Usted es un fascista
Cien a?os despu¨¦s de la fundaci¨®n del fascismo en Italia, varios libros analizan sus semejanzas y diferencias con la extrema derecha en ascenso en todo el mundo
Usted es un fascista. Y su vecino. Tambi¨¦n muchos de los manifestantes del pasado D¨ªa del Orgullo Gay en Madrid, seg¨²n In¨¦s Arrimadas. Y la gente de Alsasua que gritaba contra pol¨ªticos de Ciudadanos. Pero tambi¨¦n los militantes de Vox y sus dirigentes, o Matteo Salvini y sus huestes en la Liga. No digamos ya quienes declararon la independencia en el Parlament en octubre de 2017, los nuevos partidos que reivindican a Mussolini en Italia o quienes conducen sin respetar el carril bici por su ciudad. Ninguna palabra ha sido tan manoseada en los ¨²ltimos tiempos para descalificar a rivales de todo pelaje, para reflejar un autoritarismo creciente o para definir, recurriendo fatigosamente al pasado, un aroma pol¨ªtico que emana del presente y cuyas caracter¨ªsticas se repiten a lo largo del mapa mundial sin una respuesta adecuada.
El irresistible magnetismo de un periodo hist¨®rico en el que algunos, como Umberto Eco, descifraron un estado de ¨¢nimo pol¨ªtico y moral en permanente retorno ha saturado tambi¨¦n el sector editorial. Casi una decena de novedades que abordan la cuesti¨®n coinciden este curso en las librer¨ªas e indagan en sus ra¨ªces, personajes y paralelismos con el mundo actual. Italia pone toda la carne en el asador y despliega al calor de la deriva autoritaria y xen¨®foba del Gobierno formado por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas el mayor cat¨¢logo de propuestas. La m¨¢s celebrada, el reciente Premio Strega concedido a M. Il figlio del secolo, de Antonio Scurati. Una extraordinaria biograf¨ªa novelada sobre el ascenso al poder de Benito Mussolini ¡ªpensada como la primera parte de una trilog¨ªa de la que tambi¨¦n habr¨¢ una serie de televisi¨®n¡ª que tritur¨® definitivamente el tab¨² de narrar los acontecimientos m¨¢s oscuros de la primera mitad del siglo XX desde el punto de vista de los verdugos. Pero ?existen realmente similitudes entre aquel periodo y el actual que justifiquen este furor?
Scurati, en plena resaca por el premio m¨¢s importante de Italia (Alfaguara publicar¨¢ en enero el libro), encuentra algunos paralelismos en aspectos muy concretos localizados en el clima donde se cocin¨® el monstruo. ¡°La analog¨ªa m¨¢s fuerte est¨¢ en el sentimiento de derrota, malestar, abandono, desilusi¨®n, rechazo y repulsa a la vieja clase dirigente y las instituciones parlamentarias que custodiaban. Tambi¨¦n el fracaso de la socialdemocracia desde 1919 hasta 1921, un escenario en el que el fascismo encontr¨® un terreno f¨¦rtil. Ese tipo de sentimiento antipol¨ªtico, que no tiene nada que ver con el an¨¢lisis racional de nuestra vida, es an¨¢logo. Se vuelve a detectar, como entonces, en elevados porcentajes del electorado. Afecta a padres de familia, trabajadores, gente de bien atra¨ªda por l¨ªderes y movimientos que manifiestan abiertamente el desprecio de la vieja pol¨ªtica, pero tambi¨¦n a las instituciones parlamentarias. La diferencia es la violencia, en eso no tiene nada que ver¡±, se?ala.
