Margo Glantz: ¡°Un amor clandestino me hizo sentir que mi cuerpo, que me disgustaba, era un cuerpo entero¡±
La escritora y acad¨¦mica mexicana mantiene intacta su gran vitalidad y esp¨ªritu cr¨ªtico a los 89 a?os. Lo mismo habla de implantes dentales y de sexo que de la inspiradora transgresi¨®n de sor Juana In¨¦s de la Cruz. Estuvo obsesionada con Twitter, pero hoy aborrece la adicci¨®n a las redes sociales. Una mujer inconformista que empez¨® a escribir a los 47 a?os.
ACAD?MICA Y TUITERA, experta en poes¨ªa barroca y en moda, Margo Glantz (Ciudad de M¨¦xico, 1930) es una referencia para la literatura y el feminismo en Am¨¦rica Latina. Naci¨® en M¨¦xico por casualidad: el barco en el que sus padres hu¨ªan del nazismo desde Ucrania recal¨® all¨ª porque era m¨¢s barato que llegar a Cuba como planearon. Se educ¨® como jud¨ªa laica. En Las genealog¨ªas explica la peripecia de su familia, la reinvenci¨®n profesional de su padre ¡ªde vendedor de pan a escritor pasando por dentista¡ª y el aislamiento de su bella madre. A poco de cumplir 90 a?os, durante su estancia en Madrid como jurado en el Premio Loewe de Poes¨ªa, sac¨® tres d¨ªas para visitar el monasterio de Guadalupe, en C¨¢ceres. Vitalista, exigente e ir¨®nica, adora la precisi¨®n de Walter Benjamin ¡ª¡°Cuanta m¨¢s cautela pongas a la hora de anotar una ocurrencia, m¨¢s madura y permanente se te entregar¨¢¡±¡ª, pero despliega una gran voracidad a la hora de anotarlo todo, ¡°lo alto y lo bajo¡±, una idea que tom¨® de su hero¨ªna sor Juana In¨¦s de la Cruz. As¨ª, en sus libros conviven el pintor Francis Bacon y los juanetes, Schubert y un puente dental que se desprende comiendo un pl¨¢tano.
?Todo merece ser contado? Durante un tiempo mi literatura sufri¨® de la relaci¨®n con lo acad¨¦mico. Me tuve que distanciar para trabajar con libertad.
?Qu¨¦ verdad hay en un implante dental? Me fascina el cuerpo. El padecimiento dental me une a Martin Amis, George Washington ¡ªque se los mand¨® hacer de madera¡ª, De Quincey ¡ªque paliaba el dolor con opi¨¢ceos¡ª o Cervantes, que dec¨ªa: ¡°M¨¢s vale un diente que un diamante¡±, y se qued¨® solo con cinco. A m¨ª me quedan m¨¢s.
?Por qu¨¦ le interesa el cuerpo? Se ha contado siempre desde una mirada masculina. Novelas important¨ªsimas, como Madame Bovary, explican la mujer desde el punto de vista masculino. Me parec¨ªa importante desmontar esa mirada. Sent¨ªa que el pensamiento se estaba momificando con esa manera de ver.
Su mirada produce una escritura imp¨²dica, a la vez acad¨¦mica y fr¨ªvola, capaz de diseccionar al pintor Francis Bacon y de describir el intestino delgado externo de Ana?s Nin. Sor Juana est¨¢ en los temas m¨¢s altos y en los m¨¢s bajos. Esas subidas y bajadas son necesarias para tener una visi¨®n amplia de las cosas. Y los detalles aparentemente banales terminan por cambiar la historia.
?Por ejemplo? Leyendo a Bernal D¨ªaz del Castillo, el cronista de la Conquista, me interes¨® su relaci¨®n con un personaje fundamental de la historia de M¨¦xico: la Malinche, una mujer que le permiti¨® a Cort¨¦s conquistar m¨¢s r¨¢pido. Siendo una mujer completa ¡ªfue estratega, concubina de Cort¨¦s y tuvo un hijo con ¨¦l¡ª, fue juzgada solo por una parte de lo que era. Se juzg¨® su lengua. Ella era la int¨¦rprete y aparece en los c¨®dices de la Conquista con la palabra en la boca, algo que solo sucede con los dioses o los caciques. ¡°Bell¨ªsima para ser mexicana¡±, escribi¨® Bernal. Con ella se hizo una sin¨¦cdoque: se tom¨® la parte por el todo. Aunque a medida que Cort¨¦s continuaba con la Conquista se convirti¨® en el capit¨¢n Malinche. Se feminiz¨® gracias a ella.
