Riad Sattouf: ¡°Hago c¨®mics para gente que odia los c¨®mics¡±
El dibujante publica el cuarto tomo de ¡®El ¨¢rabe del futuro¡¯, donde ahonda en su desarraigo identitario como hijo de sirio y francesa
Su padre le repiti¨® durante toda su infancia que nunca tendr¨ªa ¨¦xito como dibujante, porque ¡°en Francia uno no puede ser ¨¢rabe y artista¡±. Pero Riad Sattouf (Par¨ªs, 41 a?os) no desisti¨® hasta convertirse en una de las estrellas del c¨®mic de su pa¨ªs. ¡°Siempre es m¨¢s f¨¢cil llamarse Mike Stevenson que tener un apellido como el m¨ªo, pero nunca me he sentido impedido ni v¨ªctima. Odio sentirme esas cosas. Cuando te cruzas con un idiota, basta con desviar la mirada y buscar otro interlocutor¡±, resume el autor de El ¨¢rabe del futuro en la sede de su editorial francesa.
El cuarto tomo de esta exitosa saga acaba de llegar a las librer¨ªas espa?olas, editado por Salamandra Graphic. El ¨¢lbum arranca en 1988, cuando Sattouf tiene 10 a?os y vive en la pl¨¢cida Breta?a con su madre y sus dos hermanos. Su padre ha aceptado un trabajo de profesor en Arabia Saud¨ª, donde se supone que se est¨¢ haciendo de oro, aunque la familia no vea pr¨¢cticamente ni un franco. Mientras el protagonista va acerc¨¢ndose a una inc¨®moda adolescencia, las diferencias entre sus padres se van volviendo irreconciliables. Es el volumen m¨¢s largo de la saga y, seg¨²n confiesa el autor, tambi¨¦n el que ha tenido una gestaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Es el libro donde me expongo m¨¢s, al revelar el secreto familiar¡±, afirma. Para evitar spoilers, el dibujante prefiere referirse a esa vivencia, que desvela en su ¨²ltima vi?eta, como ¡°el golpe de Estado¡± de su padre. Contar ese secreto, que durante a?os relat¨® a su c¨ªrculo ¨ªntimo sin que nadie terminase de cre¨¦rselo, le ha liberado de una carga. ¡°Regalar mi historia a los dem¨¢s es una manera de deshacerme de ella¡±, admite Sattouf.
Su padre, sirio de nacimiento y doctor en Historia por la Sorbonne, es el verdadero protagonista de este nuevo volumen, incluso estando ausente de un buen n¨²mero de sus p¨¢ginas. ¡°El libro describe el recorrido intelectual de un hombre moderno que termina cayendo en el fanatismo y el tradicionalismo¡±, afirma Sattouf sobre un personaje xen¨®fobo e iracundo. Aunque no quiere que el lector vea a su padre como un s¨ªmbolo de la deriva de todo el mundo ¨¢rabe. ¡°Prefiero no generalizar, porque no s¨¦ lo suficiente sobre el tema. Pero es cierto que mi padre cre¨ªa en una ideolog¨ªa, el panarabismo, que tuvo una ambici¨®n modernizadora antes de quedar confiscada por dictadores como Hussein o Gaddafi¡±. Hoy Sattouf considera que su progenitor fue ¡°un intelectual de extrema derecha¡±, que admiraba a l¨ªderes como Franco o Pinochet ¡°por haber modernizado sus pa¨ªses¡±.
Toda la saga, traducida en veinte pa¨ªses y de la que se ha vendido 1,5 millones de ejemplares, est¨¢ marcada por la esquizofrenia identitaria de su protagonista, que creci¨® entre un padre islamista y un abuelo naturista. ¡°Mi padre me prohib¨ªa hablar con las mujeres, porque eran el diablo. Sobre todo, las francesas¡¡±, bromea Sattouf. ¡°Mientras tanto, mi abuelo era un obseso sexual que viv¨ªa con un miedo terrible a que yo fuera gay¡±. El autor creci¨® en esa inc¨®moda brecha: ¡°Los franceses no me aceptaban por sirio. Y los sirios, por franc¨¦s¡±. Resolvi¨® ese problema invent¨¢ndose una patria imaginaria, ¡°la de la gente que escribe libros¡±. ¡°Desde que era peque?o, el placer de hacer c¨®mics me consol¨® de todo el resto¡±, recuerda hoy.
