Ese cine que te remueve y que recuerdas
'El irland¨¦s' es la pel¨ªcula que m¨¢s veces ha visto este a?o el cr¨ªtico de cine de EL PA?S que ha dejado de hacer listas de sus momentos m¨¢s gratos
Sabiendo a estas alturas de la vida que el desorden mental y la confusi¨®n sobre casi todo podr¨ªa figurar en mi epitafio, aunque uno desear¨ªa que no le coloquen ninguno, mantuve durante muchos a?os una disciplina casi enfermiza para escribir en mis cuadernos sobre las pel¨ªculas, libros y discos que consum¨ªa, para hacer listas con todo aquello que me provocaba sensaciones gratas o especiales. Eso inclu¨ªa tambi¨¦n mis alineaciones favoritas en v¨ªspera de los mundiales de f¨²tbol. Y de las personas que me importaban o admiraba en el curso del tiempo. Sin saber en aquellas ¨¦pocas lo que era el Alzheimer o el inevitable olvido de tantas cosas, registraba con palabras imprimidas en cuadernos lo que me hab¨ªa afectado para bien. No hab¨ªa espacio para lo malo, que igualmente era cuantioso. Y uno de los recuerdos m¨¢s potentes era lo que me provocaba el cine, ese oasis m¨¢gico, esa permanente tabla de n¨¢ufrago.
Lo ve¨ªa en soledad y en salas casi siempre llenas. O en progresiva compa?¨ªa de familiares, amigos, ligues o parejas con las que compart¨ªa un ritual. Algo que se prolongaba hasta el infinito cuando abandonabas la sala y pod¨ªas pasarte horas gozosas o enconadas hablando con esa gente cercana de la compartida experiencia.
Desde hace bastantes d¨¦cadas veo las pel¨ªculas antes de su estreno, en pases privados, casi siempre por la ma?ana. Pero era un placer enorme repetir esas visiones acompa?ando a tus parejas o a tus amigos cuando esas pel¨ªculas que te hab¨ªan entusiasmado se exhib¨ªan para el p¨²blico. Y si a ellas y ellos no les hab¨ªan gustado, algo que ocurr¨ªa pocas veces, la discusi¨®n tambi¨¦n pose¨ªa su encanto.
Hace tiempo que me acuesto temprano, aseguraba el memorioso protagonista de En busca del tiempo perdido. Yo tambi¨¦n. Y casi nunca acompa?o a nadie a los cines. En las pocas ocasiones que acudo a las sesiones comerciales las salas est¨¢n semivac¨ªas y el p¨²blico es de mi generaci¨®n o de la cuarta o quinta edad, suponiendo que existan esas edades. S¨ª veo colas al pasar por la puerta de los cines el d¨ªa del espectador, padres con entusiasmados ni?os a la espera de dibujos animados (o como co?o denominen ahora a ese g¨¦nero), tambi¨¦n muchos treinta?eros y adolescentes haciendo enfervorizadas filas para devorar cine de superh¨¦roes. Yo lo encuentro tan repetitivo como insufrible.
?Y el cine con may¨²sculas que sigue existiendo? Bueno, bastantes cin¨¦filos de siempre que aseguran seguir amando el cine, que cuentan que no tienen prisa, que ya lo disfrutar¨¢n cuando pr¨®ximamente lo exhiban en las plataformas digitales o en televisi¨®n. O sea, los tiempos y las costumbres ya cambiaron. Pero algunos no tenemos capacidad ni ganas para adaptarnos a ellos. Y recordar el l¨ªrico arranque de la extraordinaria novela de Dickens Historia de dos ciudades. ¡°Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabidur¨ªa, y tambi¨¦n de la locura, la ¨¦poca de las creencias y de la incredulidad, la era de la luz y de las tinieblas¡±, tampoco supone un consuelo para los nost¨¢lgicos con causa, o los insalvables retr¨®grados, que al parecer quedamos.
Dej¨¦ mis privadas listas hace infinitos a?os pero en la cansada memoria todav¨ªa guardo pel¨ªculas que me han fascinado o conmovido. La mayor¨ªa de ellas tienen mogoll¨®n de a?os. Pero tambi¨¦n hay recientes, de este a?o que se larga. Despu¨¦s de verla tres veces ininterrumpidamente, apagando el tel¨¦fono cuando lo he hecho a trav¨¦s de Netflix, me sigue hipnotizando El irland¨¦s. Tres horas y media de realismo, de arte, de narrativa impecable, de retrato implacable y perfecto de una Mafia nada glamurosa, de situaciones complejas. Da mucho miedo la cloaca de dimensiones monstruosas, y tan humana ella, cuando la Mafia, la alta y baja pol¨ªtica y el sindicalismo m¨¢s turbio se juntan para hacer negocios. Que no pueden acabar bien, eliminando a los seres m¨¢s cercanos cuando suponen un peligro para la empresa com¨²n. Hablando del sangriento esplendor y tambi¨¦n de su devastador ocaso, incluso del ins¨®lito remordimiento en el cine de tem¨¢tica gansgteril de (Martin) Scorsese en la prodigiosa hora final.
Tambi¨¦n va de asesinos profesionales el extra?o y conmovedor w¨¦stern de Jacques Audiard Los hermanos Sisters. Pero aqu¨ª incluso se plantea la posibilidad de redenci¨®n, el regreso a casa de los hijos que no tuvieron m¨¢s remedio que convertirse en pr¨®digos y atormentados. Y encuentro tan deliciosa como reconocible D¨ªa de lluvia en Nueva York con el siempre incomparable Woody Allen movi¨¦ndose en un universo del que conoce todas las claves, transmiti¨¦ndolo de forma tan divertida, inteligente y po¨¦tica a sus eternos espectadores. Y he visto m¨¢s pel¨ªculas hermosas, inquietantes, sugerentes, imprevisibles, en posesi¨®n de cuerpo y alma. Incluidos algunos t¨ªtulos del cine espa?ol. Pero siempre asociar¨¦ 2019 al estreno de El irland¨¦s. Como el a?o anterior reinaron esas dos joyas en blanco y negro tituladas Cold war y Roma.
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