Nat King Cole: la g¨¦nesis de un genio
Una nueva edici¨®n rescata las grabaciones de la primera ¨¦poca del m¨²sico para demostrar que antes que el c¨¦lebre cantante estaba el pianista, de enorme talento e influencia en el jazz
Algunos a?os antes de encandilar a todo Estados Unidos con su sofisticada voz, de convertirse en el artista m¨¢s vendido de su generaci¨®n, y mucho antes de seducir a propios y extra?os cantando en espa?ol ¡°si Adelita se fuera con otro, la seguir¨ªa por tierra y por mar¡±, Nat King Cole (1919-1965) ya era un m¨²sico extraordinario y precoz, con variadas y diferentes facetas. Entre ellas, una destaca particularmente: Cole enseguida se convirti¨® en un pianista brillante e influyente, cuyo legado y aportaciones al desarrollo del ?jazz entre finales de los a?os treinta y principios de los cuarenta ha quedado inevitablemente eclipsado por el enorme ¨¦xito de su perfil como cantante mel¨®dico, en el que se concentr¨® a medida que su potencial comercial fue creciendo.
Hasta ahora, su etapa inicial en el sello Capitol, que lo catapult¨® enseguida al estrellato gracias a su carism¨¢tica voz y a la personalidad y swing de su tr¨ªo, era la piedra angular del Cole inicial. Hittin¡¯ the Ramp, una reciente caja de discos primorosamente ensamblada por el sello Resonance, reescribe, en cierto modo, la leyenda de Nat King Cole: un tipo que con solo 17 a?os estaba afrontando su primera grabaci¨®n profesional y que, a esas alturas, ya ten¨ªa cierto prestigio en Chicago como pianista, arreglista, compositor y director. Muy poco despu¨¦s, tras mudarse a Hollywood, el joven Cole se uni¨® al guitarrista Oscar Moore y al contrabajista Wesley Prince para formar uno de los tr¨ªos m¨¢s influyentes de la historia del jazz. Su escueta instrumentaci¨®n sirvi¨® de inspiraci¨®n para pianistas como Art Tatum, Oscar Peterson o Ahmad Jamal, que posteriormente llevar¨ªan el concepto de tr¨ªo de piano, guitarra y contrabajo m¨¢s all¨¢, hasta hacer de ¨¦l uno de los formatos referenciales del g¨¦nero.
La mayor parte del material son ¡°transcripciones¡±, grabaciones hechas para la radio y no comercializadas
Como pianista, Cole ejerci¨® una influencia no menos importante en numerosos gigantes del instrumento: si bien ¨¦l era un fiel heredero de maestros como Earl Hines, Teddy Wilson y, en menor medida, Art Tatum y Count Basie, su articulado fraseo y cierta modernidad en su discurso lo convierten en un pianista clave para entender el devenir del lenguaje jazz¨ªstico del instrumento en esa transici¨®n que fue de la era del swing hasta el bebop. Desde ?Erroll Garner a George Shearing, Hank Jones o el propio Oscar Peterson, que lleg¨® a publicar un ¨¢lbum dedicado a Cole cuando muri¨®, son innumerables los solistas que acusan influencia del piano gr¨¢cil y vivaz de aquel Cole que a¨²n no imaginaba que un d¨ªa ser¨ªa el cantante m¨¢s popular de Am¨¦rica.
El tr¨ªo ya estaba en circulaci¨®n tiempo antes de la publicaci¨®n de sus primeros discos, gracias a las denominadas ¡°transcripciones¡±: grabaciones realizadas ex profeso para su difusi¨®n radiof¨®nica, no comercializadas entre el p¨²blico, y que solo sonaban en las emisoras o en los jukebox que uno encontraba en bares, cafeter¨ªas, etc¨¦tera. As¨ª, la m¨²sica del King Cole Trio (como se hac¨ªan llamar entonces) lleg¨® a muchos hogares americanos gracias a la radio, y cuando el sello Decca los grab¨® por fin para publicar discos que ser¨ªan comercializados, a finales de 1940, el grupo era ya una refinada m¨¢quina de swing que produjo, entre otros, el primer ¨¦xito de Cole: una preciosa versi¨®n de ¡®Sweet Lorraine¡¯, que se convertir¨ªa para siempre en uno de sus temas recurrentes.
