Un puente llamado Siri
La escritora estadounidense Siri Hustvedt difumina las fronteras entre ciencia y literatura; cuerpo y memoria y lo masculino y femenino en la FIL
Una cabeza sobresale en medio del mar de nucas reunidas en el vest¨ªbulo del hotel Hilton de Guadalajara. El cr¨¢neo de Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) se asoma como un girasol entre un grupo de mujeres que la rodea y habla con ella vi¨¦ndola hacia arriba. Los 182 cent¨ªmetros de largo de la escritora estadounidense, premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, son buena forma de romper el hielo. En 1986, durante un viaje con su hermana Liv a China, alguien les tom¨® una foto. Cuando vio la imagen de esa figura que pudo haber sido pintada por Giacometti entre los pekineses comprendi¨® las miradas que recib¨ªa. ¡°Solo cuando te ves desde fuera es que entiendes¡±, dice la escritora, quien calza zapatos planos parecidos a los de una bailarina y que viste un holgado pantal¨®n por encima de la cintura, que la hace parecer a¨²n m¨¢s alta.
Esta es la primera vez de Hustvedt en Guadalajara, pero no su primer viaje a M¨¦xico. No recuerda con exactitud cu¨¢ndo fue que visit¨® por primera vez el pa¨ªs que hoy la acoge. Cree que pudo haber sido a mediados de los a?os 90, cuando acompa?¨® a su marido, el tambi¨¦n escritor Paul Auster, a promocionar Leviat¨¢n (Anagrama, 1993). Tambi¨¦n le llegan im¨¢genes de una estancia en un fantasmal hotel de Taxco (Guerrero), que visit¨® con su hija Sophie. Confiesa que las memorias de sus viajes se emborronan y los recuerdos se solapan. ¡°Recordamos en el presente y el presente afecta el pasado. No hay un hecho original al que puedas recordar¡±, dice. A pesar de esto, asegura que aquel primer viaje la dej¨® ¡°manchada por los colores y marcada por la experiencia¡±. La frase le sale al ver los cojines bordados de colores chillones de la sala de espera para los escritores que visitan la Feria Internacional del Libro.
Es curioso que las fechas y momentos cotidianos se difuminen en la mente de una escritora brillante. Sus novelas y ensayos est¨¢n llenos de datos meticulosos. Al igual que su conversaci¨®n. Minutos antes de dirigirse a una conferencia de prensa, donde hablar¨¢ de su nueva novela, Recuerdos del futuro (Seix Barral, 2019), Hustvedt dice que Auster siempre se enferma del est¨®mago al visitar M¨¦xico. La ¨²ltima ocasi¨®n fue en 2017. Y para hacer un dato trivial verdaderamente memorable, la escritora cita un experimento de los a?os 70. Un grupo de cient¨ªficos aliment¨® a ratones con drogas o az¨²car en una de las primeras investigaciones sobre el efecto placebo. La muerte de ratones que solo hab¨ªan tomado agua endulzada permiti¨® concluir que los sistemas nervioso e inmunol¨®gico estaban m¨¢s conectados de lo que se cre¨ªa. ¡°Las cosas no solo ocurren en nuestra mente¡±, explica la autora de Todo cuanto am¨¦ (Seix Barral, 2018). La an¨¦cdota sobre el d¨¦bil aparato digestivo de su esposo le permite teorizar sobre la relaci¨®n entre el cuerpo y la mente, una obsesi¨®n intensificada dentro de su obra desde 2006, cuando sufri¨® un extra?o ataque que la hizo convulsionarse violentamente mientras le¨ªa una eleg¨ªa en honor de su padre, fallecido dos a?os atr¨¢s.