¡°Hasta los 30 a?os me sent¨ªa tonta y fea. Y no soy ni tonta, ni fea. Un amor clandestino me hizo sentir que mi cuerpo, que me disgustaba, era un cuerpo entero¡±
Usted pertenece a la primera generaci¨®n de mujeres que pudo votar en M¨¦xico. Ganaba dinero, pero no pod¨ªa tener cuenta bancaria. Consegu¨ª tenerla, aunque luego mis padres me sacaron de la suya porque era divorciada.
A pesar de los avances, teme lo que advert¨ªa Simone de Beauvoir: los primeros recortes de libertad siempre los sufren las mujeres. Lo estamos viendo. En m¨¢s de la mitad del mundo se reprime a la mujer. Las leyes del aborto las han decidido los hombres durante a?os. En Ecuador se acaba de abolir la posibilidad de abortar tras una violaci¨®n. En Puebla [M¨¦xico], donde ese derecho se aprob¨® por votaci¨®n, el gobernador decret¨® lo contrario hace poco. La posibilidad de disponer del propio cuerpo es b¨¢sica para la libertad individual, y en las mujeres siempre est¨¢ en entredicho.
?C¨®mo se convierte en acad¨¦mica una hija de ucranios que llegan sin un peso? Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil. El problema de la pobreza no se resuelve dando becas. La beneficencia libera de culpa, pero no soluciona. Hoy aflora el fascismo. A causa de la dictadura de Franco lleg¨® a M¨¦xico mucha gente maravillosa que tuvo una nueva oportunidad y enriqueci¨® la cultura mexicana. Pero ahora, ?ad¨®nde se va uno? Mi padre era un gran poeta en yidis. Pero no se preocup¨® por ense?arme esa lengua.
?No se preocup¨® o quiso que usted se integrara? Era muy ego¨ªsta. Y mi madre estaba demasiado centrada en ¨¦l. Eran un bloque al que ten¨ªamos que enfrentarnos. Mi padre era cari?oso. Mi madre, fr¨ªa. Se volvi¨® m¨¢s cercana cuando cumpl¨ª 30 a?os y tuve una hija. Al final, consegu¨ª acercarme a ella. Su belleza era cinematogr¨¢fica y eso convierte a las personas en inalcanzables. Mi madre sufri¨® porque no volvi¨® a ver a sus padres y traicion¨® la realidad de ser hija y hermana. Creo que eso le pes¨®, aunque no me lo dijo. Puede que yo haya heredado esa distancia, aunque con mis hijas creo que he sido cari?osa. Son muy diferentes, de padres distintos, y se llevan 12 a?os. Mi padre trat¨® de conectarse con los escritores de M¨¦xico. La literatura estaba presente en mi casa.
?M¨¢s que la religi¨®n? Mi padre dec¨ªa que el juda¨ªsmo no es una religi¨®n, es un martirio. Me siento muy jud¨ªa, pero no religiosa. Fui una ni?a t¨ªmida que le¨ªa. Me form¨¦ leyendo traducciones de Borges sin saber qui¨¦n era. Y no empec¨¦ a escribir hasta los 47 a?os.
?Tan tarde? Lo intent¨¦ antes, pero me dijeron que mis textos eran como un collar de cuentas sueltas. Hasta que me autopubliqu¨¦ un libro.
?Cu¨¢ndo supo que era reivindicativa? Lo fui sabiendo. Me interesaba el erotismo a trav¨¦s de los ojos de la mujer. Ten¨ªa un libro, Apariciones, que ni Anagrama ni Tusquets (aunque Herralde y De Moura eran amigos) quisieron publicar. Alfaguara lo hizo y ahora lo rescata. Habla de los usos del cuerpo femenino. Hasta no hace mucho, abrir las piernas era tan vergonzoso que las mujeres no pod¨ªan tocar el chelo. Se consideraba obsceno. Traduje Historia del ojo, de Georges Bataille, y un amigo, que result¨® no serlo, la describi¨® como ¡°una traducci¨®n piernabierta¡±. No hubieran dicho eso del trabajo de un hombre. El protagonista de la novela es una ni?a que se rebela abriendo las piernas porque el padre quiere que las mantenga cerradas como una se?orita. Hoy las modelos posan despatarradas. Antes era indecente: las piernas solo se abr¨ªan para hacer el amor o dar a luz.
Ha escrito que vivir con alguien es perder algo de la propia identidad. ?No se puede tambi¨¦n crecer? Yo me volv¨ªa pasiva cuando estaba con alguien.
