¡°Mi amante no deber¨ªa ser mi enemigo¡±
EL PA?S re¨²ne a la escritora espa?ola Cristina Morales, la ling¨¹ista mixe Y¨¢snaya Aguilar y la activista Jimena Soria para debatir sobre feminismo
A Jimena Soria le llam¨® la atenci¨®n el subt¨ªtulo de la novela: ni amo, ni dios, ni marido, ni partido, ni de?f¨²tbol. Sobre todo la coda final, eso del f¨²tbol. Hace unos meses, le estuvo pegando al bal¨®n junto a otras feministas durante un encuentro zapatista en Chiapas. A Y¨¢snaya Aguilar le sorprendi¨® el color rosa de la tipograf¨ªa, tan connotado con el clich¨¦ de lo femenino. La autora de la novela, Cristina Morales, reconoci¨® que hay algo de marketing por parte de la editorial. Y a continuaci¨®n, record¨® la respuesta que le dio a un chico que le pregunt¨® lo mismo: ¡°Yo me siento c¨®moda con el rosa porque tambi¨¦n es el color de mi cl¨ªtoris y el color de tu glande¡±.
Morales es la ¨²ltima ganadora del premio Herralde de novela con Lectura f¨¢cil y est¨¢ de gira de la mano del Centro Cultural de Espa?a en M¨¦xico con su programa 10 de 30. Aguilar es ling¨¹ista y activista feminista en su comunidad mixe de Oaxaca. Soria es integrante del Grupo de Informaci¨®n en Reproducci¨®n Elegida (GIRE). Invitadas por EL PA?S, las tres visitaron las oficinas del diario en Ciudad de M¨¦xico para charlar sobre feminismo, mestizaje, protesta y deseo.
Bastardismo versus bovarismo
En la novela de las letras rosas y portada de lema anarquista, una de las protagonistas gu¨ªa sus pasos por el bastardismo. ¡°Es una teor¨ªa de la anarcofeminista boliviana Mar¨ªa Galindo que yo recojo en el libro¡±, apunta Morales. ¡°Ella plantea que hay que dejar de hablar de mestizaje y empezar a hablar de lo bastardo. Porque la palabra mestizaje oculta la violencia de la mezcla, el hecho de que la corriente er¨®tica, el deseo, estaba siempre mediatizado por el poder del colono. La palabra mestizaje es una verdad a medias que oculta la verg¨¹enza sobre el origen, la verg¨¹enza de no ser capaces de decir: procedemos de violaciones¡±. Morales se sirve de esta categor¨ªa para oponerla a otra: el bovarismo. ¡°Ser¨ªa ese personaje femenino que viene a satisfacer siempre al otro, var¨®n, al punto de morir por ello, morir por no ser la deseada, la buena amante, la buena esposa¡±.
Aguilar cuestiona la eficacia pol¨ªtica de la derivada sem¨¢ntica de lo bastardo ¡°en la medida en que est¨¢ centrada en la mirada del padre, de no ser aceptada por el padre¡±. En todo caso, s¨ª considera importante desmontar la narrativa oficial del mestizaje en su pa¨ªs, la base desde la que se ha construido la identidad mexicana desde la Independencia. ¡°El mito fundacional del mestizaje ha invisibilizado la categor¨ªa de raza, obstaculizando el debate sobre la discriminaci¨®n y la desigualdad, que proviene justo de ah¨ª. El discurso del mestizaje esconde que somos una sociedad muy racista¡±, a?ade Soria.
Cuota de sangre y pacto racial
En la tarea de defensa de la autonom¨ªa de su comunidad, Aguilar plantea que las mujeres ind¨ªgenas se relacionan de una manera compleja con el feminismo. ¡°Hablando con mis compa?eras y leyendo a otras ind¨ªgenas me di cuenta de que es complicado, porque el feminismo suele obviar la colonizaci¨®n, un sistema que une a hombres y mujeres blancos en lo que la escritora kaqchikel Aura Cumes llama ¡°pacto racial¡±. Se ve en la relaci¨®n que tenemos con organizaciones feministas, que es bastante paternalista. Decir feminismo blanco es una tautolog¨ªa. El feminismo es blanco¡±.
En Canad¨¢, el Estado certifica la condici¨®n de ind¨ªgena de sus ciudadanos de acuerdo a cuotas de sangre: 100% si padre y madre son ind¨ªgenas, 50% si solo es uno. Aguilar ha documentado la angustiosa vida amorosa de los ind¨ªgenas canadienses, en la medida en que esta normativa condiciona su vida reproductiva si quieren que sus hijos sean consierados tambi¨¦n ind¨ªgenas. ¡°En M¨¦xico, no es la sangre, lo que determina es la lengua. Pero en ambos casos es evidente c¨®mo decisiones tan personales como con qui¨¦n sales o con qui¨¦n te reproduces est¨¢n mediatizadas por el Estado¡±.
