R¨¦quiem por el alma humana en el cine
Krzysztof Piesiewicz, el guionista de todas las pel¨ªculas de Kieslowski, recuerda al director polaco y se muestra pesimista con la situaci¨®n actual social y cultural
A sus 35 a?os, el polaco Krzysztof Piesiewicz (Varsovia, 74 a?os) era un abogado de prestigio. Participaba en los juicios m¨¢s medi¨¢ticos, defendiendo a opositores al r¨¦gimen comunista y a miembros del sindicato Solidaridad. "A menudo, me pregunto c¨®mo habr¨ªa sido mi vida si no hubiera cambiado de profesi¨®n. Vivir¨ªa en una casa enorme, con un mont¨®n de dinero en la cuenta bancaria", sonr¨ªe Piesiewicz, gesto que realiza muy pocas veces. "Lo digo porque me comparo con mis compa?eros de entonces". Pero un buen d¨ªa, un director debutante, Krzysztof Kieslowski, apareci¨® en los tribunales: quer¨ªa rodar un documental sobre los juicios pol¨ªticos durante la ley marcial. Piesiewicz le convenci¨® para que lo hiciera desde la ficci¨®n. As¨ª coescribieron Sin fin (1984), el inicio de una larga colaboraci¨®n de la que surgieron No matar¨¢s (1988), No amar¨¢s (1988), la miniserie El dec¨¢logo (1989), La doble vida de Ver¨®nica (1991) y la trilog¨ªa Tres colores: Azul, Blanco, Rojo (1993-1994). Una filmograf¨ªa que cambi¨® la historia del cine europeo. "He sido candidato a todo tipo de premios [al Oscar lleg¨® con el libreto de Rojo], he pisado las alfombras rojas de numerosos festivales, pero este mundo nunca me conmovi¨®", recuerda en la cafeter¨ªa de la Filmoteca Espa?ola, que proyecta estos d¨ªas El dec¨¢logo en sesiones de dos cap¨ªtulos. "Y nunca he vivido mayor satisfacci¨®n que cuando me enter¨¦ el a?o pasado que en la facultad de Derecho en Harvard a los alumnos del segundo curso les hac¨ªan analizar El dec¨¢logo. Yo filosofaba mucho en las salas de tribunales, y ahora por fin en un lugar en este mundo se unen la ley y el an¨¢lisis profundo de la naturaleza humana".
Kieslowski muri¨® de un infarto de miocardio en 1996, con 54 a?os. Acababa de retirarse del cine, y?Piesiewicz se convirti¨® con el tiempo en su portavoz en la Tierra. "Cuando se jubil¨®, le envi¨¦ una carta dici¨¦ndole que no pod¨ªa hacer eso, porque su cine estaba por encima de s¨ª mismo, hab¨ªa creado su propia comunidad de espectadores. Me preguntan todos los d¨ªas por ¨¦l. Acabo de terminar un libro, titulado Desde el sinf¨ªn hasta el final, sobre c¨®mo hicimos aquellos filmes en un lenguaje f¨¢cil. Porque hoy se hace un sobrean¨¢lisis de sus pel¨ªculas, cuando lo que cont¨¢bamos eran historias b¨¢sicas, humanas, prosaicas. Lo importante es sencillo". Antes de la muerte del director, la pareja hab¨ªa acabado los guiones de otra trilog¨ªa: Cielo, Purgatorio e Infierno, que llevaron a la pantalla otros cineastas con desigual ¨¦xito: "No estoy de acuerdo. Fueron pel¨ªculas buenas... pero no eran lo mismo. Nosotros trabaj¨¢bamos juntos cada minisegundo de la producci¨®n de una pel¨ªcula.? Krzysztof dec¨ªa que lo fundamental de un filme eran el tono y tratar al ser humano con comprensi¨®n, ofrecer a todos los personajes su oportunidad".
La obra de Kieslowski fue profundamente moral. "La fuerza de nuestro cine se basaba en que no juzg¨¢bamos a nadie, se hac¨ªan preguntas, nunca se daban respuestas", confirma el guionista. "Sin embargo, d¨¦jeme corregirle: prefiero hablar de ¨¦tica y no de moral. Cuando se cruzan en pantalla dos personas surge la ¨¦tica, y la moral ocupa un segundo plano". ?C¨®mo ve?Piesiewicz el cine actual? "Lleno de directores eg¨®latras, sin la dimensi¨®n ¨¦tica de Kieslowski. Todo se hace por alguna causa, porque est¨¢ de moda, falta sinceridad. No hay conmoci¨®n ni concentraci¨®n en la pantalla". Y de ah¨ª el polaco pasa a la sociedad actual: "Ocurre exactamente lo mismo. El arte ha dejado de ser perspicaz, no reflexiona. Falta el inter¨¦s del artista por el ser humano". ?De qui¨¦n es la culpa? "De nosotros mismos. Hacemos cine para contentar a todos, nos autoenga?amos y nos autocensuramos. Cuando hab¨ªa censura estatal sab¨ªas contra lo que luchabas y provocaba alegor¨ªas, nuevas formas de expresi¨®n. La autocensura simplemente te adormece".
Piesiewicz no ha le¨ªdo el art¨ªculo de Martin Scorsese pero est¨¢ de acuerdo, tras o¨ªr un resumen, con el neoyorquino: "Los problemas sociales actuales derivan de nuestra incapacidad para hacer preguntas, algo para lo que serv¨ªa el cine. Se reh¨²ye provocar sentimientos profundos, nos negamos a hablar de las debilidades humanas. Los escritores se regodean en su prosa, se olvidan de Camus o Kafka, cuyas frases estaban esculpidas en granito". Y advierte: "Estamos corriendo un gran peligro. Creo que volver¨¢ el inter¨¦s por el ser humano, porque existe necesidad de esas preguntas. Ahora bien, ?a qu¨¦ precio? ?C¨®mo de doloroso ser¨¢? Lo mismo tenemos que atravesar la Tercera Guerra Mundial. En eso destino mis preocupaciones hoy en d¨ªa". El escritor rememora: "Nac¨ª en un Varsovia devastada. He sufrido reg¨ªmenes autoritarios. A finales de los ochenta pens¨¦, inocente de m¨ª, que se hab¨ªa acabado una ¨¦poca. As¨ª que conozco perfectamente el proceso que se est¨¢ repitiendo ahora".
"Lo que Kieslowski y yo cont¨¢bamos eran historias b¨¢sicas, humanas, prosaicas. Lo importante es sencillo"
Tras aquella colaboraci¨®n extraordinaria con Kieslowski, tras haberse dedicado a la pol¨ªtica -en 2011 decidi¨® no presentarse a la reelecci¨®n en el Senado y se retir¨®- y a la escritura, Piesiewicz nunca ha vuelto a ser tan feliz como cuando empez¨® en la abogac¨ªa: "Desde luego ha sido mi etapa m¨¢s bonita y emocionante. Mis trabajos como defensor me trajeron m¨¢s satisfacciones, viv¨ªa la sensaci¨®n de hacer algo importante. El cine, en cambio, es una ilusi¨®n, y la Justicia actual es solo una estructura hueca que sirve para enga?arnos y hacernos creer en su existencia"
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