan para las ceremonias no voy preguntando a la gente sobre sus antecedentes. Yo canto y luego cada uno hace su elecci¨®n de vida. Hoy para trabajar hay que hacerlo as¨ª. Si esperamos a que los jueces nos den trabajo, nos moriremos de hambre¡±.
La estrella Anthony: ¡°No voy pidiendo antecedentes a los que me contratan¡±
La neomel¨®dica busca nuevos sonidos en el trap y el rap, como apunta el profesor Marcello Ravveduto, autor de numerosos ensayos sobre el tema y del libro El espect¨¢culo de la mafia. Pero el relato siempre se parece. ¡°Es un fen¨®meno social que explica una cierta evoluci¨®n de N¨¢poles que, a diferencia de otras ciudades, tiene una cultura aut¨®ctona. Era la ¨²nica metr¨®poli que ya lo era antes de la unificaci¨®n de Italia. Y mucha de esa cultura se filtraba a trav¨¦s de la m¨²sica. Hoy los napolitanos camorristas encuentran ah¨ª lo mismo que un cierto tipo de afroamericanos hall¨® en el hip-hop de artistas como Tupac Shakur [muri¨® tiroteado en 1996]. Por eso mucha neomel¨®dica se transforma en rap. Esta m¨²sica cuenta lo que pasa en la periferia urbana y social de la ciudad. Y la droga es el elemento principal de la econom¨ªa en ese mundo¡±.
Un fiscal antimafia: ¡°Es dif¨ªcil acusarlos, es solo apolog¨ªa de un estatus social¡±
El v¨ªnculo con la delincuencia, a veces, va m¨¢s all¨¢ de lo l¨ªrico. Algunos cantantes, managers y productores han sido arrestados por sus lazos con la Camorra, de quienes obten¨ªan contratos y grabaciones. El clan de los Casalesi ¡ªfirmantes de la sentencia de muerte a Saviano¡ª cre¨® durante a?os su propia red de m¨²sicos, a quienes solo daba el 30% de las ganancias. A Raffaello, autor tambi¨¦n de uno de los hits de la serie de Gomorra, lo detuvieron por sacar una pistola y disparar en un bar y a Marco Marf¨¦, exparticipante del talent show XFactor, se lo llevaron esposado por participar en una red de usura y extorsi¨®n que gestionaba su madre, jefa del clan. Otros, como el manager Enrico Assante, estuvieron a punto de ser asesinados por olvidarse de pedir permiso a un capo para organizar una actuaci¨®n de uno de sus m¨²sicos preferidos (Carmelo Zappulla). Las letras tambi¨¦n pueden ser delito y Nello Liberti, que en su tiempo fue el m¨¢s conocido, acab¨® entre rejas por instigar a delinquir con Il capo clan (una oda al boss de Ercolano Vincenzo Oliverio). La mayor¨ªa, sin embargo, nunca pag¨® con condenas firmes.
El napolitano Franco Roberti, exfiscal antimafia de Italia, ha dedicado media vida a perseguir el sistema camorr¨ªstico. Pero no cree que estos artistas puedan ser condenados f¨¢cilmente. ¡°En Italia tenemos libertad de expresi¨®n y pensamiento. Y el suyo est¨¢ inspirado en una l¨®gica de exaltaci¨®n de los supuestos valores de ser camorrista y mafioso. El hombre de honor, de palabra, valiente... Es un pensamiento equivocado que no representa la realidad. No vale y quiz¨¢ el cantante neomel¨®dico no deber¨ªa participar en las celebraciones de esas familias. Pero son casos individuales dif¨ªciles de perseguir. Yo no lo veo como algo grave o alarmante, sino como expresi¨®n social¡±, se?ala.
El delito de apolog¨ªa de la mafia existe en Italia. Y las leyes son muy estrictas. ¡°Pero para que se produc¨ªa un delito de este tipo tiene que haber una claridad absoluta. En algunos casos, ciertas expresiones tienden a eso. Pero nunca acab¨® con grandes condenas. Tiene que haber apolog¨ªa de un delito. Ellos la hacen de una condici¨®n social, de un perfil humano, pero no de homicidios o de extorsi¨®n. El problema, m¨¢s bien, es que los neomel¨®dicos gustan tambi¨¦n a quienes no son mafiosos y poco a poco la cultura se retroalimenta¡±, insiste Roberti.
Hoy esa subindustria se expande y crece al son de la moda por la delincuencia y las nuevas bandas, mucho m¨¢s j¨®venes que hace algunos a?os y ¨¢vidas de una cultura sonora y televisiva que legitime su aceleraci¨®n. El amor entre Tony Colombo y Tina Rispoli se ha terminado solo cuatro meses despu¨¦s, informan las revistas del coraz¨®n estos d¨ªas en Italia. El matrimonio entre los mundos que representan, en cambio, est¨¢ en plena forma.
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