Sexo mortal con neopreno y tranchetes
Ferdinand von Schirach regresa con ¡®Castigo¡¯, otro libro de relatos basados en casos judiciales ins¨®litos
Es dif¨ªcil olvidar la imagen del hombre muerto enfundado en un neopreno cubierto de tranchetes de queso, la cabeza envuelta por l¨¢mina de celof¨¢n y los genitales asomando por un agujero del traje de bucear. Aparece descrita en uno de los 12 perturbadores relatos de Castigo, el nuevo libro de historias basadas en sus casos como abogado penalista que acaba de publicar el escritor alem¨¢n Ferdinand von Schirach (M¨²nich, 55 a?os) y que completa una trilog¨ªa con los anteriores Cr¨ªmenes y Culpa (todos en Salamandra). Hay otras estampas impactantes en el libro: la joven prostituta rumana tuerta lanzada a la basura, el hombre aplastado por el coche que otro le hace caer encima mientras est¨¢ estirado debajo arregl¨¢ndolo, o la mujer que se desnuda vengativamente ante su marido que ha quedado en estado casi vegetal al resbalar con las perlas de un collar, perlas que le ha puesto ella misma al descubrir que eran de su amante.
Pero lo del neopreno, la asfixia y los tranchetes... En el relato se explica que el olor a queso, a pl¨¢stico y a goma excitaba al sujeto. La falta de ox¨ªgeno en el cerebro intensificaba el orgasmo. Vaya historia. ¡°En realidad, la masturbaci¨®n con autoasfixia no es tan rara¡±, se?ala Von Schirach, c¨®modamente sentado en un sill¨®n chester en el amplio hall del Majestic de Barcelona. ¡°La gente que la prueba repite y suele volverse adicta. Y se producen accidentes y muertes. Ah¨ª est¨¢ el caso de David Carradine, fallecido en una de esas pr¨¢cticas en un hotel en Bangkok. Pero, claro, si no eres un actor famoso sino un hombre an¨®nimo del mont¨®n, puede que tu viuda no quiera que la gente conocida se entere de c¨®mo has muerto. As¨ª es la vida, todos nosotros hacemos continuamente cosas de las que nadie sabe nada¡±. Von Schirach hace un amplio gesto con la mano. ¡°Si observas a toda la gente que hay aqu¨ª, sin duda hay mucha gente que se masturba, esa es la realidad. Nos sorprender¨ªa saber lo que hacen y lo que son las personas que tenemos alrededor en cualquier momento¡±.
¡°En realidad, la masturbaci¨®n con autoasfixia no es tan rara¡±, se?ala Von Schirach. ¡°La gente que la prueba repite y suele volverse adicta. Y se producen accidentes y muertes".
Ciertamente, ninguna de esas personas del hall podr¨ªa imaginar que se sientan cerca de un hombre cuyo abuelo fue uno de los grandes l¨ªderes nazis y lo juzgaron y condenaron en N¨²remberg... Von Schirach, nieto de Baldur von Schirach (1907-1974), jefe de las Juventudes Hitlerianas y gobernador de Viena, con el encargo de vaciarla de jud¨ªos, durante la Segunda Guerra Mundial, aguanta el tipo. ¡°S¨ª, es cierto, claro. Y a lo mejor un poco m¨¢s all¨ª hay alguien que hace ocho a?os mat¨® a su mujer. La vida no es como una pel¨ªcula de Hollywood. Y es una suerte porque si no ser¨ªa muy aburrida. Todos tenemos lados ins¨®litos y eso hace la vida interesante¡±. Schirach invita a no juzgar y tener la mente abierta, sin prejuicios. La humanidad es muy oscura en su pluma. ¡°Bueno, para m¨ª las personas tienen lados buenos y malos, y me gusta esa diversidad. Por otro lado, para contar una historia, hago como la sonda Voyager 2 que fotografi¨® nuestro sistema solar desde sus l¨ªmites y mostr¨® la Tierra como una mota de polvo abajo a la derecha. No somos nada en el universo y solo nos queda convivir con esa idea, es lo que hay¡±.
El autor opina que nuestro morboso inter¨¦s general por cr¨ªmenes y juicios penales, aunque la mayor¨ªa no nos veamos nunca inmersos en ellos, tiene explicaci¨®n. Y no es una explicaci¨®n tranquilizadora. ¡°Hace unos a?os hubo una encuesta muy rigurosa en EE UU en la que se preguntaba a la gente si se imaginaba asesinando a alguien. ?Cu¨¢nta gente crees que respondi¨® que s¨ª?¡±. No s¨¦, ?un 5 %, un 10 %? ¡°M¨¢s del 50 %. Eso te da la respuesta. Eso muestra que los criminales no son extraterrestres. En Cr¨ªmenes ya explicaba el caso de ese hombre al que su mujer humilla durante 40 a?os y un d¨ªa la lleva al s¨®tano y la mata de un hachazo. Una vez al leer la historia en p¨²blico, mientras narraba el asesinato, un tipo se levant¨® entre el p¨²blico y grit¨®: ¡®?As¨ª se hace!¡¯. El criminal muchas veces nos parece alguien libre que hace lo que nosotros, sujetos por reglas y prohibiciones, no nos atrevemos¡±.
De la influencia que haya podido tener en su inter¨¦s por el crimen y la justicia el ser nieto de Baldur von Schirach, el escritor y jurista se?ala: ¡°Si tienes un abuelo que hizo eso es inevitable preguntarte sobre la culpa y yo lo he hecho desde muy joven, quiz¨¢ desde demasiado joven. Ser quien soy ha marcado mis planteamientos pol¨ªticos, el aprecio que tengo por el Estado de derecho, mi concepto de justicia y de dignidad. Tambi¨¦n me ha predispuesto a actuar con cautela, a no juzgar precipitadamente y a mantener distancia con lo que tiene que ver con la historia de mi familia. Asimismo, me ha hecho entender que la culpa es un concepto personal, ni mi madre ni mi generaci¨®n somos culpables de los cr¨ªmenes de mi abuelo. Aunque tenemos una responsabilidad que hay que tomarse muy en serio¡±.
Dicho esto, el escritor apunta: ¡°Tengo suerte de que hoy en d¨ªa la gente joven la mayor¨ªa de las veces conoce m¨¢s el apellido Von Schirach por m¨ª que por mi abuelo¡±.
El autor subraya que ¡°mientras pueda¡± seguir¨¢ escribiendo sobre ¡°un concepto clave que es la dignidad del ser humano, tambi¨¦n la de los criminales y los marginales¡±.
El abuelo bajo el influjo de Hitler
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.