El manuscrito superviviente
Una edici¨®n facs¨ªmil repasa la tormentosa historia de la Hagad¨¢ de Sarajevo, texto medieval jud¨ªo que lleg¨® a los Balcanes desde la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Si pudiese asomarse a nuestro tiempo, probablemente se arrepentir¨ªa de no haberla fechado y datado. Pero para el desconocido autor en un desconocido lugar (Barcelona, posiblemente) de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en la Edad Media, la Hagad¨¢ de Sarajevo era una copia manuscrita de un texto religioso jud¨ªo que nunca llevaba colof¨®n. Hoy, su excepcionalidad (apenas quedan una decena similares), la belleza de sus ilustraciones, la informaci¨®n que proporciona sobre la vida de los jud¨ªos de la ¨¦poca y, sobre todo, su supervivencia ¨Cllena de leyendas¨C a la Inquisici¨®n, la ocupaci¨®n nazi y la guerra de Bosnia lo han acabado convirtiendo en una de esos libros cuya importancia trasciende a su contenido, como muestra una reciente y cuidada edici¨®n facs¨ªmil editada en Sarajevo por el museo que la expone, el Nacional de Bosnia. Si la crisis del coronavirus no se lleva por delante el proyecto, dentro de unos meses habr¨¢ versiones en franc¨¦s y espa?ol, que se sumar¨¢n a las actuales en bosnio e ingl¨¦s, que van acompa?adas de un an¨¢lisis hist¨®rico y art¨ªstico.
Una hagad¨¢ es el texto ilustrado que leen las familias jud¨ªas en el Seder, la cena o cenas (una en Israel; dos, en el resto de pa¨ªses) m¨¢s importante de la Pascua jud¨ªa, que se celebra estos d¨ªas. Cuenta la liberaci¨®n israelita de la esclavitud en Egipto, narrada en la Tor¨¢ ¨Cel Pentateuco en la tradici¨®n cristiana¨C y que los padres tienen la obligaci¨®n de transmitir a sus hijos. ¡°Vehigadta lebinj¨¢¡± (N¨¢rraselo a tu hijo), dice el mandamiento b¨ªblico con el verbo de la misma ra¨ªz que la palabra hagad¨¢. Hoy, en cualquier comunidad jud¨ªa se pueden encontrar infinidad de ediciones baratas y versiones para ni?os o traducidas a otra lengua junto al hebreo. Pero en el siglo XIV (la hip¨®tesis m¨¢s plausible de nacimiento del texto), las hagadot manuscritas eran una muestra de estatus social y una prueba de la especial relaci¨®n hist¨®rica del pueblo jud¨ªo con la palabra escrita.
Como en la obra cumbre del premio Nobel Ivo Andric, El puente sobre el r¨ªo Drina, que repasa siglos de historia de la regi¨®n a trav¨¦s de un puente en la ciudad de Visegrado (hoy en la entidad de serbia de Bosnia), la Hagad¨¢ de Sarajevo ha sido a la vez testigo e hilo conductor de las historias tanto sefard¨ª como bosnia. Eso s¨ª, con agujeros temporales: siglos enteros que han alimentado todo tipo de conjeturas por la ausencia de documentaci¨®n sobre d¨®nde se encontraba.
¡°A diferencia de otros manuscritos medievales, las hagadot no conten¨ªan colof¨®n, una p¨¢gina con la informaci¨®n del lugar y fecha de producci¨®n, o, en el mejor de los casos, los nombres de qui¨¦n hizo el encargo, el escriba y el ilustrador. Adem¨¢s, solo unos pocos talleres de producci¨®n de libros en la Espa?a medieval estaban identificados y esta falta de informaci¨®n deja un camino muy estrecho para alcanzar conclusiones concluyentes sobre la fecha y el lugar de producci¨®n de la Hagad¨¢ de Sarajevo¡±, apunta Aleksandra Buncic, experta en cultura material jud¨ªa medieval e investigadora del Comit¨¦ de Estudios Medievales de la Universidad de Harvard. ?Qu¨¦ se sabe hoy casi con certeza? Que fue efectuada en el reino de Arag¨®n, probablemente en Barcelona, en los siglos XIII o XIV. "La opci¨®n m¨¢s plausible es en torno al a?o 1350¡±, cuando la ilustraci¨®n manuscrita estaba entonces en su apogeo en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, precisa Ana Maric, jefa del Departamento de Arqueolog¨ªa del museo. Es una conclusi¨®n del an¨¢lisis de la iconograf¨ªa, los contenidos y una p¨¢gina con tres escudos, en la que el superior tiene los famosos cuatro palos de gules sobre fondo dorado.