En las redes sociales, Sattouf no deja de recibir mensajes de lectores que crecieron entre dos culturas y que se identifican con lo que leen. Pero tambi¨¦n de muchos otros que se reconocen en aspectos distintos, como esos recreos que pasaba escondido en la biblioteca para evitar los insultos de los dem¨¢s ni?os o la desgarradora vi?eta en la que su alter ego contiene sus l¨¢grimas al separarse de su madre para marcharse de campamentos. A diferencia de otras sagas autobiogr¨¢ficas, El ¨¢rabe del futuro no idealiza a su protagonista: sus p¨¢ginas esbozan a un ni?o muy poco popular, con un apellido rid¨ªculo ¨Cen franc¨¦s suena como touffe, que en argot designa a los genitales femeninos¨C y una voz algo afeminada que no encaja con lo que se espera de un hombre. ¡°Eso tambi¨¦n forma parte de mi proyecto: reflexionar sobre las reglas de la masculinidad, sobre lo que uno tiene que hacer para ser aceptado por los dem¨¢s hombres¡±, dice Sattouf.
El ¨¢rabe del futuro tom¨® forma en 2011, cuando Sattouf acogi¨® a una parte de su familia siria durante la guerra en el pa¨ªs donde naci¨® su padre. ¡°Fue un proceso de una gran absurdidad a nivel administrativo y quise contar ese episodio al resto del mundo¡±, relata. ¡°Pero entend¨ª que, para interesar al lector, ten¨ªa que ir al comienzo de la historia. Era el fin de un ciclo, de una historia que terminaba y que, por fin, pod¨ªa contar en su globalidad¡±. Su madre no le vio la gracia al asunto. ¡°Dec¨ªa que nuestra historia no iba a interesarle a nadie y que aquellos fueron, despu¨¦s de todo, unos a?os felices¡¡±, se carcajea. Sattouf prefiere no precisar cu¨¢l es el paradero de su padre ni su actual relaci¨®n con ¨¦l. ¡°Habr¨¢ que esperar un poco m¨¢s para saberlo¡±, avanza el autor, alargando el suspense hasta el pr¨®ximo tomo, que ser¨¢ el pen¨²ltimo de una saga pensada para un p¨²blico ne¨®fito. ¡°Yo hago c¨®mics para gente que odia los c¨®mics. Mi musa absoluta es mi abuela bretona, que no soportaba las historietas y no hab¨ªa le¨ªdo ninguna en su vida. Siempre me pregunto qu¨¦ tipo de c¨®mic ser¨ªa capaz de interesarle a ella¡±.
Macron, Le Pen y el peligro totalitario
Otra de las intenciones de Riad Sattouf es alertar contra el totalitarismo, que ¨¦l conoci¨® de cerca al pasar parte de su infancia en Libia y Siria. ¡°Es mi forma de advertir sobre lo que yo he vivido, porque crec¨ª en pa¨ªses muy nacionalistas. En Europa corremos peligro: la extrema derecha se ha puesto un disfraz que parezca que ha cambiado. Marine Le Pen le ha cambiado el nombre a su partido [de Frente Nacional a Reagrupamiento Nacional] y su sobrina y posible futura l¨ªder, Marion Mar¨¦chal, ha dejado de usar el apellido familiar, pero sus ideas siguen siendo las mismas¡±, se?ala el dibujante, que conserva un mal recuerdo de la campa?a presidencial de 2017. ¡°Se nos hizo creer que las dos opciones val¨ªan lo mismo. Y uno puede odiar a Emmanuel Macron, pero no tiene nada que ver con Le Pen¡±, termina Sattouf.
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