Lola Flores: ¨¦xito, transgresi¨®n y pena
La cantante fragu¨® una existencia repleta de triunfos art¨ªsticos y transgresiones amorosas, con escenas inolvidables y un juicio por evasi¨®n de impuestos
Quien haya nacido despu¨¦s de 1995 no habr¨¢ visto en directo a Lola Flores. Pero si observa un v¨ªdeo de ella, o aunque sea alguna foto, no podr¨¢ evitar sonre¨ªr, tal vez escandalizarse, quiz¨¢s admirarla y hasta reconocer que en esa mujer tan carnal hay algo que revela mucho de nosotros.
Aquella ni?a nacida en el Jerez de la Frontera de 1923, hija de un tabernero payo y de una costurera nieta de gitano, mantuvo en sus 72 a?os de vida la frescura, la libertad y el descaro que la mayor¨ªa de los espa?oles no pod¨ªan, no quer¨ªan o no se atrev¨ªan a catar.
¡ª A m¨ª me gusta la belleza mucho¡ªle confes¨® en una entrevista a Raffaella Carr¨¤¡ª. Me gustan los ojos importantes. Me gusta la limpieza en el hombre, mucho. Y me gusta la verdad. Que no sea falso, que sea de verdad. Y que sea mu massscho, mu massscho, mu massscho.
Se cri¨® en Sevilla desde los tres a los 11 a?os. La Guerra Civil la sorprendi¨® en un Jerez franquista desde el 19 de julio de 1936. Su fama de artista se extend¨ªa por la provincia de C¨¢diz a los 16 a?os, cuando termin¨® la guerra.
¡ª Nos vest¨ªamos entre los corrales de cerdos, entre las gallinas y las cabras¡ª le cont¨® al periodista Tico Medina en un libro de memorias. ¡ªY en las cuadras separ¨¢bamos a las ovejas y los caballos y los burros y los mulos para que nos dejaran entrar.
Convencida de que pod¨ªa triunfar, se fue a Madrid al terminar la guerra. En la miniserie de Antena 3 El Coraje de Vivir, donde relat¨® su vida justo un a?o antes de su muerte, cont¨® c¨®mo hizo el amor por primera vez a los 17 a?os, con el guitarrista El Ni?o Ricardo, en una pensi¨®n de Valladolid. Y, sobre todo, confes¨® que accedi¨® a acostarse con un admirador ¡ªtodo el mundo sab¨ªa que se trataba del anticuario Adolfo Arenzana¡ª a cambio de 50.000 pesetas. Hab¨ªa que ser Lola Flores para confesar algo as¨ª, aunque fuera de nuevo por dinero y leyendo un guion, con m¨²sica de fondo.
Fue Arenzana quien le coste¨® un espect¨¢culo flamenco llamado Zambra en el que un consagrado Manolo Caracol le cantaba a una desconocida Lola Flores. De pie, con las manos abiertas, sin apenas rozarla, con unas letras que parec¨ªan escritas con la sangre y los sudores del adulterio, el aire se iba cargando de tensi¨®n er¨®tica. ?l le llevaba 14 a?os y estaba casado. El romance dur¨® ocho a?os. Zambra fue la Fiebre del s¨¢bado noche, las Nueve semanas y media de la Espa?a de los a?os cuarenta.
Ah¨ª cant¨® ella el Lerele, la primera canci¨®n con la que despeg¨® su carrera, con una letra que no ten¨ªa mucho sentido, pero que cal¨® entre la gente: ¡°Vengo del templo de Salom¨®n, traigo las leyes del fara¨®n, me manda un dibei¡±. Despu¨¦s, Caracol le cantaba y el p¨²blico sab¨ªa: ¡°?Ay, Ni?a de Fuego! Dentro de mi alma yo tengo una fuente pa que tu culpita se incline a beber¡±. Y tambi¨¦n: ¡°?Qui¨¦n te puso Salvaora, qu¨¦ poco te conoc¨ªa! El que de ti se enamora, se pierde pa toa la vida.