A partir de ah¨ª, su ascensi¨®n fue imparable: m¨¢s transcripciones radiof¨®nicas, m¨¢s discos, su encuentro con Norman Granz, cuyo primer disco como productor es una sesi¨®n de 1942 con Cole, el contrabajista Red Callender y nada menos que el saxofonista Lester Young, un encuentro en el estudio con el trompetista Harry Sweets Edison y un jovenc¨ªsimo Dexter Gordon, e innumerables grabaciones con su tr¨ªo y diferentes vocalistas.
Todo esto est¨¢ en este Hittin¡¯ the Ramp, una edici¨®n que recoge ¨ªntegro el material que se conoce de Nat King Cole entre 1936 y 1943, la mayor parte sacado de esas transcripciones radiof¨®nicas junto a su tr¨ªo: m¨¢s de un centenar de piezas que, desde su difusi¨®n original, no se hab¨ªan publicado adecuadamente hasta ahora, menos a¨²n en forma catalogada y antol¨®gica como esta. En total, la caja contiene m¨¢s de 180 temas, casi nueve horas de m¨²sica que restauran una parte important¨ªsima de la carrera de Cole, incluyendo un pu?ado de rarezas in¨¦ditas. Escuch¨¢ndolo ahora en bloque, con perspectiva hist¨®rica y o¨ªdos atentos, uno no puede evitar preguntarse en qu¨¦ momento el aficionado al jazz olvid¨® el extraordinario pianista que era Nat King Cole. Tanto, que podr¨ªamos considerarlo como parte de la primera divisi¨®n de la ¨¦poca, junto a Hines, Wilson, Tatum y Fats Waller, entre otros.
Junto al guitarrista Oscar Moore y al contrabajista Wesley Prince form¨® uno de los tr¨ªos m¨¢s influyentes
Como es habitual en las cuidad¨ªsimas ediciones de Resonance, cada detalle de la grabaci¨®n y publicaci¨®n original de los temas est¨¢ especificado, dando cuenta del colosal trabajo arqueol¨®gico que ha conllevado rescatar todo este material. A partir de diferentes colecciones privadas y de los archivos del Institute of Jazz Studies de la Rutgers University y la Librer¨ªa del Congreso, entre otros, este Hittin¡¯ the Ramp constituye la m¨¢s importante colecci¨®n de material de Nat King Cole publicada desde que a primeros de los noventa Mosaic Records publicara sus grabaciones completas para Capitol; un periodo que comienza pr¨¢cticamente donde termina el material de la edici¨®n de Resonance, haciendo de esta una edici¨®n m¨¢s que complementaria. Con la recuperaci¨®n de toda esta m¨²sica, la figura de Cole como uno de los pilares del jazz de la ¨¦poca queda perfectamente documentada, y justificada.
Sin estar dedicada al aficionado especializado, los productores Zev Feldman y George Klabin siguen apostando por una audiencia comprometida: no encontrar¨¢n la mayor¨ªa de estas canciones en plataformas de streaming o en YouTube. Uno ha de hacerse con la edici¨®n f¨ªsica de 7 CD o 10 ¨¢lbumes de vinilo, o adquirir la versi¨®n digital. Esta costumbre, cada vez menos habitual en las casas de discos, no deja de conllevar cierta pol¨¦mica, pero resulta imposible pensar en la viabilidad financiera de proyectos como este si no es con una audiencia tradicional en mente. De lo que no hay duda es del incalcu?lable valor hist¨®rico y musical de esta edici¨®n.
Hittin¡¯ the Ramp: The Early Years (1936-1943). Nat King Cole. Resonance.
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