Para Morales, los m¨¦todos de control y disciplinamiento se han sofisticado sobremanera, hasta ¡°no considerar como miembros leg¨ªtimos de la comunidad a aquellos que no est¨¦n normativizados, que no entran en los c¨®digos del civismo¡±, como las mujeres protagonistas de su novela: calificadas por la Administraci¨®n como discapacitadas, okupas y due?as y soberanas de su deseo sexual. ¡°No importa qu¨¦ decisi¨®n reproductiva quieras tomar, siempre est¨¢ mediada y controlada por el Estado. No existe una visi¨®n en la cual la autonom¨ªa de las mujeres sea respetada y seamos sujetos pol¨ªticos completos. Una democracia no puede ser completa si somos excluidas¡±.
As¨ª no se protesta
El 16 de agosto, Ciudad de M¨¦xico sali¨® a la calle a protestar tras la denuncia de una violaci¨®n de una menor a manos de dos polic¨ªas. El recorrido por el centro dej¨® algunas pintadas y da?os en el patrimonio. Los medios y autoridades, incluyendo la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, censuraron la protesta. ¡°Desviaron el foco, parec¨ªan m¨¢s pendientes de los monumentos que de atender la exigencia de justicia, porque nos violan, nos matan y no estamos seguras en ning¨²n espacio. De nuevo, se produce un disciplinamiento sobre c¨®mo tenemos que protestar y organizarnos¡±, dice Soria.
Aguilar recuerda que a ra¨ªz de aquellos acontecimientos, que incluyeron la quema de una marquesina del metrob¨²s, tuvo una conversaci¨®n con sus compa?eras mixes. ¡°Dec¨ªamos: quiz¨¢ nosotras tenemos una mayor vinculaci¨®n con nuestro entorno, porque nuestras infraestructuras las construimos nosotras con trabajo comunitario¡±. Morales remata: ¡°El que no entienda por qu¨¦ se hace una pintada es que est¨¢ del otro lado. Qu¨¦ violencia es esa en relaci¨®n a la que acab¨¢is de enunciar¡±. En M¨¦xico, matan a 10 mujeres de media al d¨ªa y el 90% de los feminicidios no se castigan, seg¨²n la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos.
Lo puta
Hace dos a?os, en plena ola del movimiento MeToo, un grupo de intelectuales y artistas francesas, como Catherine Deneuve, lanz¨® un comunicado denunciando el auge del ¡°feminismo puritano¡± y defendiendo ¡°el derecho de los hombres a molestar¡±. El manifiesto fue, a su vez, duramente criticado sobre todo desde Am¨¦rica Latina por la trivializaci¨®n del c¨®ctel letal de violencia, pobreza y exclusi¨®n que sufren las mujeres en estos territorios. Morales recuerda que tambi¨¦n fue respondido por autoras francesas, como Virginie Despentes, y opina que ¡°no solo se revela como un discurso profundamente blanco sino clasista¡±.
En su novela, en todo caso, hay una potente reflexi¨®n sobre la politizaci¨®n del deseo de las mujeres, m¨¢s cercana a Despentes que a Deneuve. Otra de las protagonistas viene a decir que los anarquistas han ense?ado a las mujeres a tirar c¨®cteles molotov, a resistir. ¡°Pero es importante la toma de la iniciativa, todas nuestras fiestas est¨¢n cargadas de carteles diciendo no es no. Estamos midi¨¦ndonos con el rasero del opresor. Se asume que estoy en el lugar de recibir el deseo sexual del otro. Estamos bien pertrechadas para repeler, pero no para abordar nuestro deseo desde un lugar positivo -sobre todo en relaciones heterosexuales, por toda la carga hist¨®rica y rom¨¢ntica-, comidas por la verg¨¹enza a ser tomadas por putas e incluso ser disolventes de la comunidad pol¨ªtica. Mi? amante no deber¨ªa ser mi enemigo¡±.
Soria aterriza el debate en el contexto mexicano. ¡°Es cierto que en el no es no, la carga est¨¢ en las mujeres. Al final, si te pasa algo t¨² eres la responsable porque no dijiste que no. Est¨¢ impl¨ªcita la culpa. Pero mucha de esta posici¨®n reactiva, de inhibir el deseo, tiene que ver con los c¨®digos sexoafectivos y las relaciones de poder: c¨®mo, cu¨¢ndo y qui¨¦n puede consentir. Hay que reivindicar el deseo desde la libertad¡±. A Morales le interesa la categor¨ªa lo puta. ¡°Lo puta en tanto que dimensi¨®n de c¨®mo abordar la sexualidad desde un lugar m¨²ltiple, no rom¨¢ntico y no mon¨®gamo. El feminismo que m¨¢s me interesa y me aporta en este momento es el que se genera desde las organizaciones de putas¡±
Babelia
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