?Puede la arquitectura actualizar la Iglesia?
Tras una d¨¦cada de trabajo, Fernando Menis culmina su templo del Sant¨ªsimo Redentor en el barrio de Las Chumberas de La Laguna, en Tenerife. La austeridad y la participaci¨®n parecen un camino sin vuelta atr¨¢s en la arquitectura religiosa del siglo XXI
En 2007, el suizo Peter Zumthor convirti¨® la construcci¨®n de una iglesia en un ritual. Retrocediendo hasta el origen, la arquitectura eclesi¨¢stica entr¨® en el siglo XXI. En Wachendorf, al suroeste de Stuttgart, dos le?adores organizaron a varios aldeanos para que apilaran troncos de ¨¢rbol. Apoyados unos en otros, los le?os construyeron una caba?a primitiva sobre la que vertieron hormig¨®n hecho con arena rojiza y gravas de r¨ªo. Cuando ese muro tuvo 50 cent¨ªmetros y tras perforarlo con tubos de acero, el hormig¨®n cuaj¨® un edificio extra?o, como de fardos de heno apilados. Solo quedaba prenderle fuego a los maderos que hab¨ªan servido de encofrado. La marca de esos troncos quemados dibuja hoy la ¨²nica ornamentaci¨®n del interior del templo. M¨¢s cercana a una cueva que a un edificio, austera y exquisita a la vez, la sorprendente capilla del hermano Klaus es fruto de un proceso colaborativo y culmina un camino recorrido por la modernidad para tratar de dar forma a los espacios para la fe. Busca la luz, pero se refugia en el tacto.
Muchos dise?adores de la modernidad, no necesariamente creyentes, han construido un lugar de culto
La expresividad y la geometr¨ªa m¨¢s b¨¢sica compitieron ¡ªy colaboraron¡ª a lo largo del siglo pasado para construir los espacios espirituales. En 1952, la capilla cartesiana que Mies van der Rohe levant¨® en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Illinois apenas se distingu¨ªa de los otros prismas funcionalistas del campus. Ese proceder contrast¨® con el elegido por Le Corbusier dos a?os despu¨¦s para abordar su iglesia de Notre Dame du Haut. En Ronchamp, el suizo culmin¨® su transformaci¨®n en otro arquitecto. ?O era la iglesia m¨¢s famosa del siglo XX una m¨¢quina para creer? Solo un a?o despu¨¦s, en 1955, el finland¨¦s Eero Saarinen ideaba, para el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts, una capilla que, como la de Zumthor, apela a la ¨²nica verdad de un ¨®culo que derrama luz sobre un prisma de m¨¢rmol, el altar. Pocos templos del mundo consiguen tanto con tan poco: sorpresa, emoci¨®n y misterio con poco m¨¢s que una planta circular, ladrillos y el efecto visual del centelleo que produce la luz sobre la escultura de Harry Bertoia. As¨ª, se podr¨ªa decir que para cuando el papa Juan XXIII convoc¨® el Concilio Vaticano II para ¡°abrir las ventanas de la Iglesia, mirar hacia fuera y permitir mirar hacia dentro¡±, los edificios eclesi¨¢sticos ya buscaban su espiritualidad m¨¢s en lo sutil que en lo monumental. Esa ha sido la premisa religiosa de la arquitectura de vanguardia del ¨²ltimo siglo.
Son muchos los arquitectos de la modernidad, no necesariamente creyentes, que han construido un lugar de culto. Frank Lloyd Wright lo hizo en sus inicios: el Unity Temple de Oak Park est¨¢ en el barrio residencial de Chicago donde ¨¦l mismo viv¨ªa y donde construy¨® sus primeras casas. Su premisa fue ahorrar. Su presupuesto, 45.000 d¨®lares, era un tercio de lo que costaban en 1908 las iglesias neog¨®ticas que proliferaban por Norteam¨¦rica. La idea de trabajar la austeridad cambiando materialidad por acabados, simplificando las formas y acertando a hablar con la luz est¨¢ presente en las mejores iglesias modernas. De Alvar Aalto, Lewerentz o Asplund ¡ªhaciendo convivir la abstracci¨®n y el bosque¡ª al minimalismo de los templos de agua y luz de Tadao Ando, pasando por la monumentalidad domesticada de ?lvaro Siza en Marco de Canaveses (Oporto, 1996) o la capilla do Monte (2018) en el Algarve.