Una peque?a burgues¨ªa desclasada, asustada por la percepci¨®n de una invasi¨®n extranjera; partidos que invocan atajos extraparlamentarios y dan la espalda a las c¨¢maras en un clima de descomposici¨®n y una crisis econ¨®mica enquistada que ha machacado a la base de la poblaci¨®n. Ese aire enrarecido recorre desde hace a?os Occidente y llega hasta Brasil, donde Jair Bolsonaro, un capit¨¢n del ej¨¦rcito retirado, resucita el autoritarismo y defiende la tortura y la dictadura militar. Tambi¨¦n alcanza a EE?UU, en plena era Trump: personajes como Steve Bannon declararon su amor a intelectuales que dieron cobertura al fascismo como Julius Evola. Desde ah¨ª, la secretaria de Estado de la Administraci¨®n de Bill Clinton, Madeleine Albright, portadora de un extenso kilometraje diplom¨¢tico, alerta con su Fascismo. Una advertencia (Paid¨®s) de que el monstruo ¡°no es una etapa excepcional en la humanidad, sino que forma parte de ella¡± y se presenta hoy con distintos rostros. Putin, Erdogan, Kim Jong-un¡
¡°La mayor analog¨ªa est¨¢ en el rechazo a las instituciones parlamentarias. La diferencia es la violencia¡±
?Todos fascistas, pues? Scurati, como la mayor¨ªa de los intelectuales consultados, denuncia un abuso que ha generado el efecto contrario. ¡°Muchos votantes de estos movimientos antisistema, gente integrada en la sociedad, reaccionan tambi¨¦n contra el antifascismo porque durante mucho tiempo se us¨® de forma irresponsable. Cualquiera que fuese de derechas era calificado como autoritario, tachado de fascista. Es inexacto y ha hecho que el antifascismo, abusado y abanderado por gente que no conoc¨ªa su verdadero significado, terminase siendo un arma equivocada para la democracia¡±.
La cuesti¨®n incendia cualquier debate entre historiadores, a menudo divididos como la propia sociedad. La mayor¨ªa coincide, eso s¨ª, en que el mundo no hizo las debidas cuentas con el fascismo sellando ese cap¨ªtulo como sucedi¨® con el nazismo. Emilio Gentile, el mayor experto de Italia en ese periodo, acaba de publicar Qui¨¦n es fascista (Alianza). Un sugerente t¨ªtulo que agarra por el cuello el asunto de la sobreexplotaci¨®n del concepto y la languidez sem¨¢ntica que su repetitivo eco trae a las cr¨®nicas y la vida diaria. ¡°Este abuso denota no entender lo que ha sido el fascismo realmente. Se aplica a personajes con los que no estamos de acuerdo, que no nos gustan. Pero no es nuevo, ha sucedido en los ¨²ltimos 70 a?os. Se aplic¨® a Eisenhower, a Mao, a Stalin¡ Palmiro Togliatti [secretario general y fundador del Partido Comunista Italiano] lleg¨® a definir como fascista a Carlo Rosse?lli, que cre¨® el movimiento antifascista Justicia y Libertad. Pero los fen¨®menos de hoy no tienen nada que ver con el fascismo¡±.
Gentile, extraordinario historiador y algo radical en este campo, cree que no hay nada nuevo que aportar al estudio del fascismo y que la banalizaci¨®n del t¨¦rmino, convertido en objeto de consumo, es ya insuperable. ?Puede volver el fascismo? ¡°S¨ª, claro. Tambi¨¦n podr¨ªa hacerlo el bonapartismo, el jacobinismo¡ Estamos usando un t¨¦rmino de manera inapropiada para explicar fen¨®menos nuevos. Y el error responde principalmente a la incapacidad de afrontar con una mirada cr¨ªtica actual asuntos contempor¨¢neos. La ra¨ªz se halla en la falta de una etimolog¨ªa precisa como tiene el comunismo o el liberalismo: fascismo solo significa agrupar. Y hoy se ha convertido en un insulto para prepotentes, antisemitas, autoritarios¡ Pero ning¨²n populismo actual que invoque el principio de soberan¨ªa popular puede ser fascista. El fascismo negaba todo lo que derivaba de la Revoluci¨®n Francesa. Y si de lo que estamos hablando es de identificarnos con la figura de un hombre fuerte, de alguien que se dirija directamente al pueblo, entonces tambi¨¦n podr¨ªamos decir que Matteo Renzi es un fascista, ?no cree?¡±.
El origen del t¨¦rmino se encuentra en el s¨ªmbolo romano del haz, a su vez heredado de los etruscos. Los fasci simbolizaban la unidad de soberan¨ªa, el orden y el poder supremo capaz de impartir justicia. Luego el mismo s¨ªmbolo se us¨® en la Revoluci¨®n Francesa, en la estatua de Abraham Lincoln en Washington o en la marca de la propia Guardia Civil espa?ola. Uno de los primeros movimientos sociales modernos que lo usaron fueron los Fasci Siciliani entre 1891 y 1894: una agrupaci¨®n de inspiraci¨®n libertaria, democr¨¢tica y socialista de agricultores que defend¨ªa sus derechos laborales. Pero la apropiaci¨®n definitiva lleg¨® en 1919 con los Fasci Italiani di Combatimento, fundado por Benito Mussolini el 23 de marzo de 1919, verdadera g¨¦nesis del cambio. En parte por esa dispersi¨®n, en su difusi¨®n desaforada a izquierda y derecha del arco ideol¨®gico, muchos encuentran la legitimidad para usarlo en la actualidad.