?Ha tenido dos parejas? Y otras cosas. Pero acepto hasta determinado l¨ªmite y entonces estallo de forma violenta. Mi primera relaci¨®n, con un fil¨®sofo-soci¨®logo, dur¨® 12 a?os. Me dio mucho, tuve una hija. Luego tuve una relaci¨®n clandestina, con un hombre casado, que para m¨ª fue muy importante porque me hizo sentir que mi cuerpo, que me disgustaba, era un cuerpo entero.
?Se sent¨ªa fea? Hasta los 30 a?os me sent¨ªa tonta y fea. Y no soy ni tonta, ni fea. Ese amor me hizo sentir inteligente y guapa. A mi primer marido no s¨¦ si le gustaba mi cuerpo. Pero esta pareja me quiso entera: intelectual y f¨ªsicamente. Luego tuve una relaci¨®n intermitente durante 15 a?os y naci¨® mi segunda hija. Y luego ya he estado sola. He tenido amores, pero amores blancos.
?Blancos? Sin sexo.
?Por elecci¨®n? Por elecci¨®n elegir¨ªa aventuras porque cuando me qued¨¦ sola estaba yo bastante joven y bastante guapa. Ya me est¨¢ usted confesando.
Perdone. Ha escrito que nunca se ha dejado llevar cuando baila. ?Bailamos como somos? Soy demasiado consciente de m¨ª misma. Me cuesta relajarme. Ha sido una batalla constante.
?Contra s¨ª misma? ?Contra su familia? Probablemente contra todos. Fui jud¨ªa, pero, seg¨²n mis padres, traicion¨¦ el juda¨ªsmo. Abandon¨¦ el pueblo elegido. Mi padre, que siempre me tuvo una devoci¨®n particular, me causaba culpa ante mis hermanas. Es un sentimiento confuso. Mis hermanas son muy inteligentes, pero tal vez yo fui m¨¢s valiente. Me forc¨¦ a hacer lo que quer¨ªa, ten¨ªa una necesidad interna que me empujaba a hacer las cosas. La sigo teniendo. Tengo casi 90 a?os y estoy perfecta. Tanto que me pongo de un narciso insoportable. Me da verg¨¹enza ser vanidosa.
Ha contado el desamor en sus libros. ¡°Llegu¨¦ a Perugia huyendo del desamor. Mi marido se hab¨ªa ido a Estocolmo persiguiendo a una amante sueca¡±. ?Recurso literario? Era cierto.
?Todo lo que ha escrito lo es? Eso no es posible. Uno hace ficci¨®n incluso con material verdadero.
Su minuciosidad escribiendo contrasta con un cierto escapismo personal. ?Escribe m¨¢s lo que piensa que lo que siente? ?Usted cree?
Puede ser una impresi¨®n. Me sorprende. Tal vez tenga raz¨®n. Es cierto que tengo un problema muy serio en relaci¨®n con el sentimiento. A veces el sentido del humor aleja a la persona. Soy autocr¨ªtica, pero me da miedo ser cursi. No soportar¨ªa ser sentimental, aunque lo soy.
En el libro Y por mirarlo todo, nada ve¨ªa habla de Twit?ter, ¡°un indicativo de la soledad¡±. Denuncia que todos hablan y nadie escucha. Me genera compasi¨®n ver que la gente necesita las redes sociales para confesarse. Antes lo hac¨ªan con el cura o el psicoanalista. En las redes, los problemas se quedan en la nada: las respuestas son ef¨ªmeras. Recientemente he le¨ªdo poemas sobre un matrimonio muy unido que se aleja porque la mujer est¨¢ enganchada a las redes. Ya ni siquiera la posibilidad de adulterio es con un ser humano, ?es con una red social!
Pero usted est¨¢ en Twitter. Es un desaf¨ªo decir algo con humor en 140 caracteres. Al principio me obsesion¨®. Me despertaba con un tuit en la cabeza. Hice dos libros.
?Los j¨®venes est¨¢n m¨¢s solos que los ancianos? Estamos todos solos con el tel¨¦fono m¨®vil. Cuando ri?o a mis nietos porque lo sacan en la mesa, mis hijas me ri?en a m¨ª porque tambi¨¦n lo hago. Leer los peri¨®dicos a partir de lo que destaca Twitter altera la realidad como hemos visto con Trump, Bolsonaro o el Brexit. Lo falso parece verdadero. Yo me he cre¨ªdo fake news. Como todas las tecnolog¨ªas innovadoras, las redes ayudan hasta que empiezan a utilizarse de manera perversa. Hemos convertido la rebeld¨ªa en marketing. Viv¨ª en Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. En aquella ¨¦poca yo no pod¨ªa dar clase con pantalones. Cuando me los puse, me preguntaban si me cre¨ªa George Sand. Dos a?os despu¨¦s, llevarlos era lo normal. Es ley de vida.