Para hablar de los hallazgos accidentales que suelen alegrar la vida a los cient¨ªficos, Hustvedt citar¨ªa minutos despu¨¦s otro estudio de italianos que se encaminaron al hallazgo de las neuronas espejo a mediados de los 90 al ver a un mono que imitaba a otro mientras com¨ªa. Para seguir vigente en las obsesiones de prol¨ªfica autora de divulgaci¨®n, la escritora mantiene una disciplina estricta. Cuando est¨¢ en su casa de Park Slope, en Brooklyn, dedica a la lectura cuatro horas todas las ma?anas. En el men¨² incluye numerosos art¨ªculos cient¨ªficos a los que tiene acceso por formar parte de la facultad de Medicina de Weill Cornell, en Nueva York, y a sus numerosas publicaciones en revistas especializadas en psiquiatr¨ªa y neurociencias, adem¨¢s de su obligaci¨®n de dar una conferencia al mes sobre alg¨²n tema cient¨ªfico.
Hustvedt pasea su corta melena color paja por la FIL. Es uno de los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de la autora junto a sus ojos de azul profundo, ambas herencias de su estirpe noruega. Hace un par de a?os, Hustvedt escribi¨® un texto para el libro Me, My Hair and I: Twenty-seven Woman Untangle an Obsession donde aborda el peso social del pelo. ¡°Las connotaciones infantiles y de tonta que tiene ser rubia pueden explicar por qu¨¦ he so?ado varias veces con un corte a rape¡±, escribi¨®. En el texto, antes de hilvanar a Freud con Rapunsel, la autora habla de Iris, la protagonista de su primera novela, Los ojos vendados (1992). La hero¨ªna se corta la cabellera en un periodo transformativo. Iris pasa a ser un masculino Klaus que deambula por Manhattan vestido con un traje. El proceso pone en duda la noci¨®n de que las apariencias son puramente superficiales.
Hustvedt ha visitado Guadalajara con la intenci¨®n de borrar fronteras. Por la ma?ana, frente a los periodistas, habl¨® de literatura, feminismo y su obra. Tambi¨¦n respondi¨® las preguntas que menos le interesaban: las que ten¨ªan que ver con su matrimonio. ¡°Lo que mata amistades y romances es el aburrimiento. Nosotros nunca hemos estado aburridos el uno del otro¡±, dijo a una reportera que quiso saber c¨®mo es la vida con otro escritor.
La figura literaria cedi¨® a la gigante del pensamiento todoterreno por la tarde. La conferencia Historias de una vagabunda intelectual cautiv¨® al auditorio Juan Rulfo con un tema que atrapa inmediatamente la atenci¨®n de todo mexicano: las fronteras. ¡°?Cu¨¢les son esas palabras e im¨¢genes que est¨¢n dentro de nuestra cabeza y c¨®mo trazamos los l¨ªmites o las fronteras entre las cosas? ?Est¨¢n dentro de la persona que las percibe o fuera en el mundo real? ?Cu¨¢l es la relaci¨®n entre las fronteras internas y las externas?¡±, pregunt¨® a los asistentes.
Hustvedt ley¨® durante cerca de una hora un texto. Su mano izquierda, guardada dentro del bolsillo de su pantal¨®n. La suave voz de tono acad¨¦mico condujo un viaje que comenz¨® a los 14 a?os en las cuatro esquinas de su pa¨ªs, la divisi¨®n entre Arizona, Colorado, Nuevo M¨¦xico y Utah. El recorrido iniciado en la infancia se convirti¨® en un destino que pone en duda todo l¨ªmite. No solo los geogr¨¢ficos entre las naciones. Tambi¨¦n difumina ¡ªcon ayuda de la filosof¨ªa, la biolog¨ªa y la neurociencia¡ª las fronteras entre el cuerpo y la mente; y las supuestas diferencias creadas gracias a una narrativa autoritaria entre lo masculino y lo femenino. ¡°El deseo de se?alarlo todo en un mapa anat¨®mico, de establecer l¨ªmites precisos entre una cosa y otra se ha convertido en una resistencia a tolerar las fronteras mal definidas¡±, explic¨® la autora. Siri Hustvedt es un puente que ayuda a explorar estos territorios desconocidos de l¨ªmites impuestos.
Babelia
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