El m¨¢ximo saqueador de canciones ajenas
Jimmy Page ensuci¨® la carrera de Led Zeppelin con una ristra de plagios extra¨ªdos del blues y el folk
Podr¨ªamos afirmar que Led Zeppelin domin¨® el rock de los a?os setenta. Como los Beatles en la d¨¦cada anterior, Jimmy Page y compa?¨ªa acumularon popularidad, influencia y ?respeto? No, fall¨® el tercer ingrediente. Desde el principio, hubo hostilidad entre el grupo y los medios. La arrogancia de Led Zeppelin resultaba antip¨¢tica y empeoraba por los modos brutales de su m¨¢nager, Peter Grant.
La cr¨ªtica sospechaba que Led Zeppelin era un producto dise?ado para satisfacer una demanda, detectada por Jimmy Page en sus viajes por Estados Unidos: desde 1967, el negocio del rock crec¨ªa imparable, ocupando emisoras de FM y grandes recintos. Su oferta superaba las expectativas: nadie pod¨ªa negar la fuerza avasalladora de Led Zeppelin en vivo y en disco.
Pero su concepci¨®n no era inmaculada. Hasta el nombre hab¨ªa sido expropiado: fue una ocurrencia de Keith Moon, baterista de The Who, durante un intento de formar un supergrupo. Humor brit¨¢nico: ¡°Esto volar¨¢ como un zepel¨ªn de plomo¡±. Adem¨¢s, segu¨ªa un patr¨®n preexistente: el primer elep¨¦ de Led Zeppelin reflejaba el debut del grupo Jeff Beck Group, publicado pocas semanas antes de que entraran en Olympic Studios. Beck exhib¨ªa gran inventiva como guitarrista, pero entonces parec¨ªa carecer de motivaci¨®n: contratado para tocar en Woodstock, prefiri¨® no acudir. Y desperdici¨® una banda que inclu¨ªa a Rod Stewart, Ronnie Wood o Nicky Hopkins. Por lo dem¨¢s, coincid¨ªan las f¨®rmulas: rock apote¨®sico, blues pesado, chispazos de folk.
La estrella taca?a
Entre otros asuntos, Jimmy Page: La biograf¨ªa definitiva, el libro de Chris Salewicz, retrata la asombrosa cicater¨ªa del guitarrista. M¨¢s all¨¢ de an¨¦cdotas chuscas, revela que el primer contrato de Led Zeppelin con Atlantic Records evidenciaba qui¨¦n mandaba all¨ª: la mitad de las regal¨ªas iban para Jimmy, mientras el restante 50% se divid¨ªa entre sus tres compa?eros y su m¨¢nager. Page tambi¨¦n sab¨ªa ¡ªy no era conocimiento habitual entre m¨²sicos de los a?os sesenta¡ª que el verdadero fil¨®n estaba en los derechos editoriales. Lo hab¨ªa aprendido en Estados Unidos, durante su noviazgo con la compositora Jackie DeShannon y sus charlas con el productor Bert Berns.
Sin embargo, Jimmy Page ten¨ªa un vicio: se apuntaba la autor¨ªa de todo lo que tocaba. Con el tiempo, deriv¨® en caricatura: el soberbio rock star que se embolsa los derechos correspondientes a empobrecidos bluesmen negros. Page cre¨ªa que aquellos antecesores no pod¨ªan reclamar, ya que se hab¨ªan ido al otro barrio. Se equivocaba: no serv¨ªa como excusa y todav¨ªa viv¨ªan Bukka White, Sleepy John Estes, Howlin¡¯ Wolf o Memphis Minnie. No estaban en condiciones de pleitear, pero ese no era el caso de Willie Dixon, uno de los principales art¨ªfices del Chicago blues, que advirti¨® que Whole Lotta Love, el mayor ¨¦xito de Led Zeppelin, constitu¨ªa una versi¨®n turbo de su You Need Love, grabada por Muddy Waters.
Dixon demostr¨® que se pod¨ªa litigar contra el imperial Led Zeppelin y conseguir indemnizaciones millonarias (y aparecer en los cr¨¦ditos de posteriores lanzamientos). Jimmy Page no aprendi¨® la lecci¨®n: echar¨ªa la culpa a su compa?ero Robert Plant, al que aseguraba haber encargado nuevas letras que no lleg¨® a escribir; de rebote, ven¨ªa a confesar que no las ten¨ªa todas consigo. Tampoco deb¨ªa de considerarlo algo digno de recompensa: en el primer elep¨¦, el joven Plant no firma nada.
Dado que casi todas las grabaciones de estas ¡°canciones inspiradoras¡± pertenecen al dominio p¨²blico, abundan los discos con t¨ªtulos como Las ra¨ªces de Led Zeppelin, que recopila hasta veintitantos temas a?ejos que cayeron en manos de Jimmy Page. Ojo: en la pr¨¢ctica, el hombre tambi¨¦n carec¨ªa de escr¨²pulos a la hora de chulear a artistas blancos.
A veces, se trataba de errores: sac¨® Baby I¡¯m Gonna Leave You de un elep¨¦ de Joan Baez, donde figuraba como Tradicional; en realidad, pertenec¨ªa a una aficionada de San Francisco, Anne Bredon, que solo a partir de 1990 fue reconocida como coautora (sic). Dazed and Confused era obra del estadounidense Jake Holmes; durante d¨¦cadas, Page neg¨® conocer ese dato, aunque hab¨ªa tocado la pieza con los Yardbirds, su grupo previo a Led Zeppelin. En 2010, tras un acuerdo extrajudicial, sigui¨® atribuy¨¦ndosela, con el a?adido de ¡°inspirada por Jake Holmes¡±.
Aparte de unos dedos prodigiosos, Jimmy Page sab¨ªa elegir los modelos a imitar. Para Black Mountain Side se bas¨® en la adaptaci¨®n de la canci¨®n folcl¨®rica Black Waterside, realizada por Bert Jansch. No fue el ¨²nico pr¨¦stamo tomado del maestro escoc¨¦s de la guitarra ac¨²stica, que pens¨® en denunciarle y no lo hizo por el alto costo de recurrir a la justicia en el Reino Unido.
En los ¨²ltimos a?os, hemos visto mucho alboroto por una querella respecto a la m¨¢s misteriosa canci¨®n de Zeppelin, Stairway to Heaven; supuestamente, su inicio plagia Taurus, un instrumental de Spirit, grupo de culto californiano. El caso todav¨ªa sigue coleando, para consternaci¨®n de Jimmy Page. Y tiene raz¨®n: comparado con el resto de sus trucos de alquimia, pudo ser pura casualidad.
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