La siguiente pista temporal est¨¢ al final del libro. Es un a?adido: ¡°Revisto p[er] mi gio[vanni] dom[eni]co vistorini 1609¡± (Revisado por m¨ª, Giovanni Domenico Vistorini, 1609), un conocido censor papal de la inquisici¨®n muy activo en la revisi¨®n de textos hebreos en M¨®dena y Venecia, dos ciudades con importantes comunidades jud¨ªas. La conclusi¨®n l¨®gica es que el libro lleg¨® a Italia de manos de alguno de los jud¨ªos que fueron expulsados de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica a finales del siglo XV. All¨ª recalaron bastantes de ellos.
Tras la revisi¨®n del censor, tres siglos de silencio absoluto en los que caben muchas hip¨®tesis. La m¨¢s bonita es que un joven sefard¨ª bosnio fue a la Universidad de Padova (en la que los jud¨ªos ten¨ªan permitido estudiar Medicina), conoci¨® a una jud¨ªa local y recibi¨® la Hagad¨¢ como regalo de boda. La principal base es una ilustraci¨®n de una pareja que fue a?adida en Italia. Pero no era dif¨ªcil que el libro acabase en los Balcanes y, probablemente, tuvo m¨¢s que ver con el trabajo que con el amor. Los sefard¨ªes eran muy activos en el comercio mar¨ªtimo y uno de los principales centros portuarios era Dubrovnik, hoy en Croacia y entonces en la Rep¨²blica de Ragusa, que hab¨ªa estado bajo control de Venecia.
La siguiente referencia data ya de 1894 y es del Museo Nacional, inaugurado pocos a?os antes bajo los auspicios del imperio austroh¨²ngaro, que entonces controlaba Bosnia. Es el documento de compra de la Hagad¨¢ a Joseph R. Cohen, un joven jud¨ªo pobre que necesitaba dinero tras el fallecimiento de su padre. Cohen cuenta en una carta que pertenec¨ªa a su familia desde generaciones y pidi¨® una copia facs¨ªmil para poder usarla en Pesaj (la Pascua jud¨ªa), dado el respeto que sent¨ªa su padre por el libro. A?os m¨¢s tarde tratar¨ªa sin ¨¦xito de recomprarlo.
Ah¨ª empezaron los an¨¢lisis acad¨¦micos y el consenso de que se trataba de una obra extraordinaria. ¡°Algunos de los episodios, como el sacrificio de Isaac, la escalera de Jacob o el arca de No¨¦, contienen interpretaciones visuales innovadoras del texto b¨ªblico sin paralelo en el arte de ese periodo¡±, apunta Buncic. Fue tambi¨¦n el ¨²nico momento, desde la adquisici¨®n, en que abandon¨® Bosnia. Durante unos a?os fue analizada por estudiosos en Viena, entonces capital del imperio austroh¨²ngaro. Siguieron dos guerras mundiales (la primera de las cuales comenz¨® precisamente por el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando) y, ya en los noventa, las de desintegraci¨®n de Yugoslavia. Pero la Hagad¨¢ nunca volvi¨® a saltar de frontera. ¡°Fue una excepci¨®n. Hemos rechazado ofertas del Metropolitan de Nueva York y del Louvre¡±, cuenta en un despacho del museo su director, Mirsad Sijaric.
¡°La Hagad¨¢ se ha vuelto una leyenda de la historia de la ciudad¡±, asegura el representante de la comunidad jud¨ªa en Bosnia, Jakob Finci, en una cafeter¨ªa de Sarajevo. "Siempre ha sobrevivido. Y mientras est¨¦ en la ciudad, estar¨¢ a salvo. Muchos habitantes de Sarajevo no jud¨ªos me dicen: 'Es nuestro libro, es como el Ave F¨¦nix que se levanta tras cada tragedia¡±. El episodio m¨¢s conocido ¨Cy sobre el que existen m¨¢s versiones¨C tuvo lugar en 1942, con Sarajevo ocupada por las fuerzas del Eje. Hay constancia de que un general nazi se desplaz¨® al museo y, tras una charla de cortes¨ªa, exigi¨® al director que le entregase la Hagad¨¢. La versi¨®n de los hechos m¨¢s famosa, novelada por Geraldine Brooks en Los guardianes del libro, es que el entonces director le respondi¨® que era imposible porque se lo hab¨ªa dado esa misma ma?ana a otro oficial nazi.
¡ª ?Qui¨¦n?, pregunt¨® el general.
¡ª ¡°No lo s¨¦. No me pareci¨® apropiado pedirle su nombre¡±, respondi¨® el director.