Apoy¨® al eterno candidato, y actual presidente, L¨®pez Obrador. Iba a ser un alivio para los pobres. ?Lo est¨¢ siendo? Hab¨ªa y hay muchos problemas. Se empiezan a resolver casos de corrupci¨®n extrema. Es reveladora la congelaci¨®n de cuentas bancarias de un l¨ªder petrolero muy corrupto, Romero Deschamps, que se enriqueci¨® escandalosamente durante 20 a?os al frente del sindicato. Es fundamental resolver la inseguridad. Y me preocupa que el derecho de cada quien a disponer de su cuerpo pueda ponerse en entredicho.
Ha hablado de la mala herencia de Garc¨ªa M¨¢rquez. Hay una corriente de escritoras que copi¨® la f¨®rmula de Gabo y la populariz¨® de una manera cursi. Eso les permiti¨® ascender literariamente.
?De qui¨¦n habla? De Isabel Allende, Laura Esquivel¡ Me gust¨® mucho el primer libro de ?ngeles Mastretta, pero lo que escribi¨® despu¨¦s no me interesa.
?Cu¨¢les son sus autores imprescindibles? Proust, Perec, Rulfo, Elena Garro.
¡°Yo me he cre¨ªdo fake news. Como todas las tecnolog¨ªas innovadoras, las redes sociales ayudan hasta que se empiezan a utilizar de manera perversa¡±
?M¨¢s que Octavio Paz? ?l fue poderoso. Pero Elena Garro me parece de una fuerza impresionante. Hizo cosas terribles, pero al mismo tiempo fue muy valiente. ?l fue la imagen de M¨¦xico, un poco como Borges en Argentina o Neruda en Chile. Estos personajes imperan sobre el gusto y ejercen su poder intelectual. Paz hizo una teocracia muy peligrosa. Fue un cacique de las letras.
?Qu¨¦ quiere decir? Impon¨ªa. Ten¨ªa bajo su ¨¦gida a j¨®venes que cobij¨® pero limit¨®.
?Nunca ha habido una mujer cacique? La Malinche, o la propia Juana.
?Qui¨¦n ha sido el cacique en Espa?a? Bueno¡ Franco, ?no? [Risas]. Cela era censor. Saramago fue cacique en Portugal¡ Ahora hay muchos que quieren serlo. Algunos est¨¢n en la Real Academia. Pero no voy a polemizar in¨²tilmente.
Tras Octavio Paz, usted es la gran experta en sor Juana In¨¦s de la Cruz. Paz la rescat¨®. Con Las trampas de la fe, la restableci¨® en el canon de la literatura de habla castellana. Juana es como una pantalla de transferencia, sirve de etiqueta a muchas cosas. Hay gente que quisiera que fuera santa y gente que la quiere rebelde.
?C¨®mo la ve usted? Rebelde y due?a de un uso del lenguaje que la dio a conocer por todo el mundo.
?Por qu¨¦ es fundamental? Porque se enfrenta a la autoridad, la sortea y gana. La obligan a vender su biblioteca y a abjurar, cuando ella era totalmente cat¨®lica. Estaba cercana al pensamiento de Dios. Ese era el mundo que le interesaba descifrar. Para ella lo fundamental era no supeditarse y entender las cosas, no aceptar las versiones de los dem¨¢s. Por eso se enfrenta a un grupo de personajes que no quieren que la mujer piense. A un jesuita que la alaba lo juzgan y excomulgan. Una monja no pod¨ªa ser te¨®loga.
?Qu¨¦ le ha hecho estudiarla durante 60 a?os? Las infinitas lecturas que permite lo que escribi¨®.
?La entiende de manera distinta a Octavio Paz? Igual que Flaubert quer¨ªa ser Madame Bovary, Paz quer¨ªa ser sor Juana. Muchos de los escritores hombres que se han ocupado de ella quieren serlo.
?Usted no? ?Yo no me atrevo! Le tengo gran admiraci¨®n. Uno solo de sus versos es conocimiento eterno. Revela la realidad contempor¨¢nea. ¡°Y por mirarlo todo, nada ve¨ªa, ni discernir pod¨ªa¡±. El universo es inagotable y por eso es imposible entenderlo.?
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