Ennio Morricone, un legado ecl¨¦ctico e inabarcable
El italiano supo como nadie condensar la faceta de compositor intelectual, m¨²sico popular y casi estrella del rock
Con la p¨¦rdida del m¨¢s ic¨®nico y popular de los mal llamados ¡°compositores de bandas sonoras¡±, se va una forma de entender el cine y el arte popular del siglo XX. Ennio Morricone supo, como nadie, condensar la faceta de compositor intelectual, m¨²sico popular y casi estrella del rock, capaz de llenar estadios con sus conciertos cuando ya era un octogenario. Fue el hilo de uni¨®n entre el cine comercial, de g¨¦nero, de autor y pol¨ªtico. Pero, sobre todo, fue un trabajador incansable, estajanovista, cartesiano, meticuloso y obsesivo: ¡°La inspiraci¨®n no existe, solo existe el trabajo, el tes¨®n, la constancia¡±, dijo en una ocasi¨®n.
Cl¨¢sico de formaci¨®n y vanguardista de vocaci¨®n, siempre estuvo fuera de las modas. Ten¨ªa la capacidad para saltar de un g¨¦nero a otro casi sin inmutarse, ya que su m¨²sica era un g¨¦nero en s¨ª mismo. As¨ª fue como se mantuvo en primera l¨ªnea durante m¨¢s de cinco d¨¦cadas. Pod¨ªa pasar de trabajar con Sergio Leone o Bernardo Bertolucci a, inmediatamente despu¨¦s, escribir la m¨²sica de un w¨¦stern de serie B o de un filme er¨®tico japon¨¦s protagonizado por Cicciolina. Ni entend¨ªa ni se tomaba el ¨¦xito en serio, tan solo le interesaba la m¨²sica. Y para ¨¦l, el cine era una fuente inagotable de experimentaci¨®n.
En su obra se puede llegar a una conclusi¨®n musical pasando por tres pel¨ªculas anteriores, que muchas veces eran (geniales) borradores de una obra final sublime. En su m¨²sica pueden convivir con perfecta fluidez el vanguardismo m¨¢s arriesgado y la m¨²sica concreta con la m¨¢s comercial, elegantes melod¨ªas con otras que sobrepasaban el l¨ªmite de la cursiler¨ªa, el sonido m¨¢s delicado y tambi¨¦n el m¨¢s vulgar. Y siempre era pretendido, buscado, pensado milim¨¦tricamente, seg¨²n las necesidades que ¨¦l entend¨ªa que ten¨ªa cada pel¨ªcula.
Ten¨ªa la asombrosa habilidad para, como la energ¨ªa, no crearse ni agotarse, sino transformarse. Cuando llegaba a un punto donde parec¨ªa que su m¨²sica se anquilosaba o se repet¨ªa, Morricone ofrec¨ªa una obra totalmente nueva, y que era el germen de un ciclo distinto. Nunca se qued¨® atr¨¢s. Invent¨® la m¨²sica del spaghetti-western en Por un pu?ado de d¨®lares (1964), y la reinvent¨® en Hasta que lleg¨® su hora (1968). Incluso se permiti¨® el lujo de parodiarla en Mi nombre es Ninguno (1973), cuando el g¨¦nero empezaba a agotarse. Al mismo tiempo, alumbr¨® la m¨²sica de casi todos los subg¨¦neros de la cinematograf¨ªa italiana, en una ¨¦poca tristemente irrepetible: del giallo de Argento y Fulci, al cine pol¨ªtico de Petri y Pontecorvo, el drama rom¨¢ntico de Bolognini, el asumido fe¨ªsmo sonoro de las inclasificables obras de Pasolini, o el erotismo soft de Patroni Griffi. Tambi¨¦n alcanz¨® notoriedad en Francia, al reinventar el polar a las ¨®rdenes de Verneuil o Boisset, y trabaj¨® en Espa?a con Almod¨®var (??tame!).
Su relaci¨®n con Hollywood fue m¨¢s bien agridulce. Aunque escribi¨® la m¨²sica de algunos filmes a lo largo de los a?os, como Dos mulas y una mujer (Don Siegel, 1970), El exorcista 2: el hereje (John Boorman, 1977), D¨ªas del cielo (Terrence Malick, 1978) ¡ªsu primera nominaci¨®n al Oscar¡ª o La cosa (John Carpenter, 1982), se neg¨® a seguir trabajando en EE UU, ya que se consideraba mal pagado. No fue hasta el apabullante ¨¦xito de La misi¨®n (1986) cuando se asent¨® en la industria y se convirti¨® en unos de los compositores mejor valorados y remunerados. Obtuvo otras cuatro candidaturas al Oscar, que siempre le eran arrebatadas. El codiciado premio le lleg¨® tarde, en forma de galard¨®n honor¨ªfico, en 2008. Despu¨¦s consigui¨® otro a la mejor banda sonora por su colaboraci¨®n con Tarantino en Los odiosos ocho (2015)
Se nos va el hombre que trabaj¨® hasta el ¨²ltimo aliento de su vida (sin ir m¨¢s lejos, el a?o pasado ofreci¨® varios conciertos multitudinarios en Espa?a), pero siempre nos quedar¨¢ su obra, de un incalculable y vast¨ªsimo legado, casi inabarcable, sus m¨¢s de 500 pel¨ªculas y otros tantos discos, que a buen seguro ser¨¢n objeto de estudio, an¨¢lisis y deleite para las generaciones venideras. Aunque de momento, este placer es solo nuestro. Celebr¨¦moslo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ben¨ªtez es productor discogr¨¢fico, fundador del sello especializado Quartet Records.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.