Ha habido arquitectos contempor¨¢neos que han levantado catedrales. Oscar Niemeyer dise?¨® la de Brasilia cuando ide¨® la capital de su pa¨ªs con L¨²cio Costa. Rafael Moneo levant¨® en 2002 Nuestra Se?ora de los ?ngeles. Pero fue Shigeru Ban quien construy¨® la de Christchurch con la ayuda de muchos ciudadanos. Corr¨ªa 2010, esa ciudad neozelandesa hab¨ªa sufrido un terremoto y su iglesia de cart¨®n reciclado naci¨® para sustituir temporalmente al templo destruido. Sin embargo, pas¨® a ser un edificio permanente cuando la congregaci¨®n anglicana entendi¨® que los fieles sent¨ªan menos miedo bajo el cart¨®n que bajo las piedras.
En Espa?a, la sencillez de las iglesias de Fern¨¢ndez del Amo y el ingenio de las de Miguel Fisac marcaron la posguerra arquitect¨®nica y abrieron un camino por el que muchos arquitectos han buscado nuevos horizontes. Enric Miralles encontr¨® religiosidad en el paisaje integrando una capilla cr¨ªptica en su cementerio de Igualada. Sol Madridejos y Juan Carlos Sancho apostaron por un trabajo de origami p¨¦treo en su capilla Valleacer¨®n de Ciudad Real, Ignacio Vicens culmin¨® en Rivas-Vaciamadrid una osada iglesia de acero corten. La conversi¨®n de un campanario en ventana que Fernando Tabuenca y Jes¨²s Leache dibujaron en la iglesia de San Jorge de Pamplona habla del orden por encima del impacto. Algo parecido a lo que busc¨® Moneo con el IESU en San Sebasti¨¢n, donde puso a la ciudad por delante del templo al hacerlo convivir con un supermercado.
El papa Francisco defini¨® el templo del siglo XXI como un ¡°hospital de campa?a¡± en Civilt¨¤ Cattolica. Y hoy son muchas las capillas que, ofreciendo consuelo y refugio, cuesta identificar como templos. La Kamppi del estudio K25, en el centro de Helsinki, es un lugar para todos los credos, o para ninguno: no ofrece doctrina sino silencio. Entiende que la espiritualidad reclama m¨¢s serenidad que sorpresas.
Finalmente, la participaci¨®n ciudadana actualiza la implicaci¨®n de las congregaciones, los fieles y las parroquias para reunir dinero. Levantar una iglesia p¨²blica es hoy, al contrario de lo que sucede con tantos edificios, un proceso lento. Diez a?os le ha costado a Fernando Menis terminar la iglesia y el centro parroquial del Sant¨ªsimo Redentor en el barrio de Las Chumberas de La Laguna. En esa d¨¦cada, el tinerfe?o ha cumplido dos de las premisas del encargo: poderla utilizar por fases y lidiar con el abrupto desnivel del solar. A las variaciones topogr¨¢ficas de la parcela, Menis respondi¨® con una rampa sembrada de vegetaci¨®n que construye un espacio p¨²blico para ¨¦l tan relevante como los cuatro vol¨²menes que, como grandes rocas macladas, constituyen el edificio. Son las grietas entre esos cuerpos de hormig¨®n las que dejan pasar la luz. Entre cr¨ªptico y despojado, el sobrio edificio aprovecha la eficiencia energ¨¦tica, no solo expresiva, del hormig¨®n, que mezclado con piedra volc¨¢nica muy porosa (pic¨®n) consigue una textura rugosa que mejora la ac¨²stica.
Por partes, Menis levant¨® primero los dos m¨®dulos que alojan el centro parroquial. All¨ª se celebraron las misas durante a?os, pero tambi¨¦n los encuentros entre los vecinos, haciendo buena la definici¨®n del papa actual de la iglesia como ¡°casa de todos, y no solo de las ¨¦lites¡±. As¨ª, es la rotunda sobriedad de este edificio ¡ªque ha costado dos millones de euros¡ª la que habla. En la historia de la arquitectura moderna busca, como Ando, la elocuencia callada de la luz, pero se queda con la apuesta de Miralles de arraigar los edificios convirti¨¦ndolos en paisaje.
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