Mercedes Halfon convierte su estrabismo en material literario
La escritora argentina mezcla ensayo y novela en ¡®El trabajo de los ojos¡¯
Todo comenz¨® en El confesionario, un espacio radiof¨®nico de la Universidad de Buenos Aires. La cita que all¨ª ten¨ªa la escritora argentina Mercedes Halfon promet¨ªa dejar pocas v¨ªas al pudor y, ya lanzada a la aventura, prefiri¨® tom¨¢rselo con una buena dosis de humor. Su secreto, al fin y al cabo, parec¨ªa bastante m¨¢s manifiesto que cualquier otro: iba a hablar de esa ¡°peque?a falla¡± que hay en sus ojos, ¡°que no se ponen del todo de acuerdo a la hora de bailar¡±. Pens¨® que si uno tuviera que revelar algo m¨¢s ¨ªntimo, desconocido para los dem¨¢s, el relato ser¨ªa ¡°m¨¢s rec¨®ndito¡±, bien diferente al que ella har¨ªa de su estrabismo.
La notoriedad de aquella singularidad, ahora casi por completo corregida en la mirada t¨ªmida y atenta de la escritora (Buenos Aires, 39 a?os), nunca hab¨ªa sido una aliada. Era, sin duda, dif¨ªcil de enfrentar, pero Halfon se resolvi¨® a abordarla, ¡°ante todo, para ver en qu¨¦ deparaba en la escritura¡±, relataba una tarde sentada en una c¨¦ntrica cafeter¨ªa del barrio de Lavapi¨¦s, en Madrid. Y el resultado fue un h¨ªbrido, El trabajo de los ojos, una obra publicada en octubre en Espa?a (editorial Las Afueras) y en la que la narraci¨®n en primera persona de la protagonista se intercala con meditaciones extra¨ªdas de su diario, con una escritura en forma ensay¨ªstica y hasta con sondeos en la historia de la oftalmolog¨ªa y en la biograf¨ªa de algunos de sus m¨¢s destacados nombres.
Halfon cuenta que la historia naci¨®, casi una d¨¦cada atr¨¢s, "sin un objetivo claro", como una mera "hip¨®tesis" que verificar, la de "si las fallas org¨¢nicas nos constituyen". Pronto percibi¨® que para ello no bastaba la primera persona, "demasiado agobiante", y entonces empez¨® a combinarla con otras voces. Antes de eso tuvo tiempo de descubrir "un relato,?una especie de historia cl¨ªnica" conformada por?"cientos de recuerdos" como ni?a con anteojos y a?os de visitas al oculista, ya como adulta. "Las fallas nos constituyen. El estilo nace de la debilidad. Se tiende a creer que tiene que ver con la ejecuci¨®n de una forma excelente; pero este relato me ha convencido de lo contrario: ocurre justamente al rev¨¦s", sostiene sobre el proceso.
La escritora argentina considera el texto final, de apenas cien p¨¢ginas, "una serie de met¨¢foras en torno a la visi¨®n", y saca algunas de esas im¨¢genes a relucir en su propio discurso. Del ojo que, "porque?funciona peor" se le fuerza a trabajar para aminorar el estrabismo, Halfon pasa a hablar del pensamiento "disconforme, divergente", y hasta de la escritura, dos formas de rehuir la verdad oficial. O lo que muestra el ojo "que trabaja bien", que tambi¨¦n parece de verdad. "Los ojos est¨¢n unidos, pero no conciliados. Esa es mi forma de ver el mundo", resume con una iron¨ªa que no cambia un ¨¢pice el aspecto serio y tranquilo que mantiene durante la entrevista.
La vida de la protagonista del relato, concede la escritora, se identifica con la de alguien que muestra primero incomprensi¨®n por ser diferente y despu¨¦s da pruebas de cierta jactancia de su identidad. ?Narcisismo? "La obsesi¨®n est¨¢ ah¨ª, es m¨¢s neur¨®tica que narcisista, pero poco a poco una se va liberando de ella", asegura Halfon, para quien el humor "tiene un papel" en todo ese proceso.?
Confrontada con la duda de si le hubiese gustado tener una visi¨®n normal, Halfon, que suma con este su tercer libro ¡ªtras uno de poemas, Hebilla de pasto (2012), y otro del que es coautora, Te pido un taxi (2009), junto a Fernanda Nicolini¡ª apenas se lo piensa. Aunque rebaja la trascendencia de su estrabismo ¡ª"El m¨ªo era un problema casi rid¨ªculo, que deja a un lado cualquier resquicio de autocompasi¨®n"¡ª, se sincera:?"Es obvio que habr¨ªa preferido tener una visi¨®n correcta"¡ª. La distancia que marca esta ¨²ltima afirmaci¨®n con la protagonista de?El trabajo de los ojos y su impl¨ªcita exaltaci¨®n de la literatura no visual sorprende, pero Halfon apela a la perspectiva antibiogr¨¢fica que tambi¨¦n incluye la novela para justificarla y concluye: "La vista es un sentido dictador, imperante. Prescindir de ¨¦l es hermoso. Dicen que nos orienta, pero yo creo que si algo tiene esa funci¨®n es la literatura".
Babelia
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