Pablo Milan¨¦s homenajea a los cl¨¢sicos del jazz en ingl¨¦s
'Standards', el nuevo disco del m¨²sico cubano, recoge versiones de temas popularizados por Ella Fitzgerald, Nat King Cole o Frank Sinatra
Despu¨¦s de m¨¢s de medio centenar de ¨¢lbumes grabados y cientos de canciones compuestas a lo largo de su carrera, muchas de ellas aut¨¦nticos himnos de la trova y la canci¨®n cubana, caer en los dulces brazos del jazz y de los est¨¢ndares norteamericanos de toda la vida era algo que, antes o despu¨¦s, inevitablemente iba a sucederle a Pablo Milan¨¦s. El resultado se llama Standards, un disco donde versiona cl¨¢sicos de Frank Sinatra, Nat King Cole o Ella Fitzgerald, cantadas en ingl¨¦s. El ¨¢lbum, grabado entre el 14 de febrero y 1 de marzo de 2017 en el estudio de Milan¨¦s en La Habana y editado en Cuba por Bis Music, saldr¨¢ en las pr¨®ximas semanas en todo el mundo.
Fly Me to the Moon, For Sentimental Reasons?o I've Got You Under My Skin eran temas que lo hab¨ªan vuelto loco en su juventud, cuando el filin y el jazz hac¨ªan estragos en locales como el Karachi, Las Vegas o el Havana 1900, donde durante alg¨²n tiempo funcion¨® el Club Cubano de Jazz y los fines de semana llegaban a tocar m¨²sicos norteamericanos como Zoot Sims, el trompetista Vinnie Tano (de la banda de Stan Kenton) o el pianista Kenny Drew. Pablito ten¨ªa entonces 16 o 17 a?os y era enfermo a aquella m¨²sica ¡ªterminaba la d¨¦cada del cincuenta¡ª que cultivaban en la ciudad Bebo Vald¨¦s, Armando Romeu o el pianista Frank Emilio Flynn, al que siempre que ve¨ªa hac¨ªa la misma petici¨®n: "Maestro, All the Things You Are".
Milan¨¦s era amigo del due?o del Havana 1900 y se colaba all¨ª cada vez que pod¨ªa. Era m¨¢s caro entrar a los grandes cabar¨¦s, como Tropicana o el Sans Souci, que programaban actuaciones de bandas legendarias como la de Tommy Dorsey, o de grandes del jazz como Nat King Cole o Sarah Vaughan, que llegaron a coincidir en La Habana de finales de los a?os cincuenta actuando en lugares distintos el mismo d¨ªa. "Era un ambiente incre¨ªble, sus m¨²sicos tocaban con los grandes m¨²sicos cubanos, con Frank Emilio, con Bebo, con Guillermo Barreto, con Cachao...". Hubo jam sessions legendarias, como la que tuvo lugar en Sans Souci con Sara Vaughan y su tr¨ªo, que qued¨® para los libros. Esa noche improvisaron juntos Frank Emilio y el contrabajo de Sarah, Richard Davis, que en un momento de la noche le pidi¨® a Frank que le acompa?ase en The Nearness of You. Al preguntarle si se la sab¨ªa, el pianista cubano, que era ciego, asinti¨®: "?En que tono la quieres, mulato?".
"Era la ¨¦poca de las descargas y del feeling, hab¨ªa cantantes de voz fabulosa, como Regino Tellechea, que tocaba con la orquesta de Felipe Dulzaides, que interpretaba todos aquellos temas maravillosos que nos sab¨ªamos de memoria", recuerda Pablo. La Nueva Trova no hab¨ªa nacido, pero cuando lo hizo y triunf¨® Milan¨¦s siempre consider¨® que encasillarlo a ¨¦l ¨²nicamente en ese g¨¦nero era simplificar las cosas, pues toda esa influencia de la m¨²sica norteamericana siempre estuvo en su obra (no por casualidad uno de los primeros directores de su banda en los a?os setenta fue el destacado jazzista cubano Emiliano Salvador).
