Qu¨¦ angustia y qu¨¦ terror el de los topos
Hay un tratamiento visual muy poderoso, algo imagino m¨¢s que dificultoso al estar rodada casi ¨ªntegramente en interiores, en la guarida f¨ªsica y mental del acorralado
Ocurre al amanecer. En un pueblo de Andaluc¨ªa. En una casa r¨²stica duerme enlazada una pareja. A lo largo del tiempo descubriremos que la pasi¨®n carnal no ha deca¨ªdo entre ellos, que el sexo en medio de la desolaci¨®n habr¨¢ servido como tabla de n¨¢ufrago para el hombre oculto y la mujer que le soporta y quiere. Oyen gritos, amenazas y disparos. Derriban las puertas. El hombre escapa febrilmente, como un animal acosado. Estamos en el a?o fat¨ªdico de 1936. Han comenzado los paseos sin retorno, los ajustes de cuentas, las venganzas, las delaciones, las ejecuciones sin juicio. Antes hab¨ªa ocurrido tambi¨¦n esa barbarie, desde el otro bando. Y la represalia de los futuros vencedores ser¨¢ feroz y multiplicada. Sobre culpables e inocentes. No tengo claro al 100% que el perseguido fuera un cordero. Me encanta la ambig¨¹edad, las probables zonas de sombra de ese hombre acorralado, acojonado, nada heroico, insoportable. Normal. ?C¨®mo demonios va a ser alguien encerrado durante 33 a?os en su casa, la mayor parte del tiempo en una habitaci¨®n escondida detr¨¢s de una pared, tembloroso, angustiado, temiendo el aliento de los monstruos, en la penumbra?
LA TRINCHERA INFINITA
Direcci¨®n: Jon Gara?o, Jose Mari Goenaga, Aitor Arregi.
Int¨¦rpretes: Antonio de la Torre, Bel¨¦n Cuesta, Vicente Vergara.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 147 minutos.
Todo esto ocurre en La trinchera infinita, una pel¨ªcula notable e hipn¨®tica, claustrof¨®bica, angustiosa, compleja, nunca tediosa, aunque no le hubiera ocurrido nada malo si hubieran acortado un poco sus dos horas y media de metraje. Tambi¨¦n necesaria. El personaje es de ficci¨®n, responde a la imaginaci¨®n de sus autores. Lo terrible es constatar que en la realidad hubo centenares de topos despu¨¦s de la guerra, sobreviviendo en condiciones infernales, en una noche permanente, desesperados o resignados a su suerte para no desmoronarse, con la esperanza pero tambi¨¦n el pavor de salir alguna vez de su madriguera.
Ocurre algo ins¨®lito en la autor¨ªa de esta pel¨ªcula. Y es que la dirigen tres personas, Jon Gara?o, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, cada uno de su padre y de su madre, sin lazos familiares, pero con una armon¨ªa perfecta respecto a lo que pretenden hacer. Me sorprendieron y me gustaron bastante sus pel¨ªculas, vocacional e inequ¨ªvocamente vascas Loreak y Handia. Aqu¨ª se trasladan a la Andaluc¨ªa rural, con personajes que hablan un lenguaje tan cerrado que a veces me cuesta entender lo que dicen. Pero todo respira autenticidad. Y hay un tratamiento visual muy poderoso, algo imagino m¨¢s que dificultoso al estar rodada casi ¨ªntegramente en interiores, en la guarida f¨ªsica y mental del acorralado. Te empapa la atm¨®sfera que desprende la ins¨®lita convivencia entre ese tipo siempre en el l¨ªmite, su abnegada y fuerte esposa y ese hijo concebido en la clandestinidad (es terror¨ªfica y ruin la duda del hombre oculto sobre su paternidad) que finalmente explota contra la tiran¨ªa emocional que les impone el padre.
He visto dos veces La trinchera infinita. En el territorio nada adecuado y agobiante de los festivales de cine y posteriormente con calma en Madrid. La disfruto m¨¢s en la segunda visi¨®n. Y me parece admirable no ya la interpretaci¨®n de Antonio de la Torre de ese personaje tan desgraciado y a ratos chungo, sino tambi¨¦n la de Bel¨¦n Cuesta llenando de matices a su sufrida esposa. Ser¨ªa lamentable que muchos espectadores creyeran que ya han cubierto su cuota sobre la Guerra Civil despu¨¦s de haber visto Mientras dure la guerra. Este retrato del miedo, el acoso y la supervivencia merece respeto y atenci¨®n.
Babelia
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