La serie del verano

M¨¢s informaci¨®n

Camscam

La conversaci¨®n

Tolstoi y su Guerra y Paz marcaron la medida de esa vieja regla literaria seg¨²n la cual deben transcurrir seis d¨¦cadas antes de que un acontecimiento hist¨®rico pueda ser convertido en una memorable obra de ficci¨®n. Nada de esto, evidentemente, se aplica a la televisi¨®n, cuyos relatos se escriben sobre la marcha y en constante conversaci¨®n con el tiempo presente, a veces incluso sin pretenderlo. Un buen ejemplo es la serie Chern¨®byl sobre el desastre de la central nuclear en 1986, uno de los hits estivales de HBO, que puede servir para entrar en sinton¨ªa con el secretismo que las autoridades rusas mantienen sobre la explosi¨®n del pasado 8 de agosto en una base militar donde murieron cinco cient¨ªficos (ya convertidos en h¨¦roes). Los vecinos de Severodvinsk se han lanzado a comprar yodo haciendo caso omiso a los mensajes oficiales que hablan de niveles de radiaci¨®n "normales". Cualquier telespectador habr¨ªa hecho lo mismo.

Pero la serie del verano nos pilla mucho m¨¢s cerca, en el Mediterr¨¢neo. El reparto incluye personajes con fuerte personalidad, idealistas, luchadores que no dan su brazo a torcer, tambi¨¦n c¨ªnicos que tratan de rascar votos, y no ha faltado el cameo de una estrella de Hollywood, Richard Gere. La tensi¨®n est¨¢ bien hilada y el dramatismo va en aumento. El capit¨¢n de Open Arms, ?scar Camps miraba el domingo a c¨¢mara desde cubierta y hablaba del p¨¢nico y los ataques de ansiedad de los 107 refugiados que permanec¨ªan a bordo, para terminar preguntando: ¡°?Qu¨¦ m¨¢s se necesita? ?Muertos?¡±. Las im¨¢genes de cuatro hombres que desesperados se lanzaron al agua y fueron perseguidos a nado y tra¨ªdos de vuelta al barco no faltaron en ning¨²n telediario. Tampoco el v¨ªdeo del ministro de interior italiano hablando de s¨ª mismo: ¡°Salvini es malo, es racista¡­¡±, dec¨ªa ufano, para concluir, ante el ofrecimiento de Espa?a a recibir el barco, que ¡°quien la sigue la consigue¡±.

Convengamos en que nos falta informaci¨®n sobre las subtramas de a bordo y las intrigas en los pasillos europeos. Y, para qu¨¦ negarlo, hay cierto empacho de testosterona: en este elenco hay una pr¨¢ctica ausencia de personajes femeninos. Mientras guionistas y productores se deciden a ficcionalizar este drama, no dejen pasar 60 a?os para pegarse un atrac¨®n con esta historia.