Un grupo de escritores, como Sandro Veronesi o Roberto Saviano, ha convertido la militancia contra Matteo Salvini en parte de su corpus literario y ensay¨ªstico en Italia. En el extremo opuesto a la restricci¨®n del t¨¦rmino de Gentile se encuentra tambi¨¦n Michela Murgia, autora de Instrucciones para convertirse en fascista (Seix Barral), uno de los ¨¦xitos del a?o. Una suerte de falso manual construido con iron¨ªa y provocaci¨®n para denunciar la infiltraci¨®n total del fascismo en la sociedad. Sin matices. ?Banalizaci¨®n? ¡°No creo. Es una manera para recordarlo. No es un fen¨®meno hist¨®rico, sino diacr¨®nico. Se presenta con formas distintas, pero iguales m¨¦todos. Ll¨¢malo Pepe o Francisco, pero tiene el mismo impacto. Nadie piensa que volver¨¢n los Camisas Negras, pero me preocupa que Salvini, por ejemplo, d¨¦ entrevistas vestido de militar sin estar en una base militar, por ejemplo¡±.
Murgia considera que hay tres elementos clave que permiten pensar en un caldo de cultivo pol¨ªtico y moral similar al que dio pie a aquel periodo. En primer lugar, la relaci¨®n que el Ministerio del Interior y sus potentes altavoces mantienen con la disidencia (recuerden a D¡¯Annunzio gritando contra el Parlamento). ¡°Quien manifieste una opini¨®n contraria es atacado en las redes del ministro y recibe una avalancha de amenazas de insultos. Los intelectuales est¨¢n en la mirilla, pero tambi¨¦n los cocineros de MasterChef o los disc jockeys que lo critiquen. Si expresas tu opini¨®n contra ¨¦l, pasas a ser su adversario. En segundo lugar, la puesta en discusi¨®n de los otros poderes del Estado: rechaza ser juzgado y dice que los jueces est¨¢n politizados. Pero cuando el poder ejecutivo deslegitima al judicial, estamos ante un acto contra la Constituci¨®n. Y tercero, el machismo de Estado. Salvini tiende a recuperar modelos sociales superados: Dios, patria y familia. Ataca a las mujeres p¨²blicamente, es contra quienes desencadena la violencia m¨¢s fuerte¡±, sostiene.
Murgia es autora tambi¨¦n de un pol¨¦mico fascist¨®metro publicado en el semanario L¡¯Espresso. Un experimento que podr¨ªa echar sus ra¨ªces en California F- Scale, el test de Theodor Adorno para detectar rasgos autoritarios, y que funciona como una suerte de j¡¯accuse psicol¨®gico al fascista que lucha por salir dentro de cada uno de nosotros: todos bajo sospecha. Una idea que transmite tambi¨¦n el libro de Jason Stanley Facha. C¨®mo funciona el fascismo y c¨®mo ha entrado en tu vida (Blackie Books). La idea de que nuevas formas de autoritarismo acechan entre las sombras de nuestras estructuras pol¨ªticas, sin embargo, no se sostendr¨ªa si no fuera por su arraigo en esa frontera que configuran la p¨¦rdida de sentido de la palabra y un laborioso proceso de blanqueamiento de su acepci¨®n.
