Lita Cabellut: ¡°Goya es el guardia civil de la ¨¦tica¡±
La artista espa?ola m¨¢s cotizada del mundo reconoce a Goya y Camar¨®n de la Isla como sus grandes maestros y al Museo del Prado como el lugar donde empez¨® su historia de ¨¦xito
Lita Cabellut (Sari?ena, Huesca, 1961) ha regresado al Museo del Prado para romper con su leyenda y dejar de ser la indigente que se convirti¨® en la artista espa?ola m¨¢s cotizada en el mundo. Ah¨ª, ante un auditorio a rebosar, ansioso por escuchar a la pintora sin rastro en Espa?a, Cabellut desclav¨® el lienzo del marco, lo devolvi¨® vac¨ªo al caballete, enroll¨® la pintura y empez¨® a golpearla sin parar. El ¨®leo seco salt¨® en pedazos sobre la mesa de conferencias, acostumbrada a escuchar intervenciones algo menos lesivas para el patrimonio. Luego, volvi¨® a abrir el lienzo para plegarlo sobre sus esquinas. Y m¨¢s golpes. La materia se craquelaba y saltaba por los aires, mientras la artista gitana golpeaba con el pu?o cerrado su creaci¨®n hasta ese momento intacta. A Stanley Kubrick le habr¨ªa encantado.
Antes de la destrucci¨®n o, como le gusta decir a Lita, deconstrucci¨®n, advirti¨® al p¨²blico que ella es una artista renacentista y t¨ªmida. Ser¨ªa la primera vez que iba a ejecutar la pintura fuera de su taller, ante desconocidos. Nunca antes lo hab¨ªa compartido, as¨ª, en crudo y tras una sabrosa charla con el periodista Ant¨®n Castro. ¡°Esto se lo debo al Museo del Prado¡±, y empez¨® a golpear. Al acabar reconoci¨® Cabellut que hab¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil y emocionante de lo que hab¨ªa pensado. ¡°Estoy muy contenta de haberlo compartido con vosotros. El arte est¨¢ en movimiento y no podemos negarnos a lo que es irremediable¡±, dijo.
Camar¨®n de la Isla me ha ense?ado a pintar, a arrojarme a ese mundo incierto que es el arte
Ella no pudo hace 46 a?os. Su madre adoptiva le llev¨® a visitar el Prado. Ten¨ªa 12 y delante de ¡°Las tres gracias¡± (1630), de Rubens, le dijo a su madre: ¡°Yo quiero pintar eso¡±. Y as¨ª fue. Lo irremediable la convirti¨® en pintora y le impidi¨® abandonar este museo. No cambi¨® a Goya, Vel¨¢zquez o El Greco por Rembrandt, Frans Hals o Vermeer. Aunque de los maestros del Rijksmuseum aprendi¨® a pintar la luz de la humedad cuando se fue a estudiar a la escuela de bellas artes m¨¢s vanguardista de ?msterdam. All¨ª vive desde hace 38 a?os, all¨ª tiene su taller donde trabaja con un equipo al que durante mucho tiempo no pudo pagar. ¡°Pas¨¦ mucha hambre porque nadie quer¨ªa mis monstruos, sin piel. Eran m¨²sculo. Necesitaba pintar lo que hay debajo, lo que nos cuesta tanto reconocer¡±, ha dicho la pintora, que aclar¨® no sentir inter¨¦s por el discurso de g¨¦nero.
El color de Camar¨®n
?C¨®mo descubrirlo? A trav¨¦s de sus dos grandes maestros: Goya y Camar¨®n de la Isla. Del pintor dice que aprendi¨® a observar, a preguntarse por la conciencia. ¡°Goya es el guardia civil de la ¨¦tica¡±. Y de Jos¨¦ Monje Cruz aprendi¨® lo profundo. Lo que no podemos controlar. ¡°Camar¨®n me ha ense?ado a pintar, a arrojarme a ese mundo incierto que es el arte. Los colores tienen ritmos, tienen sonidos y cuando pongo Camar¨®n me da los tonos y las vibraciones¡±, reconoce Lita. ¡°Mis negros no vienen de Goya, vienen de Camar¨®n. Goya es la conciencia y la pincelada del maestro. Camar¨®n es el que me dicta los colores. Cuando canta lo hace en colores¡±, asegur¨® la pintora.
Delante de uno de los cuadros de Rothko no pienses, siente. Te pondr¨¢s a llorar
Y del cantaor gitano salta a Mark Rothko por los efectos de color. Por las sofisticadas veladuras de los lienzos con las que pasa de un color a otro el expresionista abstracto. Porque a trav¨¦s de ellos percibe ¡°todos los sentimientos de la humanidad¡±. Pide tiempo y paciencia para Rothko: ¡°Delante de uno de sus cuadros no pienses, siente. Te pondr¨¢s a llorar¡±, asegura. El poder de la conmoci¨®n del arte no est¨¢ en su materia, sino en lo que no se ve. Curiosa paradoja la que obliga a cerrar los ojos para ver el arte.
No fue la ¨²nica ecuaci¨®n parad¨®jica que ofreci¨® Lita Cabellut, a la que el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, present¨® como ¡°una de las m¨¢ximas referencias del arte espa?ol en el extranjero¡±. La artista reconoci¨® que est¨¢ pasando por un momento de cambio profundo tras aceptar que ha llegado a una maestr¨ªa y dominio. Dice que podr¨ªa seguir profundizando en lo que es el retrato, pero est¨¢ m¨¢s interesada en ponerse en riesgo: ¡°Ahora mismo para m¨ª lo m¨¢s importante es olvidarme de todo lo aprendido y fiarme del arte. El arte no es una naturaleza muerta, es renovaci¨®n org¨¢nica constante. Por eso los artistas debemos liberarnos de los dogmas y confiar en el arte, porque es m¨¢s grande que lo que pretendes. Cuando el arte se hace el jefe en el taller, nosotros solo somos trabajadores¡±.
Sobre el escenario quedaron esparcidos los restos del arte y sobre el caballete, el cuadro herido. El p¨²blico se acerc¨® a tocar la materia seca y desprendida del lienzo. Algunos se guardaron los despojos; del mito se aprovecha todo. Otros tomaron un selfi. Un recuerdo antes de que desaparezca en las paredes de un coleccionista que se encapriche con la obra ultrajada en directo, en el Prado. Porque el museo no la custodiar¨¢ y Lita Cabellut seguir¨¢ siendo artista espa?ola fuera de Espa?a.
Babelia
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