Juez, jurado y verdugo: ¡®Judgment¡¯
El juego es el paso m¨¢s firme de la saga 'Yakuza' a la hora de implantar su imaginario en occidente
Kamurocho se va convirtiendo en Hyrule, en Skyrim, en San Andreas, como estos se convirtieron ya en Comala, Macondo y Poniente para nuestra generaci¨®n. Buena parte de la ¡°culpa¡± de esto la tiene el esfuerzo que Sega, su empresa madre, est¨¢ poniendo en que la saga Yakuza consiga un hueco en occidente. La tarea no es sencilla: la saga de videojuegos se asienta en una tradici¨®n nipona, de costumbres, comportamientos e inquietudes sociales muy arraigada y ajena a la cultura de este lado del mundo. Judgment puede jactarse de ser el intento m¨¢s fidedigno, sincero y efectivo de cuantos ha perpetrado la franquicia protagonizada por Kazuma Kiryu y cuya base es el hampa delictivo del Jap¨®n de los ochentas en adelante.
El protagonista de gesto adusto, mirada seria y honor en el canto del pu?o cede el testigo tras Yakuza 6: The song of life, un bello cierre a la historia de redenci¨®n y b¨²squeda de la felicidad de Kazuma Kiryu, a Yagami Takayuki, un abogado, atormentado por la puesta en libertad de un asesino reincidente, que orienta ahora su vida hacia el mundo de los detectives privados. En esta ocasi¨®n, la saga Yakuza nos invita con este spin-off a ponernos en el lado de la justicia y reflexionar sobre esta.
Un tema dif¨ªcil de tratar, y m¨¢s en el videojuego, donde las (necesarias) mec¨¢nicas pueden llegar a frivolizar algunos temas de calado social. En Judgment no se dejan de lado los combates callejeros, las misiones secundarias con el estilo alocado made in Japan ni los minijuegos y cientos de detalles que componen la exploraci¨®n de un barrio que, sin existir, ya forma parte de nuestro imaginario colectivo para con el pa¨ªs del sol naciente. Y esto, est¨¢ bien. Pero la narraci¨®n en Judgment adquiere matices que explota el drama y la sensibilidad de que ya gozaran la saga, quiz¨¢s como nunca antes lo hab¨ªamos visto. Un lavado de cara que deja las cosas casi como estaban, pero el diablo se encuentra en los detalles: un aspecto gr¨¢fico m¨¢s realista, con actuaciones por parte de los actores cercanas al cine de tem¨¢tica yakuza m¨¢s sobrecogedor (cintas de Tai Kato, Kinji Fukasaku o Takeshi Kitano). Actuaciones no exentas de pol¨¦micas, pues uno de los actores principales que interpreta a un miembro de la mafia japonesa era detenido tras el estreno del t¨ªtulo por posesi¨®n de coca¨ªna. Sega retir¨® r¨¢pidamente los juegos restantes en distribuci¨®n y cambi¨® la cara del personaje por la de otro actor. Poca broma con el mundo criminal que retrata, la saga Yakuza nunca ha pretendido edulcorar o reverenciar las actividades criminales que retrata. En Judgment, a cargo de Ryu Ga Gotoku Studio y que cuenta de nuevo con la participaci¨®n de Toshihiro Nagoshi, la acci¨®n se mantiene pero deja espacio a la investigaci¨®n. En la piel de Yagami tomamos partido en los juegos de estrategia, persecuci¨®n, interrogaci¨®n y recolecci¨®n de pruebas, en un estilo m¨¢s alejado de GTA (Rockstar) y m¨¢s cercano a lo visto en obras recientes como la celebrada saga Sherlock Holmes o el superlativo The Sinking City, que a¨²na la investigaci¨®n y el imaginario de Lovecraft, ambos desarrollados por el estudio Frogwares. La investigaci¨®n en Judgment plasma un sistema judicial real, seguramente, ¨²nico en el mundo, donde la mayor¨ªa de juicios acaba en condena, pero tambi¨¦n pone el punto de mira en el concepto de justicia. En la piel del abogado convertido en detective, la justicia se convierte en un concepto abstracto, de l¨ªmites difusos, ciega con la peor de las consecuencias. No es nada que no se haya visto antes, pero Judgment no deja de ser un t¨ªtulo arriesgado en cuanto en su puesta en escena: usa la pausa, adecua el ritmo no al jugador, sino a la historia, y eso en la ¨¦poca de los eSports es una temeridad. Adem¨¢s, no escatima en un uso cinematogr¨¢fico del lenguaje audiovisual, con algunas cinem¨¢ticas que podr¨ªan unirse entre s¨ª para dar una cinta de notable factura. Se la juega en un mercado, el del videojuego, cada vez m¨¢s impaciente.