¡°Estamos usando un t¨¦rmino de manera inapropiada para explicar fen¨®menos nuevos¡±
Una cantinela intenta peri¨®dicamente en Italia convencer de las bondades del dictador. Carreteras, trenes que llegaban en hora, depuraci¨®n de zonas pantanosas, erradicaci¨®n de enfermedades. ¡°Mussolini tambi¨¦n hizo cosas buenas¡±, escandaliz¨® el expresidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani el pasado mes de marzo. Con ese ir¨®nico t¨ªtulo y editado en Bollati Boringhieri, Francesco Filippi se propuso este a?o desmontar todas las fake news construidas alrededor de la obra del tirano de Predappio, propagadas principalmente en Internet y que impactan sobre todo en los m¨¢s j¨®venes. ¡°El fascismo ha logrado una presencia crossmedia y ha saltado de libros de historia a la web. Esta obra [en la lista de los 10 m¨¢s vendidos desde hace 16 semanas] pretende ser una suerte de botiqu¨ªn para curar algunas de sus mentiras, la mayor¨ªa de las veces no contestadas. Muchos italianos, por ejemplo, piensan que Mussolini cre¨® el sistema de pensiones. Cuando en realidad se instaur¨® en 1895 y ¨¦l ten¨ªa 12 a?os¡±.
La revisi¨®n desprejuiciada de aquellos a?os, como propone Scurati, genera tensiones. En el ¨²ltimo Sal¨®n del Libro de Tur¨ªn, varios t¨ªtulos compet¨ªan por la atenci¨®n del p¨²blico. Los roces llegaron por caminos aleda?os del mismo asunto. Altaforte, una editorial cercana al partido declaradamente fascista CasaPound, aterriz¨® con un libro biogr¨¢fico sobre Matteo Salvini y fue expulsada del evento. Si no hubiera sido as¨ª, la pol¨¦mica habr¨ªa sido mayor a¨²n: invitados como la superviviente de Ausch?witz Halina Birenbaum amenazaron con desertar del evento. Una decisi¨®n razonable. Ideal tambi¨¦n para disparar al pianista y echarle en cara a su director, Nicola Lagioia, aquello atribuido a Winston Churchill: ¡°Los fascistas del futuro se llamar¨¢n a s¨ª mismos antifascistas¡±. ¡°Fue algo interesante. El Sal¨®n del Libro no practic¨® la censura excluyendo a Altaforte. Siempre ha habido casas editoriales de extrema izquierda o derecha. El hecho no era la libre circulaci¨®n de ideas, el problema era que es muy cercana a un movimiento pol¨ªtico que no se entiende del todo hasta qu¨¦ punto es legal. Luego empezaron a decir que el antifascismo era el c¨¢ncer de la cultura italiana¡±, defiende.
La digesti¨®n literaria del fascismo, considera Lagioia y otros muchos intelectuales, no se complet¨® en su momento. ¡°Ha habido una literatura antifascista importante en los cincuenta, pero fueron marginados. Tras la ca¨ªda del fascismo, result¨® que nadie en Italia lo hab¨ªa sido. Por este motivo hay ahora una generaci¨®n que indaga en esa historia. En Espa?a, Javier Cercas, Javier Mar¨ªas o Fernando Aramburu han pasado cuentas con el pasado. Existe una hornada de escritores sucesiva al franquismo que lo refleja. Tolst¨®i habl¨® en Guerra y paz de las campa?as napole¨®nicas muchos a?os despu¨¦s de que hubieran sucedido. Toca a las generaciones sucesivas ahora acudir a ese pasado. Por lo dem¨¢s¡ s¨ª, puede ser que tambi¨¦n haya una moda editorial¡±. Mientras tanto, y hasta que baje el sufl¨¦, usted podr¨ªa seguir siendo un fascista.
Lecturas
Qui¨¦n es fascista. Emilio Gentile. Traducci¨®n de Carlo A. Caranci. Alianza, 2019. 224 p¨¢ginas. 8,90 euros.
Instrucciones para convertirse en fascista. Michela Murgia. Traducci¨®n de Ana Ciurans. Seix Barral, 2019. 150 p¨¢ginas. 15 euros.
Facha. C¨®mo funciona el fascismo y c¨®mo ha entrado en tu vida. Jason Stanley. Pr¨®logo de Isaac Rosa. Traducci¨®n de Laura Ib¨¢?ez. Blackie Books, 2019. 240 p¨¢ginas 18,90 euros.
Anatom¨ªa del fascismo. Robert O. Paxton. Traducci¨®n de Jos¨¦ Manuel ?lvarez. Capit¨¢n Swing, 2019. 424 p¨¢ginas. 24 euros.
Fascismo. Madeleine Albright. Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ Viejo P¨¦rez. Paid¨®s, 2018. 352 p¨¢ginas 22,90 euros.
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