Savater, en la peor parte
Homenaje a una felicidad vivida y recuento angustioso de la infelicidad sobrevenida en este ejercicio de radical sinceridad de Fernando Savater, que se adentra con estas memorias en la literatura de la p¨¦rdida

El lector de las memorias de Fernando Savater recordar¨¢ su t¨ªtulo certero ¡ªMira por d¨®nde (2003)¡ª que nos previene de que la casualidad aparente suele ser una causalidad de fondo. El texto ten¨ªa una franqueza desarmante y divertida, en cuyo fondo estaban la propensi¨®n a la desmitificaci¨®n tanto como el entusiasmo irrestricto por las diferentes formas de la felicidad. Sus p¨¢ginas exhib¨ªan algo as¨ª como una picaresca sin dolo y un epicure¨ªsmo razonador, que avanzaban juntos hacia un final que incluye la redenci¨®n de algunos extrav¨ªos y, sobre todo, un premio: el hallazgo de un compromiso civil (luchar por la raz¨®n frente a la pesadilla del terrorismo vasco: eso fue ?Basta Ya!), la decisi¨®n de iniciar una convivencia amorosa y la de disfrutar escribiendo. As¨ª se entiende que el pr¨®logo de aquellas ¡°memorias razonadas¡± se titulara precisamente ¡®Despu¨¦s de todo¡¯, que el libro se dedicara a la amada (¡°a Sara; mira, mi vida¡±), y que el ¨²ltimo cap¨ªtulo, ¡®?A que no sabes, Pelo Cohete?¡¯, acabe en una declaraci¨®n de amor.
Las memorias de Savater confirmaron el pacto del autor con sus lectores, parecido al de aquellos enciclopedistas dieciochescos que el escritor siempre ha tenido tan a mano y que fundamentaron su acuerdo en la libertad de pensamiento y en la ausencia de prejuicios: Voltaire y Diderot, por supuesto, pero tambi¨¦n el desparpajado James ?Boswell, a quien Savater dedic¨® unas pocas p¨¢ginas memorables¡ Supongo que es la subsistencia de ese pacto lo que ha inspirado la nada f¨¢cil continuaci¨®n de esas memorias para narrar ¡°la peor parte¡±, sin omitir el dolor que no cesa, la queja obstinada, el desamparo. Desde el Libro de Job hasta Anna Ajm¨¢tova (de la que hay una oportuna cita en la ¡®Despedida¡¯ del libro), existe una literatura de la p¨¦rdida y la pena, que tambi¨¦n forma parte de los pactos de escritura con la misma legitimidad que el alborozo o la esperanza. Y es que tampoco han sido a?os benignos los que Savater recuenta ahora, desde el inicio del nuevo siglo¡ Se han agravado, y mucho, tanto las ma?as del nacionalismo obligatorio (vasco y catal¨¢n, ahora) como la hip¨®crita indolencia de la sociedad ante el asesinato y la humillaci¨®n: ¡°El enemigo tiene la ventaja de mentir y el beneficio de la comprensi¨®n por adelantado¡±, nos advierte.
Quiz¨¢ una de las l¨ªneas m¨¢s claras de este libro es el t¨¢cito reconocimiento de la superioridad de la experiencia vivida sobre la meramente intelectual: me parece muy revelador el texto de 1985, reproducido por Savater, en que la joven Sara (todav¨ªa cercana a las monsergas abertzales) saluda a Yoyes (la arrepentida) con un escueto pero expresivo Ongi etorri. Y es que Sara, lista y exigente, ha ido siempre un paso moral por delante de su compa?ero. Nada ha sido f¨¢cil para ella, pero ha pasado a ser la pauta de las decisiones y tambi¨¦n la creadora de los espacios de intimidad de la pareja. Y este libro es un homenaje a una felicidad vivida, a la vez que hace un recuento angustioso de la infelicidad sobrevenida en el que hay mucho de a?oranza, algo de remordimiento y, sobre todo, radical sinceridad; la percibir¨¢ el lector en la franqueza de los episodios er¨®ticos, en unas impresionantes p¨¢ginas sobre la paternidad y sobre el aborto, o en la admiraci¨®n por una mujer joven y guapa, risue?a y l¨²cida, tajante y comprensiva.
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Por todo eso, este libro no tiene el regocijo intelectual de otros, aunque tenga la misma indisimulable pasi¨®n que suele. El turf, ver pel¨ªculas veteranas, el reencuentro con Italia, el amor a M¨¦xico y las visitas a Par¨ªs son se?uelos indemnes¡ Como lo son los veranos de Mallorca, que sustituyeron a los donostiarras cuando las amenazas de ETA y la recomendaci¨®n de la polic¨ªa aconsejaron un cambio de costumbres: aqu¨ª se paladean con placer los top¨®nimos que jalonan la sierra de Tramuntana, una terraza con vistas a la Dragonera, una caminata hacia la Trapa o la sorpresa de un jard¨ªn ali?ado por Sara en un antiguo vertedero. Pero todo conduce al ¡®Ep¨ªlogo¡¯ que narra ¡ªsin dejarse en el tintero lance fisiol¨®gico o debilidad moral¡ª la ¡°destrucci¨®n del fr¨¢gil teatrillo de mi alegr¨ªa¡±: el tumor cerebral que mat¨® a Sara. Son nueve meses de agon¨ªa que remata el poema de fin de a?o que, como todos los anteriores, el escritor entregaba a su compa?era: su final es bell¨ªsimo. Pero cada p¨¢gina ¡ªy el conjunto del libro¡ª tambi¨¦n lo es¡ Los lectores de Fernando Savater admiramos y agradecemos el cabal cumplimiento de su pacto de escritura, pero esperamos que, entre la letra peque?a, haya en nuestro beneficio alguna cl¨¢usula de pr¨®rroga.
La peor parte. Memorias de amor. Fernando Savater. Ariel, 2019. 243 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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