Por suerte, sale bien parado de la jugada. Sega ha puesto de su parte con una localizaci¨®n al castellano, un hito en el lanzamiento de esta saga y de esta clase de t¨ªtulos, que ven c¨®mo su puesta de largo en occidente se acaba encontrando siempre con el atolladero de contar ¨²nicamente con la lengua de Shakespeare. Y esto en el mejor de los casos. Una traducci¨®n que no casa del todo bien con las voces inglesas, aunque jugar a este t¨ªtulo sin las voces originales en japon¨¦s, me atrevo a se?alar, es un sinsentido. A las interpretaciones magistrales de los actores, la historia fuertemente influenciada por el mejor noir, y la jugabilidad variada y rica que hereda de sus antecesores, a Judgment hay que sumarle la labor obsesiva por parte de Ryu Ga Gotoku Studio en lo que a su apartado gr¨¢fico se refiere. Algo que parece sacado de la pintura flamenca, si se me permite, en que cada rinc¨®n del escenario se encuentra detallado al mil¨ªmetro. Kamurocho es un ente vivo, d¨ªa y noche, y recorrer sus calles es una labor casi documental. Para el jugador, la pantalla se afana es prescindir de elementos de distracci¨®n, engorrosas flechas y misiones se?aladas, y reduce todo a un peque?o mapa para que podamos disfrutar del horror vacui nip¨®n. Uno piensa en las tomas desde las alturas de Sofia Coppola en su ¨®pera prima, Lost in Translation, en que las aceras de Tokio plagas de transe¨²ntes adoptaban el cariz de una vasta obra pict¨®rica, o aquella escena en que Bill Murray y Scarlett Johansson esquivaban viandantes y se deten¨ªan en el centro de un triple paso de cebra. Como en aquella cinta, el escenario retratado por Judgment pone el foco en las calles abarrotadas, en las luces de ne¨®n, los imposibles anuncios, el exceso japon¨¦s que tanto sorprende en occidente, y, aunque de todo esto ya gozaba la saga madre, es gracias al impecable apartado t¨¦cnico que este t¨ªtulo logra un hito en el realismo que expone. Es dif¨ªcil olvidarse de que no es un barrio real, de que, quiz¨¢s, el reflejo de la saga en el mundo en que se mira no es m¨¢s que eso, un reflejo, acaso un espejismo.
El caso de Yakuza es at¨ªpico: una saga que sale de Jap¨®n casi a escondidas, con t¨ªmidas aproximaciones, con la duda de contar algo tan intr¨ªnseco a una sociedad determinada en un mundo para el que el d¨ªa a d¨ªa japon¨¦s resulta ya de por s¨ª una suerte de realismo fant¨¢stico. La historia de un triunfo que no se aleja tanto de Tetris y su espectacular ¡°huida¡± de la Uni¨®n Sovi¨¦tica o de los esfuerzos por sacar adelante en nuestras tierras t¨ªtulos de tan extra?a idiosincrasia como Yokai Watch o el mism¨ªsimo Pokemon en sus primeros tiempos. La alianza de Sega con Koch Media propicia un lanzamiento, de momento exclusivo para Playstation 4, que cuenta con subt¨ªtulos en castellano, la puesta a punto perfecta en nuestro territorio para que la saga Yakuza aglutine a iniciados y desconocidos por igual. Tal vez, el mejor de la saga para comenzar. Tal vez, un competidor fiero a los t¨ªtulos de mejores del a?o. Una apuesta, a fin de cuentas, y como pasara con las cartas hanafunda que dieron su nombre a la yakuza, en toda apuesta hay que asumir ciertos riesgos.?
Babelia
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