Los bandazos pol¨ªticos zarandean las artes esc¨¦nicas en Espa?a

El relevo de cargos pol¨ªticos en Ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas derivado de las ¨²ltimas elecciones locales y regionales est¨¢ dejando un reguero de destituciones en los centros art¨ªsticos que, m¨¢s all¨¢ del baile de nombres, tiene consecuencias en la creaci¨®n teatral espa?ola: compa?¨ªas que ven mermadas sus giras, festivales que desaparecen, centros que cambian sus criterios de programaci¨®n de la noche a la ma?ana. Esto no es nuevo, sucede cada vez que los Gobiernos cambian de manos porque el sector depende en gran medida del dinero p¨²blico y porque sigue imperando la cultura del nombramiento a dedo, pero los vaivenes de los ¨²ltimos meses en distintas ciudades han extendido la incertidumbre, el enfado y en algunos casos han desembocado en par¨¢lisis.

La gota que ha colmado el vaso acaba de caer en Madrid: el Ayuntamiento ha despedido antes de que acabara su contrato a los directores del centro Conde Duque, Isla Aguilar y Miguel Oyarzun, elegidos por concurso p¨²blico por el anterior equipo municipal, para designar como sustituta a Natalia ?lvarez Sim¨®, que a su vez hab¨ªa sido relevada hace tres meses como directora de los Teatros del Canal por el nuevo Gobierno de la Comunidad de Madrid. En el caso de ?lvarez Sim¨® no hubo vulneraci¨®n de contrato porque su nombramiento en Canal no fue por concurso sino por designaci¨®n pol¨ªtica, por lo que simplemente se extingui¨® al cambiar el Ejecutivo regional.

Esto ocurre despu¨¦s de una serie de nombramientos a dedo en el nuevo Ayuntamiento de Madrid, con el alcalde Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida a la cabeza y Andrea Levy en la Concejal¨ªa de Cultura. Entre otras decisiones que desmontan el legado del anterior equipo de Manuela Carmena, se ha cerrado el Centro de Artes Vivas en Matadero para devolver ese espacio al Teatro Espa?ol, bajo la direcci¨®n de Natalia Men¨¦ndez, y se ha designado a una codirectora (Laila Ripoll) en el Fern¨¢n G¨®mez con la que deber¨¢ convivir quien gan¨® el cargo por concurso, Ignacio Mar¨ªn. Fuentes de la Concejal¨ªa de Cultura aclaran que ¡°se han respetado todas las programaciones previstas¡± por los cargos salientes e incluso las que estaban comprometidas pero no formalizadas.

Cada vez que se produce una ¡°injerencia pol¨ªtica¡± en un proyecto art¨ªstico, los creadores protestan y difunden manifiestos de rechazo, pero nunca el sector teatral ha logrado unirse para dar continuidad a sus protestas. La precariedad paraliza cualquier iniciativa. ¡°Quiz¨¢ yo pierda el a?o de trabajo que he invertido en preparar un espect¨¢culo que ten¨ªa previsto estrenar en Conde Duque en mayo, adem¨¢s de un ciclo de m¨²sica en febrero y otro montaje en oto?o¡±, relata Manuel Bonillo. ¡°Esto nos pone a todos ante un dilema ¨¦tico tremendo: si la nueva directora del centro mantiene nuestros proyectos en su programaci¨®n, ?deber¨ªamos aceptar o renunciar, teniendo en cuenta que hemos criticado el relevo?¡±. Jaime Vallaure, del d¨²o Los Torreznos, tambi¨¦n con proyectos abiertos en Conde Duque, subraya la fragilidad de un sector que vive con ¡°miedo¡± a perder contratos: ¡°En todo caso, somos el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la cadena, por lo que la responsabildad de regular un marco de buenas pr¨¢cticas no deber¨ªa recaer en nosotros, sino en las instituciones¡±.

El caso Conde Duque es paradigm¨¢tico, pero no ¨²nico en Espa?a. La veterana compa?¨ªa Matarile ten¨ªa previsto estrenar un nuevo espect¨¢culo el 19 de septiembre en el festival ZGZ de Zaragoza. Hac¨ªa meses que hab¨ªa cerrado la fecha con el Ayuntamiento y la Asociaci¨®n Aragonesa de Artes Esc¨¦nicas (ARES), organizadores de la cita, pero el 15 de junio cambi¨® el alcalde y poco despu¨¦s el nuevo equipo cancel¨® el certamen por ¡°falta de presupuesto¡±. Matarile no solo se qued¨® sin teatro donde estrenar, sino que tuvo que renunciar a la subvenci¨®n estatal para giras porque al haber perdido Zaragoza no cumpl¨ªa el m¨ªnimo de funciones exigidas. Otras 26 compa?¨ªas que hab¨ªan reservado fechas para el ZGZ se vieron perjudicadas, pero no pudieron reclamar porque los contratos estaban sin formalizar.

En Andaluc¨ªa, una treintena de programadores municipales han creado la plataforma Proescena para hacer valer su criterio t¨¦cnico frente a decisiones pol¨ªticas como el recorte del 30% en el presupuesto del programa Enr¨¦date, que apoya giras por la comunidad, que adopt¨® la Junta al cambiar sus dirigentes el pasado enero. ¡°No solo eso, sino que cancel¨® las reuniones en las que discut¨ªa el cat¨¢logo con nosotros, que somos los que sabemos lo que necesita cada municipio¡±, explica su portavoz, Juan Alonso S¨¢nchez, programador de Loja (Granada).

Resistencia

Por ese recorte, entre otras cosas, la distribuidora Impulso ha perdido 17 funciones de diferentes espect¨¢culos que ten¨ªa precontratadas. ¡°Entiendo que quien llega nuevo quiera cambiar cosas, pero no se puede eliminar un programa sin tener otro preparado como ha hecho la Junta en este caso, porque se machaca a las compa?¨ªas¡±, dice su fundadora, Elena Carrascal. Lo absurdo es que ahora la Junta ha visto que le sobra dinero y se lo ha ofrecido a los Ayuntamientos que hab¨ªan sufrido los recortes. ¡°El problema es que ya es tarde para que vuelvan a programarnos, a estas alturas tenemos pocas fechas disponibles¡±, lamenta Carrascal.

Dos ¨²ltimos ejemplos en Galicia. La 12? edici¨®n del festival FITO, que organiza cada oto?o el grupo Sarabela en Ourense con apoyo del Ayuntamiento, se ha celebrado este a?o de manera casi testimonial ¡ª¡°de resistencia¡±, la han llamado sus impulsores¡ª porque el nuevo alcalde de la ciudad, Gonzalo P¨¦rez J¨¢come, ha retirado la subvenci¨®n del consistorio con el argumento de que la cita no es econ¨®micamente rentable. Y la compa?¨ªa Ch¨¦vere, ganadora del Premio Nacional de Teatro en 2014, perdi¨® en septiembre su residencia art¨ªstica en el auditorio municipal de Teo (A Coru?a) porque la nueva concejala de Cultura decidi¨® no renovar su convenio. Lo que quiz¨¢ no sab¨ªa la edil es que casi toda la dotaci¨®n esc¨¦nica de ese espacio era propiedad de la compa?¨ªa, que se la llev¨®, claro.