La miel del jazz de nuevo volvi¨® a llenarle la cabeza de p¨¢jaros cuando, en 2007, grab¨® con Chucho Vald¨¦s M¨¢s all¨¢ de todo, con temas compuestos por este y letras suyas. Surgi¨® entonces la idea de hacer juntos un disco, en el que por primera vez Pablo Milan¨¦s cantar¨ªa en ingl¨¦s los est¨¢ndares del jazz y de la canci¨®n norteamericana que siempre quiso hacer. Pasaron 10 a?os. Por compromisos de ambos el proyecto no se materializ¨®, hasta que Pablo decidi¨® convocar al pianista Rolando Luna, al contrabajista Gast¨®n Joya y al percusionista Rams¨¦s Rodr¨ªguez, tres grandes del jazz cubano contempor¨¢neo, que se enrolaron junto a ¨¦l en la aventura. La solvencia de Joya ¡ªque durante a?os trabaj¨® con Chucho¡ª, de Luna ¡ªquien tras la muerte de Rub¨¦n Gonz¨¢lez le sustituy¨® en el Buena Vista Social Club¡ª, y la grand¨ªsima bater¨ªa de Rams¨¦s ¡ªhasta hace poco compa?ero de Roberto Fonseca en Temperamento¡ª lo hicieron todo f¨¢cil.
Los diez temas de Standards fueron seleccionados por Pablo, que busc¨® versiones de las canciones interpretadas por Frank Sinatra, Nat King Cole, Ella Fitzgerald y otros gigantes. La cocina del disco fue aproximadamente como sigue: a eso de las cuatro de la tarde llegaba Pablo al estudio y le ped¨ªa a su ingeniero de sonido, Berty, que pusiera la versi¨®n del tema que iban a grabar. Despu¨¦s de escucharlo juntos los cuatro (una o dos veces, a lo m¨¢s) empezaba el ensayo y la sandunga bajo la batuta del cantante: "M¨¢s suavecito aqu¨ª, con aceite, como para enamorar¡", "Rams¨¦s, acu¨¦rdate de repartir con Rolando en la improvisaci¨®n¡", "?Oyeeee, no te mandes?".
En media hora o tres cuartos ya todo estaba hablado y listo para grabar. A veces la primera toma era la buena, otras la segunda ¡ªterceras casi no hubo¡ª, y cuando estaba satisfecho Pablo a veces soltaba: "deja que yo le ponga coraz¨®n", en referencia a la voz definitiva en ingl¨¦s que grabar¨ªa despu¨¦s. As¨ª, sin casi darse cuenta, una a una fueron cayendo las versiones¡ Stardust, Autumn Leaves, As Time Goes By, Stella by Starlight, Lullaby of Birdland, Wild Is the Wind (adem¨¢s de las cuatro mencionadas al comienzo). Se respet¨® el esp¨ªritu original, pero cada tema fue creciendo y enriqueci¨¦ndose sutilmente, hasta adquirir calidez y personalidad propia¡ No es dif¨ªcil darse cuenta de que detr¨¢s de su melod¨ªa hay m¨²sicos cubanos.
Durante las sesiones de grabaci¨®n, entre compases, bromas y alguna cerveza, salieron algunas an¨¦cdotas de cuando el jazz era mal visto en Cuba y considerado casi la m¨²sica del enemigo, luego del triunfo de la revoluci¨®n. Pablo les contaba a los m¨²sicos: "Era tremendo. Frank Emilio siempre recordaba que, en aquellos a?os, cuando iban a la televisi¨®n los directores de los programas les ped¨ªan, por favor, a los percusionistas que no tocasen demasiado los platillos, pues sonaba a norteamericano y no quer¨ªan tener problemas". No he visto disfrutar a nadie tanto como a Pablo aquellos d¨ªas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.