¡ªEso ha quedado para los anales de la historia¡ª coment¨® Lola Flores en Radio Nacional. ¡ªPorque ¨¦l era un genio. Y yo una chiquilla con mucho temperamento, que me gustaba mucho su cante. Y que le acompa?aba muy bien. Nunca ha vuelto a salir otra pareja. Y a la vista est¨¢ que ¨¦l intent¨® cuando yo no estaba con ¨¦l que alguien le bailara para ¨¦l cantar. Pero fall¨® siempre. En cambio yo nunca busqu¨¦ un cantaor para que me cantara. Porque sab¨ªa que no se pod¨ªa mejorar.
Manolo Caracol dec¨ªa que las cualidades que tiene que tener un cantaor son:
¡ª Primero: gustarle el vino, gustarle las mujeres con locura, gustarle el tabaco. Despu¨¦s, ser un hombre. Gustarle los toros, gustarle las peleas de gallos ingleses. Y despu¨¦s, pues cantar con el alma y el coraz¨®n.
Otros tiempos, otro pa¨ªs. Entre los artistas que acompa?aban el espect¨¢culo de Zambra se encontraba Esperanza Garc¨ªa, m¨¢s conocida como Esperanza la del Madera (pron¨²nciese Maera). Y m¨¢s conocida a¨²n como la cantante de Triana Pura, aquella que entonaba ¡°Qu¨¦ le estar¨¢ pasando al probe Miguel, que hace mucho tiempo que no sale¡±. Esperanza la del Maera le cont¨® a un joven periodista, all¨¢ por 1999, que Lola Flores se lleg¨® a encaprichar de un sereno en Madrid, en aquel pa¨ªs de vigilantes nocturnos con guardapolvo, chuzo y pistola.
Tambi¨¦n mantuvo relaciones con futbolistas. Una de las m¨¢s sonadas fue con Gerardo Coque, un interior del Atl¨¦tico de Madrid, que ten¨ªa 25 a?os en la temporada 1953-1954 y parec¨ªa llamado a hacer historia en el club. Termin¨® haciendo historia, pero no por sus goles sino porque abandon¨® el equipo y a su esposa y se fue con Lola Flores de gira por Am¨¦rica. El Atleti lo demand¨® por incumplimiento de contrato. Y la esposa por adulterio, que era delito en Espa?a. La esposa termin¨® perdon¨¢ndolo, pero el Atleti, no.
De las aventuras de Lola Flores quedaron muchos chascarrillos y un par de abortos. O como dijo ella, embarazos que se quit¨®. ¡°Y lo hice a conciencia porque no quer¨ªa parir hijos sin casarme por la iglesia y ofrecerle un hogar a mi familia. Hasta para eso tuve cabeza¡±, confes¨® a El Mundo.
En octubre de 1957 celebr¨® su ¨²nica boda. El elegido fue el guitarrista gitano Antonio Gonz¨¢lez Batista, alias El Pesca¨ªlla, inventor para muchos flamencos de la rumba catalana, aunque otros creen que el padre de ese ritmo fue Peret . El Pesca¨ªlla ¡ª¨¦l siempre dijo que se pronunciaba Pescadilla, con d¡ª estaba casado cuando la conoci¨® y era padre de una hija. Se casaron en el Monasterio del Escorial al amanecer. Ella iba embarazada de Lolita, que naci¨® en mayo de 1958. Antonio nacer¨ªa dos a?os m¨¢s tarde y Rosario en 1963.
En los a?os cincuenta Lola Flores firm¨® un contrato millonario para filmar varias pel¨ªculas en M¨¦xico. Rod¨® Pena, penita, pena, y con aquella canci¨®n y ese filme se le abrieron las puertas de Am¨¦rica. Fue en M¨¦xico donde la bautizaron como La Faraona tras una pel¨ªcula del mismo t¨ªtulo filmada en 1955. Los cincuenta y sesenta fueron d¨¦cadas de mucho ¨¦xito y viajes. Sus tres hijos se quedaban en Madrid, estudiando en colegios privados.
