¡°A los 70 no se construye obra ni carrera, se escribe por placer¡±
Ian Manook dice adi¨®s a Yeruldelgger, su sarc¨¢stico detective mongol, en una novela que denuncia c¨®mo una conocida marca de ropa est¨¢ destruyendo la estepa
Ian Manook no se llama Ian Manook. Tampoco, como su famoso detective, vive en Mongolia. Ian Manook es Patrick Manoukian, un periodista y editor franc¨¦s a punto de cumplir los 70 a?os que un buen d¨ªa hizo una apuesta con su hija: escribir¨ªa cuatro novelas. Tal vez alguna triunfase. Acababa de jubilarse y le apetec¨ªa escribir. Hab¨ªa publicado un par de libros de viajes. Fascinado por Mongolia, decidi¨® que uno de esos cuatro libros ser¨ªa una novela negra y que su protagonista ser¨ªa un detective mongol. Le llamar¨ªa Yeruldelgger. Yeruldelgger ir¨ªa a caballo y vivir¨ªa en la estepa, un lugar que es como un pueblo enorme, en el que todo el mundo lo sabe todo de todo el mundo, y en el que ves durante d¨ªas c¨®mo se te acerca quien sea que pretenda visitarte. O en el que puedes contemplar, tambi¨¦n durante d¨ªas, como un alguien sigue a otro alguien. La novela, Muertos en la estepa (Salamandra), fue un ¨¦xito. Y no solo por el vasto, inh¨®spito y atractivo paisaje, sino sobre todo por la aventura ¨C las novelas de Manook, lo dice ¨¦l mismo, son novelas de aventuras ¡°que acaban como westerns¡± ¨C y un sentido del humor deliciosamente c¨¢ustico.
¡°Para m¨ª escribir es una manera de compartir mis viajes¡±, dice. Es un d¨ªa de finales de junio. Manook est¨¢ de paso por Barcelona. Aprovecha cualquier descanso en su apretada agenda de promoci¨®n para escribir. Desde que Yeruldelgger le convirti¨® en escritor a tiempo completo, un escritor apasionado que est¨¢ recopilando, en forma de series de noirs, los viajes que m¨¢s le han impactado, extrayendo el pa¨ªs de su propia peripecia y eligi¨¦ndolo para darle una nueva vida, ha escrito casi una decena de novelas, entre ellas una trilog¨ªa islandesa que podr¨ªa acabar en Nueva Zelanda. Nueva Zelanda es, como Islandia y Mongolia, uno de esos pa¨ªses que le llam¨® en exceso la atenci¨®n. Supo, nada m¨¢s pisarlo, que quer¨ªa hablar de ¨¦l. Recopilar recuerdos que luego se convertir¨ªan en escenas de alg¨²n tipo de novela. Porque Manook nunca se documenta, todo lo que se lee se basa en su propia experiencia. Quiz¨¢ por eso dice que necesita tener un feeling especial con el lugar, ¡°que ocurra algo en ¨¦l que me llame especialmente la atenci¨®n¡±.
Cuando se puso a escribir la serie de Yeruldelgger, que ha cerrado con La muerte n¨®mada (Salamandra), lo hizo porque le fascin¨® la manera en que viv¨ªan los tres millones y medio de habitantes de Mongolia, ese pa¨ªs encajonado entre Rusia y China, que ¡°casi no existe¡±. No ten¨ªa ninguna pretensi¨®n m¨¢s que la de contar una historia. ¡°A los 70 no se construye obra ni carrera, se escribe por placer¡±, dice. Se considera un afortunado porque no siente ning¨²n tipo de presi¨®n. Las novelas arranca con una imagen ¡°potente¡± en la que a veces lleva ¡°a?os¡± pensando y luego se desarrollan sin m¨¢s, hilando recuerdos con desarrollo de personajes. ¡°Surgen un pu?ado de historias que luego mezclo para darle un sentido¡±, asegura. Cuando piensa en la arquitectura de sus novelas, piensa en la Torre Eiffel: un cruce met¨¢lico erigi¨¦ndose en busca de sentido. La imagen potente, el tema de fondo de La muerte n¨®mada es, evidentemente, el nomadismo que, dice, est¨¢ empezando a desaparecer, y no por culpa del cambio clim¨¢tico. Esa es solo la excusa.
Detr¨¢s de la novela hay una cr¨ªtica feroz a una multinacional del textil que est¨¢ acabando con una cultura milenaria que era tambi¨¦n una forma de subsistencia clim¨¢tica
Detr¨¢s de la novela hay una cr¨ªtica feroz a una multinacional del textil que ha dado a los pastores de Mongolia algo mejor que hacer con cierto tipo de cabras no trashumantes que est¨¢ acabando, por un lado, con el paisaje de la estepa y, por otro, con una cultura milenaria que era tambi¨¦n una forma de subsistencia clim¨¢tica. La multinacional en cuesti¨®n, Manook no teme se?alarla, es United Colors of Bennetton. Hay un tipo de cachemir que se fabrica, dice el escritor, ¡°con las barbas de un tipo de cabra que no necesita moverse del sitio¡±, y lo que ha ocurrido es que los pastores, que antes ten¨ªan reba?os de todo tipo de cabras y permit¨ªan ¡°que el ecosistema se recuperara de su paso¡±, cr¨ªan el doble o el triple de cabras de este tipo para poder ganar m¨¢s dinero, y sin darse cuenta, ¡°est¨¢n destruyendo una forma de vida¡±. Pese a todo, cree que cuando se habla del fin del nomadismo ¡°no se es justo, porque no se mencionan las causas reales¡±.
Sea cual sea el caso, Patrick Manoukian quer¨ªa despedirse de Yeruldelgger regal¨¢ndole un caso ¨C o varios encadenados ¨C a la vez delirante y reparador, que ¡°no tiene nada que ver con los anteriores¡±. Consciente de que en la ¨²ltima entrega ¨C la segunda, Tiempos salvajes (tambi¨¦n en Salamandra) ¨C hab¨ªa hecho sufrir sobremanera al detective ¨C ¡°lo perdi¨® todo, no era justo¡± ¨C, ha querido recomponer los pedazos que de ¨¦l quedaban para entreg¨¢rselo, de alguna manera, al paisaje que le vio nacer. ¡°Quer¨ªa darle otro final, uno no tan triste, porque creo que se lo merece¡±, dice. Lo que leamos a partir de ahora firmado por Manook no transcurrir¨¢ en Mongolia. Pero seguiremos ley¨¦ndole, porque est¨¢ en mitad de tres libros ahora mismo y tiene al menos otros 10 en mente. ¡°Siempre que tengo una idea, escribo las 30 primeras p¨¢ginas, y ahora mismo tendr¨¦ unas 10 o 12 de esas 30 primeras p¨¢ginas¡±. El amante del noir viajero est¨¢ de suerte.
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