¡®Cuando llueve¡¯: un Libro de Job posmoderno proyectado sobre la pared
La innovadora obra de teatro llega al Festival Cervantino de Guanajuato (M¨¦xico) de la mano del actor argentino Rafael Spregelburd


El hemiciclo del Teatro Ju¨¢rez de Guanajuato, su techo pintado y tallado como de pavo real, tuvo el viernes una presencia ins¨®lita: dos proyectores de 15.000 y 20.000 lumen de potencia atados con cinta amarilla sobre una columna de andamios. Con algo de suspense, el dramaturgo canadiense Anthony Black observaba c¨®mo unos t¨¦cnicos municipales revisaban la seguridad de los dispositivos. Sin ellos no hay obra. Los aparatos son los protagonistas en la sombra de Cuando llueve, una obra que parece un c¨®mic visual y que cuenta la historia de Alan, un Job semib¨ªblico y posmoderno sin amarres ante la desgracia.
La obra de Black lleg¨® el viernes al Festival Internacional Cervantino de M¨¦xico, uno de los mayores eventos culturales del pa¨ªs, de la mano del actor argentino Rafael Spregelburd. Lo hace tras varios a?os de pasearse por festivales extranjeros y cosechar buenas cr¨ªticas por su innovadora t¨¦cnica. Un software desarrollado por la misma compa?¨ªa de teatro permite proyectar im¨¢genes y formas que acompa?an a los personajes. Los colores que expulsa el programa inform¨¢tico envuelven cada escena de un estado de ¨¢nimo particular; naranja para cuando la felicidad asoma, verde para la enfermedad, un gris ceniciento despu¨¦s de que la desgracia haya golpeado. No hay apenas mobiliario; la escenograf¨ªa, los interiores en los que se desarrolla la tragedia, se proyectan sobre la pared. Tambi¨¦n la lluvia, tan presente, que da nombre a la obra.
Black, cofundador de la compa?¨ªa canadiense 2B Theater, basada en Halifax, la describe como una ¡°novela gr¨¢fica¡± por la extra?a sensaci¨®n visual que transmite. Esa fue una de las razones que llevaron al tambi¨¦n dramaturgo Rafael Spregelburd no solo a traducir el texto al espa?ol, sino tambi¨¦n a hacer el papel Alan, un neur¨®tico obsesionado por la probabilidad de las cosas. "Son como vi?etas, Es lo m¨¢s parecido que hay al cine", dice.
La proyecci¨®n impone ciertos condicionantes. Los actores tienen que saberse al mil¨ªmetro d¨®nde poner y no poner la mano, c¨®mo colocarse de una manera que no genere sombras que distorsionen la proyecci¨®n. La pared tiene peque?as marcas para guiarles en ese escenario en el que no ven nada. "Lo m¨¢s dif¨ªcil fue entender la riqueza de la precisi¨®n; somos m¨¢s italianos, tenemos una temperatura permanente", dice Spregelburd, que se encarg¨® de buscar al resto del elenco para la versi¨®n espa?ola de la obra. "Es al mil¨ªmetro, pero dentro de ese conjunto de par¨¢metros tenemos que dar la apariencia de vida", explica Black.
La forma de la obra no quita brillo al tema de fondo. Una historia que es una versi¨®n actual del b¨ªblico Job, rico ganadero a quien Dios hace pasar por una serie de desgracias para poner a prueba su fidelidad y que despu¨¦s es recompensado. Alan es un Job de nuestra ¨¦poca; no cree en Dios, sino en la probabilidad y en que las cosas pasan porque s¨ª, o porque no, sin mano que mezca la cuna.
Cuando se le muere el beb¨¦ reci¨¦n nacido, la primera de una serie de desgracias, le cita a su esposa In¨¦s, interpretada por la actriz argentina Moro Anghileri, una probabilidad: solo un 12% de matrimonios se separa tras un suceso as¨ª. Ella le dice que se calle. La relaci¨®n entre ellos se precipita, por la falta de comunicaci¨®n y la imposibilidad de encontrar una respuesta l¨®gica a lo que les est¨¢ pasando.
La escena de la muerte de ella es desgarradora, de forma y fondo. Una mesa camilla de hospital y un electrocardiograma de luz verde mortecina proyectado sobre la pared. ¡°Si¨¦ntate para que podamos hablar¡±, le dice Alan a una In¨¦s en coma. ¡°?Si¨¦ntate, si¨¦ntate!¡±, grita ante la falta de respuesta. Tras el estallido, la l¨ªnea de vida deja de sonar, se aplana. Una forma humana, de esp¨ªritu, sale del cuerpo de In¨¦s, se levanta y sale de la habitaci¨®n, mientras Alan se queda sin respuesta ante la desgracia definitiva. Sin explicaci¨®n bajo la lluvia, porque no la hay.
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