¡ªYo llegaba llorando [a Am¨¦rica] con los ojos hinchados y tenerme que poner las gafas¡ª recordaba en RNE. ¡ªDe noche daba saltos en la cama pensando que uno se me hab¨ªa ca¨ªdo. Las carreteras tan malas, con los saltos tan grandes y los aviones¡
Entre tanto viaje a Am¨¦rica procuraba no perderse nunca las recepciones que Francisco Franco ofrec¨ªa en La Granja cada 18 de julio. Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n escribi¨®: ¡°La asociaci¨®n entre las folcl¨®ricas y el franquismo viene de los a?os cincuenta, cuando aquellas hembras se dejaban fotografiar de cuatro en cuatro junto a su excelencia¡±.
El p¨²blico, su p¨²blico, siempre la perdon¨®. Lleg¨® la transici¨®n y supo adaptarse el momento. Segu¨ªa hipnotizando al p¨²blico. Protagoniz¨® algunas escenas que se quedaron grabadas en la memoria colectiva del pa¨ªs. Como aquella actuaci¨®n en el programa de Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo Esta noche, fiesta, en 1979, donde se le perdi¨® un pendiente y se puso a buscarlo en el escenario mientras la guitarra segu¨ªa sonando por rumbas. ¡°No s¨¦ pero no se puede perder. No, eso no es¡ Bueno, ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me cost¨®¡±. No hay ning¨²n asesor de imagen que pueda inventarse algo parecido para impregnar de carisma a un cantante ni a un pol¨ªtico. Cuando le¨ªa un guion era buena, pero cuando se lo saltaba era infinitamente mejor. El pendiente termin¨® apareciendo, ya sin las c¨¢maras filmando.
Tambi¨¦n qued¨® incorporada a la memoria colectiva aquella frase de 1983, pronunciada en la iglesia abarrotada de la Encarnaci¨®n, en Marbella, con motivo de la boda de su hija Lolita. Aquel ¡°Si me quer¨¦is, irse¡±, que en realidad fue: ¡°Mi hija no se puede casar porque ustedes ten¨¦is la culpa. Hab¨¦is ocupado todo. (¡) As¨ª que, si me quer¨¦is aqu¨ª, marcharse. Si me quer¨¦is algo irse¡±.
La gran mancha en su imagen lleg¨® en 1987, cuando el ministerio de Hacienda la sent¨® en el banquillo por no presentar las declaraciones de cinco a?os atr¨¢s. La acusaban de defraudar 52 millones de pesetas. Confiaba tanto en ser la Lola de Espa?a que lleg¨® a pedir que la gente le pagara lo que ella no pag¨®: ¡°Si una peseta diera cada espa?ol¡ Pero no a m¨ª, adonde tienen que darla. Quiz¨¢s saldr¨ªa de la deuda¡±. No debi¨® convencer a muchos de los casi 40 millones de espa?oles que hab¨ªa entonces.
Se libr¨® de los dos a?os de c¨¢rcel que solicitaba el fiscal, pero tras cuatro a?os de litigios el Supremo la conden¨® a pagar 28 millones de pesetas. Accedi¨® a pagar y aconsej¨® al resto de espa?oles que tambi¨¦n pagaran. ¡°Y ya que soy Lola de Hacienda, para que todo el mundo se quede tranquilo, pagar todos. Porque a nadie le doy lo que yo he pasado. No ha sido un fraude, ha sido un fallo m¨ªo que bien y grande lo he pagado¡±.
Con Franco no pasaba eso. En una de sus ¨²ltimas entrevistas, publicada en El Mundo en 1994, expresaba su agradecimiento hacia el dictador:
¡ªFranco me dio paz, y se lo agradezco en nombre m¨ªo y de mis hijos. En aquella ¨¦poca no hab¨ªa tanta delincuencia, ni tanta droga, ni tanto sinverg¨¹enza haciendo desfalcos, porque esa es otra, yo comet¨ª una negligencia, pero estos de ahora se han llevado el dinero a manos llenas.
Entre amores, desfalcos, palmas y alegr¨ªas, se mantuvo siempre erguida la leyenda de la Ni?a de Fuego, la Salvaora, la Zarzamora, la Faraona, la Lola de Espa?a. Supo conservar ese no s¨¦ qu¨¦ que supuestamente el New York Times de 1979 promocion¨® en alguna p¨¢gina con motivo de su actuaci¨®n en el Madison Square Garden con una frase cien veces repetida desde entonces: ¡°No canta ni baila, pero hay que verla¡±.
