Mar¨ªa Moreno: ¡°Me reconozco como partera del feminismo argentino¡±
A sus 72 a?os, la escritora argentina reivindica el papel revolucionario de la cr¨®nica latinoamericana ¡°hoy desaparecida¡± cuya fuerza sigue presente en la literatura ¡°hecha por mujeres¡±
![Laura Fern¨¢ndez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5ec202de-3daf-43ac-86a3-7b759129e20c.png?auth=375fcf453f4ca86fc061e724d5a093a4a297632e6f8464f57650c19a735954a9&width=100&height=100&smart=true)
![Mar¨ªa Moreno, hace dos semanas en Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XDNQJPLWQ3LXMYXZIYO46EXF2M.jpg?auth=86c7b89b548aabc4e7379e1fac4213dde57e53ba9c9e4a65f6a4ad6748054a66&width=414)
A la escritora Mar¨ªa Moreno, cronista de lo cotidiano universal, le gustar¨ªa poder contar una historia ¨¦pica sobre sus inicios. Naci¨® en Buenos Aires hace 72 a?os, por lo que, cuando empez¨® a escribir lo hizo ya bajo el yugo de la dictadura, pero jam¨¢s sufri¨® ning¨²n tipo de censura. ¡°Mis art¨ªculos no molestaban porque los cre¨ªan inofensivos, nunca he sido una periodista de lo que se supone que importa¡±, dice, y sin embargo, a juzgar por la importancia que su obra ha alcanzado con los a?os, los cientos de art¨ªculos recopilados en libros, vol¨²menes como los reci¨¦n editados Panfleto. Er¨®tica y feminismo y Un banco a la sombra(Literatura Random House), siempre lo ha sido. A su manera y, como ella dice, ¡°desde la retaguardia¡±, ha dado voz al pa¨ªs que siempre estuvo ah¨ª, bajo la bota del regimen o el mercado.
Jacobo Timerman, fundador de las revistas Primera Plana y Confirmado, y del diario La Opini¨®n, le dio su primera oportunidad. Ten¨ªa Timerman, recuerda Moreno, de 72 a?os, la intenci¨®n de convertir el periodismo, o la opini¨®n, en un ejercicio de estilo. ¡°Contrat¨® a escritores en vez de a periodistas para crear un h¨ªbrido entre el periodismo y la literatura, a la manera en que en Estados Unidos se hac¨ªa en la revista Newsweek. Muchos autores de la ¨¦poca, como Osvaldo Lamborghini, empezaron a escribir ese tipo de notas, que no ten¨ªan una visibilidad pol¨ªtica transgresora¡±, recuerda, y que, sin embargo, como ocurr¨ªa con las suyas, hac¨ªan un trabajo de fondo que est¨¢ siendo reivindicado por las nuevas generaciones. En su caso, los textos acabaron en las llamadas secciones femeninas de ciertos medios. ¡°Lo que hice¡±, aclar¨® Moreno recientemente a su paso por Barcelona, ¡°fue intentar convertir el gueto en territorio¡±.
De ah¨ª que se la considere una figura clave del feminismo argentino y, por extensi¨®n, deber¨ªa serlo de todo el mundo. ¡°Siempre me sent¨ª un caballo de Troya¡±, recuerda. Desde el espacio donde publicaba, rodeada de reportajes sobre dietas y art¨ªculos con instrucciones para conservar a tu pareja hasta la muerte, ¡°pod¨ªa disentir, pelear, con el cuerpo del peri¨®dico¡±. Es decir, inoculaba el esp¨ªritu de la resistencia en sus lectoras, sin que pareciese que hac¨ªa otra cosa que narrar un episodio cotidiano. ¡°Mi literatura es una literatura por encargo, y, al contrario de lo que pueda parecer, esa ha sido mi libertad, aprend¨ª a apropiarme del tema impuesto, infiltrando en ¨¦l mi deseo¡±, confiesa la escritora.
El nuevo gobierno tiene que hacer frente a un periodo dificil¨ªsimo. El neoliberalismo lo ha devastado todo con una impunidad absoluta Mar¨ªa Moreno
Recibir en 2016 el Premio de la Cr¨ªtica en la Feria del Libro de Buenos Aires por su desgarrador Black Out (Literatura Random House) reconoc¨ªa su victoria en la batalla. Aquellas memorias, que tienen mucho de esa ¡°marca de estilo¡± que creci¨® al amparo de una fecha de entrega, la escritora argentina repasa su vida bajo el signo del alcoholismo.
L¨²cida, sarc¨¢stica, siempre en un aparentemente calmo pie de guerra, Moreno habla de la nueva situaci¨®n de Argentina con algo de esperanza. ¡°El nuevo Gobierno tiene que hacer frente a un periodo dificil¨ªsimo. El neoliberalismo lo ha devastado todo con una impunidad absoluta. El ¨ªndice de pobreza es hoy el m¨¢s alto de los ¨²ltimos periodos, pero pese a todo, hay esperanza. Ha surgido el grupo anticapitalista, transformista y antimachista Ni Una Menos, y ha conseguido que la legalizaci¨®n del aborto vaya a llegar al Congreso. Se abre un periodo de esperanza¡±, dice. Ella, que se reconoce ¡°como una partera del feminismo argentino¡±, considera que ahora ¡°la rebeli¨®n es marketing¡±, que ¡°el capitalismo ha transformado a sus opositores en un producto¡±, y que contra eso solo puede oponerse la literatura, como cree que ya lo est¨¢ haciendo. ¡°Frente al totalitarismo del sentido hay que volver al goce de la forma¡±, a?ade.
Las nuevas escritoras
Se?ala Moreno que hoy la cr¨®nica ha desaparecido, pues no hay espacio para ¨¦sta en ning¨²n medio. ¡°El periodismo narrativo no existe, hoy todo son f¨®rmulas de mercado¡±, dice. Pero toda esa fuerza, la fuerza de la cr¨®nica perdida, sigue ah¨ª, en alg¨²n lugar, y es la literatura ¡ªpor ejemplo, de las autoras argentinas Mar¨ªa Gainza, Selva Almada y Mariana Enr¨ªquez¡ª la que le est¨¢ dando salida, recogiendo el testigo.
¡°Son las escritoras hoy las que est¨¢n haciendo eso que suena tan viejo pero que es tan necesario: la vanguardia. No hacen una escritura de adaptaci¨®n sino de irrupci¨®n¡±, dice. Y apunta especialmente a la relectura pol¨ªtica, con deconstrucci¨®n de la lengua y el g¨¦nero, que hace Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara de El gaucho Mart¨ªn Fierro, ¡°un gran libro nacional¡±, en Las aventuras de la China Iron (tambi¨¦n editada por Literatura Random House). ¡°Ellas son las que est¨¢n horadando el lenguaje, rompiendo con todo, mientras los muchachos siguen instalados en un realismo en el que el predicado sigue al sujeto como un perrito¡±, ataja, severa, quien, dice, dio color a su prosa a partir de ¡°traducciones at¨¢vicas de Colette, y su feminismo solar, y Las greguer¨ªas de Ram¨®n G¨®mez de la Serna¡±. ¡°Con esos libros decisivos me top¨¦ cuando ten¨ªa 14 a?os. Fueron tambi¨¦n esos t¨ªtulos los que me introdujeron en ese modernismo que luego se ti?¨® de feminismo y de nueva izquierda con las proteicas ediciones de C¨¢tedra que me llegaban desde Espa?a¡±.
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