En el vest¨ªbulo del Aleph
La FIL es un universo en expansi¨®n en el que los d¨ªas parecen durar 48 horas. El no parar
Puede que sea al mal de altura -es decir, de escribir a la altura del s¨¦ptimo d¨ªa de feria-, pero no hace falta que aterricen en ella Frank Miller y J .J. Ben¨ªtez para pensar que la FIL es un sitio raro. De entrada, tiene lugar en una ciudad con doble en Espa?a: Guadalajara. Adem¨¢s, recibe a 800.000 visitantes que a veces hacen muy dif¨ªcil caminar por ella pero, a la vez puedes ¨Cdependiendo del a?o- tener a dos metros de ti a Anne Carson, Charles Simic o Coral Bracho leyendo sus poemas en un sal¨®n en el que hay que reservar y donde el lector menos sensible se sabe a G¨®ngora de memoria y suda tequila Herradura.
Por un lado, hay autobuses gratuitos al centro de la ciudad y por otro, la feria ha abierto una oficina para renovar los permisos de conducir para ¡°motociclista, automovilista y [pron¨²nciese aguda] chofer¡±. Est¨¢ llena de libros de papel pero ha sembrado 110 ¨¢rboles para compensar 106 toneladas de CO2. El invitado de honor el a?o que viene es Sharjah -pueden buscarlo en Google mientras termino el art¨ªculo- pero el orgullo patri¨®tico est¨¢ tan inflamado que no parece lejano el d¨ªa en que, por fin, se haga realidad el sue?o infantil de la esposa de Xavier Velasco: que M¨¦xico sea el pa¨ªs invitado a la FIL.
Y luego est¨¢n los visitantes ilustres. Puede verse al actor Diego Luna haci¨¦ndose selfies con los camareros de la sala de participantes y responder que s¨ª, que le enviar¨¢ un mail al individuo que le acaba de dar su tarjeta de visita. A Margo Glantz llamando por sus dos apellidos a todos los espa?oles con los que se cruz¨® alguna vez en Madrid (algo as¨ª como el 87,5% del padr¨®n municipal de escritores de la capital de Espa?a) y a la incombustible Annie Ernaux atrayendo las miradas que hasta su partida, el martes, atra¨ªa la incombustible Siri Hustvedt. Despu¨¦s de inaugurar el programa cient¨ªfico de la FIL y de participar en 235 presentaciones y entrevistas aproximadamente, la autora de La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres debe de estar en su casa de Nueva York escribiendo un ensayo sobre la plasticidad cerebral y el don de la ubicuidad ahora que sabe que hay al menos dos puntos en el universo en el que se puede estar a la vez en Utah, Colorado, Arizona y Nuevo M¨¦xico. Al primero, Four Corners Monument, la llevaron sus padres de ni?a. Lo cont¨® en la conferencia magistral que esperamos publique alg¨²n d¨ªa. Al segundo la trajeron sus editores hispanos. Es, ya lo han adivinado, el vest¨ªbulo del hotel Hilton, el lugar del mundo con m¨¢s plum¨ªferos por metro cuadrado. Quien lo pis¨® lo sabe.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.