Despu¨¦s de espulgar durante varios d¨ªas en los archivos del ¡®Times¡¯ uno no acaba de encontrar esa perla, aunque s¨ª su necrol¨®gica. Ah¨ª no se menciona esa frase, aunque s¨ª esta otra que pronunci¨® como descargo en su litigio con Hacienda: ¡°Yo no entiendo de papeles¡±.
En cualquier caso, ¡°?c¨®mo se puede decir que no sab¨ªa bailar?¡±, se preguntaba el poeta y ensayista flamenco jerezano Manuel R¨ªos Ruiz en la biograf¨ªa Lola Flores, el volc¨¢n y la brisa, de Juan Ignacio Garc¨ªa Garz¨®n. ¡°?Es que acaso perd¨ªa el comp¨¢s en alg¨²n estilo? (¡) Improvisaba por sabidur¨ªa, nunca por ignorancia. ?No era aut¨¦nticamente un prodigio, vi¨¦ndola bailar la zambra, un baile tan denso y pausado, como sosteniendo el cante de Caracol y yendo de un lado a otro del escenario, llenando la escena de danza jonda con ese braceo ondulante y barroco, inefable por personal¨ªsimo y totalmente nuevo?¡±.
Lola Flores se quejaba de que la hubieran encasillado ¡°en la gitana, en las cosas graciosas¡±, de que nadie le hubiese dado la oportunidad de hacer una gran pel¨ªcula dram¨¢tica al estilo de la actriz griega Irene Papas, una donde no tuviera que cantar ni bailar. Despu¨¦s de haber rodado 33 pel¨ªculas, 10 de ellas en M¨¦xico, se quejaba en 1984 en el programa de televisi¨®n La Clave:
¡ª Se creen que solamente canto y bailo y soy graciosa y soy temperamental. Tengo algo m¨¢s adentro: que nadie ha dicho vamos a hacer una Irene Papas, un papel nada m¨¢s, aunque sea as¨ª de cortito.
Una de sus grandes luchas fue el c¨¢ncer de mama que la llev¨® a la tumba y con el que pele¨® a lo largo de 25 a?os sin consentir que le extirparan el pecho. Se refer¨ªa al c¨¢ncer a menudo como ¡°el hijoputa¡±. La otra gran batalla fue la adicci¨®n a la droga de su hijo. Antonio fue otra v¨ªctima de las miles que se llev¨® la hero¨ªna entre la generaci¨®n de La Movida, en la Espa?a de los ochenta y los noventa.
¡ªEra una pantera negra, que no viv¨ªa, que no dorm¨ªa¡ª confes¨® en una entrevista radiof¨®nica. ¡ªYo iba pa¡¯l manicomio. Una inocentada de un ni?o que lo ten¨ªa todo y quiso saber lo malo. Pero yo estaba ah¨ª. Est¨¢bamos todos ah¨ª. Pero yo supe, con cari?o, con amor, sin ri?a, pregunt¨¢ndole, habl¨¢ndole, dej¨¢ndolo llorar¡ hasta que confesara: s¨ª mam¨¢, yo no quiero esto.
Cuentan que un d¨ªa agarr¨® al hijo, lo llev¨® hacia una ventana abierta y le dijo:
¡ªSi t¨² quieres matarte, vamos a tirarnos por esa ventana los dos juntos.
Y que Antonio llorando le ped¨ªa, ¡°no, mam¨¢, no¡±.
Lola Flores muri¨® a las cinco menos veinte de la madrugada del 16 de mayo de 1995; en El Lerele, su chal¨¦ de La Moraleja, a los 72 a?os. Su hijo falleci¨® tambi¨¦n en ese hogar 15 d¨ªas despu¨¦s, a los 33. Ah¨ª muri¨® tambi¨¦n el Pesca¨ªlla en 1999, a los 73 a?os.
Con todos ellos se fue una parte de Espa?a. Pero su memoria perdura como si fueran de la familia, de nuestra familia.
Cr¨¦ditos
Coordinaci¨®n y formato: Guiomar del Ser
Dise?o: Ana Fern¨¢ndez
Maquetacion: Nelly Natal¨ª
Direccion de arte: Fernando Hern¨¢ndez
V¨ªdeo: Miguel Bayod