La realidad parece tener otro nombre propio: Dervis M. Korkut, entonces comisario del museo, que escondi¨® el libro entre su ropa al saber que ven¨ªa el general. ¡°Fue su idea y convenci¨® al director. Eran buenos amigos y no confiaban en el resto de quienes trabajaban all¨ª¡±, explica Hikmet Karcic, autor de una biograf¨ªa de Korkut publicada el pasado enero e investigador sobre el genocidio del Instituto de Tradici¨®n Isl¨¢mica de los Bosniacos, en Sarajevo. En esos meses, el musulm¨¢n Korkut tambi¨¦n ocult¨® en su casa a una joven sefard¨ª cuyos padres hab¨ªan sido enviados a un campo de concentraci¨®n. Logr¨® para ella documentos falsos que le permitieron escapar de la ciudad. Por ello, ¨¦l y su mujer, Servet, tienen hoy en el Yad Vashem, el museo del Holocausto de Jerusal¨¦n, el t¨ªtulo de Justos entre las Naciones, que reciben los no jud¨ªos que arriesgaron sus vidas por salvar jud¨ªos de los nazis y sus aliados. Ya en 1920 hab¨ªa criticado al Ministerio del Interior por medidas antisemitas y, en 1940, publicado un art¨ªculo contra el antisemitismo. Un a?o despu¨¦s un amigo jud¨ªo le dio manuscritos jud¨ªos que catalog¨® mal a prop¨®sito para salvarlos y firm¨® una resoluci¨®n contra los ustasha, los aliados croatas de los nazis que asesinaron a decenas de miles de serbios, gitanos, jud¨ªos y opositores.
La mujer de Korkut y algunos de sus amigos han relatado que este entreg¨® luego el libro a un imam que lo escondi¨® un tiempo en una aldea remota. ¡°No conocemos los detalles porque fue nombrado por Yugoslavia ¡®enemigo del Estado¡¯, por lo que la narrativa oficial cambi¨® y nadie se atrevi¨® a entrevistarlo cuando sali¨® de prisi¨®n¡±, lamenta Karcic. Otra versi¨®n es que la Hagad¨¢ fue disimulada en el s¨®tano del museo entre pilas de libros de menor valor. O que fue llevada enseguida a la caja de seguridad del Banco Nacional. En cualquier caso, es all¨ª donde estaba el 6 de abril de 1945, acabada ya la guerra. Y all¨ª volver¨ªa medio siglo despu¨¦s, cuando Sarajevo pas¨® 46 meses bajo cerco serbobosnio y el museo se encontraba en primera l¨ªnea de fuego.
Desde 2018, la Hagad¨¢ se expone en una sala especial del Museo Nacional, gracias a aportaciones de la Embajada francesa en Bosnia y de la UNESCO, que la hab¨ªa incluido un a?o en Memoria del Mundo, el listado de textos, dibujos, fotograf¨ªas y pel¨ªculas que ayudan a comprender mejor la historia de la humanidad. El manuscrito apenas se puede visitar una hora los martes, mi¨¦rcoles y el primer s¨¢bado del mes, salvo que se haga en grupo. ¡°No podemos abrir m¨¢s la sala por falta de dinero para pagar al personal. Y no soy muy optimista sobre que podamos aumentar el n¨²mero de d¨ªas¡±, admit¨ªa Sijaric antes del cierre por la crisis del coronavirus. El museo tiene tres millones de piezas, pero muchos de los 100.000 visitantes al a?o ¡°vienen solo a ver la Hagad¨¢¡±, reconoce Maric. Son principalmente grupos de Estados Unidos, Israel y Australia, nacionalidad de Brooks, la novelista que convirti¨® la historia del manuscrito en best-seller.
La letra hebrea que confundi¨® a los investigadores
En el primer an¨¢lisis de la Hagad¨¢, en 1898, poco despu¨¦s de su adquisici¨®n por el Museo Nacional de Bosnia, David Heinrich M¨¹ller y Julius von Schlosser apuntaron err¨®neamente a que databa de finales del siglo XIII o principios del XIV. El motivo: una mezcla de una confusi¨®n sobre una letra hebrea y una coincidencia. Al final del manuscrito hay una nota de compra, ya en Italia, que se?ala que fue vendida el domingo 25 de agosto de un a?o que aparece escrito con las letras hebreas 'ain' (?) y 'resh' (?), cuyo valor num¨¦rico equivale a 270. En el calendario hebreo los a?os se cuentan a partir de la considerada fecha de creaci¨®n del mundo (ahora mismo estamos en el 5780) y se suele omitir la cifra del milenio. El c¨¢lculo equivale al 1510 despu¨¦s de Cristo, ya que el escriba hab¨ªa invertido el orden de la letra que marca las decenas y la de los centenares para evitar formar la palabra "??" (malvado), una costumbre que ha llegado a nuestros d¨ªas.
Pero la letra 'resh' es bastante similar a la 'dalet' (?), por lo que M¨¹ller y Von Schlosser se confundieron y pensaron que la suma num¨¦rica era 74 y, por tanto, la fecha, 1314, en vez de la correcta de 1510. Un error que quiz¨¢s no habr¨ªa tenido recorrido de no ser porque en ambos a?os el 25 de agosto cay¨® en domingo, explica Shalom Sabar, investigador de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, en el volumen que acompa?a al facs¨ªmil. Hoy, los investigadores coinciden en que el libro recal¨® en Italia ya tras la expulsi¨®n de los jud¨ªos de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica a finales del siglo XV. En la nota de venta, la palabra agosto est¨¢, de hecho, escrita en italiano en caracteres hebreos.
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