Cinco abuelas y un mont¨®n de tomates, al rescate de un pueblo de 33 personas
Tres palabras de origen griego definen este documental sobre el instinto de supervivencia de la Grecia vaciada: paradoja, di¨¢logo y crisis
La directora Marianna Economou estuvo cinco a?os pasando buena parte de su tiempo en medio de la nada. Esa nada es un pueblo llamado Elias, en el que apenas 33 habitantes sobreviven en la Grecia vaciada. Lo que le atrajo del lugar no fueron sus paisajes, f¨¢cilmente olvidables, sino el inusual car¨¢cter de la poca gente que queda en ¨¦l.
Para definir lo que encontr¨® all¨ª, Economou emplea en ingl¨¦s una palabra procedente del griego. ¡°Paradoja. Viven en una maravillosa paradoja. Es una comunidad que est¨¢ muriendo, en la que no queda ni un solo joven. Pero, los que siguen all¨ª, est¨¢n llenos de ilusi¨®n y de un humor algo surrealista¡±, comenta a EL PA?S por tel¨¦fono.
Los dos ¨²ltimos a?os de ese lustro en el que ha estado adentr¨¢ndose en este oasis rural los pas¨® rodando a sus habitantes, con los que ya le un¨ªa cierta amistad. En especial a Christos y Alecco, dos ingeniosos vecinos del pueblo que se han propuesto recuperar su ag¨®nica econom¨ªa. Lo hacen apoy¨¢ndose en la sabidur¨ªa de las abuelas. Con ellas, exportan a otros pa¨ªses de Europa y a Estados Unidos peque?os frascos de conservas cuyo ingrediente estrella es el tomate org¨¢nico que cultivan en sus huertos.
Este reto que les hace visibles en la era de la agricultura industrial es el hilo conductor de su documental, Los tomates escuchan Wagner. Se proyecta en la quinta edici¨®n del Another Way Film Festival, el certamen de cine dedicado al progreso sostenible que se celebra del 24 al 27 de octubre de 2019 en la Cineteca de Madrid. La pel¨ªcula se estrena en Espa?a en diciembre y se proyectar¨¢ en Barcelona como la pel¨ªcula del mes de DocsBarcelona.
El gui?o que sirve de t¨ªtulo para el documental es una buena muestra del car¨¢cter reflexivo de estos dos emprendedores. ¡°Un d¨ªa les escuch¨¦ hablar sobre qu¨¦ m¨²sica deber¨ªan poner a los tomates. Siempre lo hacen. Tienen monitores de sonido instalados en el campo. Esta vez, Alecco defend¨ªa que la m¨²sica cl¨¢sica beneficiar¨ªa al cultivo m¨¢s que las melod¨ªas tradicionales griegas a las que suelen recurrir¡±, recuerda Economou.
Alecco es el catalizador que mantiene vivo al pueblo y quien se encarga de que las abuelas del lugar sigan activas y a prueba de todo tipo de crisis. ¡°Es todo un fil¨®sofo. Es consciente de que necesita darle un sentido a todo lo que est¨¢ haciendo¡±, comenta la cineasta. El gran recurso del l¨ªder de esta min¨²scula comunidad se define con otra palabra de origen griego: ¡°Di¨¢logo. Logra unir el d¨ªa a d¨ªa de sus vecinos a trav¨¦s de un proyecto com¨²n. Todos aportan sus ideas para hacer que sus conservas sean el mejor producto posible para exportar al resto del planeta¡±.
Pero, como toda buena f¨¢bula, la gesta no se desarrolla sin imprevistos. La misma globalizaci¨®n que les da un lugar en el mundo es la que ahoga su identidad. Aunque consiguen colocar su producto en los estantes de tiendas a miles de kil¨®metros de distancia, los expertos en marketing tienen una objeci¨®n: sus conservas se vender¨ªan mejor sustituyendo el arroz local por quinoa, un superalimento procedente de los Andes que es tendencia entre los amantes de la comida org¨¢nica. Para los apasionados protagonistas de esta historia, eso no es un problema.
Economou, aunque realista, se ha contagiado de la ilusi¨®n de los habitantes de Elias: ¡°Puede que en breve logren que algunos de sus j¨®venes regresen para trabajar en la empresa local. Este verano han vuelto a cultivar tomates y a venderlos. Siguen en la lucha. Quiz¨¢ les haga falta un experto en ventas que les sepa comercializar el producto. Lo dem¨¢s ya lo han conseguido. Una de las preguntas que los espectadores siempre me hacen cuando proyectamos el documental en festivales es ?D¨®nde puedo comprar uno de sus frascos?¡±.
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