I?aki Uriarte en su leyenda
Lo m¨¢s curioso en Uriarte es que tanto cuando escrib¨ªa radicalmente para ¨¦l mismo como despu¨¦s, cuando hab¨ªa o¨ªdo ya los aplausos del teatro, siempre ha sido profundamente divertido
Creo que haber reunido en una edici¨®n completa (seguida de un ep¨ªlogo in¨¦dito) los tres Diarios de I?aki Uriarte es una muy buena noticia. Publica el volumen la editorial independiente que apost¨® por ¨¦l, la logro?esa Pepitas de Calabaza. Al mismo tiempo, una selecci¨®n de los Diarios se traduce en Francia, donde seguro que celebrar¨¢n como merece el hallazgo de este escritor que ¡ªcomo reza ya una consolidada leyenda¡ª naci¨® en Nueva York en 1946, es de San Sebasti¨¢n, veranea en Benidorm, vive en Bilbao y tiene tanto talento como Jules Renard, lo que ya es decir. De la edici¨®n francesa se ha hecho cargo ?ditions S¨¦guier, que presenta el libro, traducido por Carlos Pardo, como un ¡°ovni literario, un fen¨®meno sorprendente en Espa?a¡± y lo titula B?iller devant Dieu (Bostezar ante Dios).
A¨²n recuerdo cuando una rese?ista escribi¨® que I?aki Uriarte era ¡°un se?or que no se dedica a escribir y que escribe lo que le da la gana¡±. En aquella descripci¨®n hab¨ªa una cierta exactitud, porque durante mucho tiempo nadie de sus amigos sospech¨® que pudiera dedicarse a escribir un diario en secreto, y menos a¨²n con el perfeccionismo que ha acabado siendo uno de sus rasgos de estilo. Ahora se sabe que un d¨ªa, tras una larga temporada en Barcelona, ya instalado en Bilbao, escribi¨® que no sab¨ªa pasear y, al d¨ªa siguiente, comenz¨® a andar y desde entonces ha paseado todos los d¨ªas. Y algunos pensamos que debi¨® de ser tambi¨¦n as¨ª c¨®mo comenz¨® a escribir su obra: se dijo a s¨ª mismo que no iba a escribir y al d¨ªa siguiente ¡ªun d¨ªa de 1999¡ª comenz¨® a dedicarse a su diario, sin pensar en un lector, un poco al modo del primer Montaigne, que empez¨® escribiendo para ¨¦l y cambi¨® ligeramente cuando, tras publicar sus primeros ensayos, pas¨® a escribir de un modo algo diferente, quiz¨¢s por ser consciente de que, a partir de entonces, todo lo que escrib¨ªa ser¨ªa le¨ªdo.
Si el Uriarte de 1999, el que no pensaba en publicar, ya hab¨ªa resaltado desde el primer momento que entre los enemigos de la escritura sencilla se encuentran la vanidad y el miedo (¡°Quien escribe para publicar y ser le¨ªdo tiende a adornar o proteger su pensamiento con grandes palabras¡±), en diciembre de 2010, al cerrar la ¨²ltima p¨¢gina que dice estar dispuesto a publicar de sus Diarios?(por mucho que estos cabe suponer que van a proseguir), informa de que, por absurdo que pueda parecer, ha empezado a sentir miedo al escribir, ¡°como si cada l¨ªnea fuera a ser le¨ªda, escrutada y juzgada por todo el mundo¡±.
?Se est¨¢ mejor sin publicar? Pienso en Juan Benet, para quien la situaci¨®n ideal era la del escritor desconocido, alguien al que no le importaba el lector, es decir, ni la amenidad, ni la industria del libro: ¡°Hay que escribir para pocos. Quiz¨¢ para uno. En cuanto el escritor se gu¨ªa por el p¨²blico est¨¢ perdido¡±. Lo m¨¢s curioso en Uriarte es que tanto cuando escrib¨ªa radicalmente para ¨¦l mismo como despu¨¦s, cuando hab¨ªa o¨ªdo ya los aplausos del teatro, siempre ha sido profundamente divertido; mucho m¨¢s ameno que Dios, dir¨ªan los franceses.
Babelia
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