El amante del cine frustrado con sus adaptaciones
Viendo pel¨ªculas, la generaci¨®n de Juan Mars¨¦ aprendi¨® a sobreponerse del coma de la Guerra Civil
Juan Mars¨¦ pertenec¨ªa a una generaci¨®n, la de la posguerra, la de la infancia de los vencidos, para la que el cine supuso mucho m¨¢s que un lugar de evasi¨®n frente a la cruel realidad. La dimensi¨®n moral del cine, la educaci¨®n sentimental que les lleg¨® a trav¨¦s de tantas pel¨ªculas de los a?os treinta, cuarenta y cincuenta, les permiti¨® no solo levantar la cabeza ante la derrota, sino sustituir con un nuevo imaginario el paisaje desolador que les ofrec¨ªa el franquismo.
Viendo pel¨ªculas no solo vivieron infinitas aventuras, sino que, como ocurri¨® con la lectura de la generaci¨®n perdida norteamericana, aprendieron a sobreponerse del coma de la Guerra Civil para construir un sistema de valores propio en el que, gracias a la imaginaci¨®n y la memoria, se pod¨ªa vencer.
En ning¨²n caso la relaci¨®n de Juan Mars¨¦ con el cine se puede ce?ir a las adaptaciones a la pantalla de sus novelas, experiencia que nunca acab¨® de ser del todo satisfactoria para un escritor que lleg¨® a declarar que el cine para ¨¦l era igual o a¨²n m¨¢s importante que la propia literatura. Sus primeros cr¨¦ditos se remontan a los a?os sesenta, cuando, entre otros, y en colaboraci¨®n con su amigo Juan Garc¨ªa Hortelano, firma el guion de Donde t¨² est¨¦s (1964), una coproducci¨®n con Francia e Italia rodada en la Costa del Sol sobre la historia de amor entre un escritor y la hija de un industrial.
Ya en los setenta, participa con Jaime Camino y Jaime Gil de Biedma en Mi profesora particular, dirigida por Camino y en la que un jovenc¨ªsimo Serrat ten¨ªa un idilio con su profesora de piano, Anal¨ªa Gad¨¦. Tres a?os despu¨¦s, en solitario, escribe el guion de Libertad provisional, drama social con Patxi Andi¨®n y Concha Velasco que, dirigida por Roberto Bodegas, presentaba la historia de un buscavidas, un charnego desclasado y listo en la l¨ªnea del arquetipo al que tantas veces fue y volvi¨® Mars¨¦.
La oscura historia de la prima Montse, cuarta novela de Juan Mars¨¦, ser¨¢ la primera adaptaci¨®n al cine de uno de sus libros. Estrenada en 1976 y dirigida por Jordi Cadena, ten¨ªa en su reparto a Ana Bel¨¦n y Christa Lem, musa de la bohemia barcelonesa y m¨ªtica stripper de La C¨²pula de Venus. A?os despu¨¦s, Mars¨¦ dir¨ªa: ¡°Un desastre de pel¨ªcula. La vi y no entend¨ª nada¡±.
Ser¨¢ a partir de los a?os ochenta cuando sus novelas se popularizan a trav¨¦s de cine. En 1980, Vicente Aranda firma La muchacha de las bragas de oro, primero de los cuatro proyectos que el cineasta llev¨® a cabo con el material literario de Mars¨¦ y que continuar¨ªa con Si te dicen que ca¨ª (1989), El amante biling¨¹e (1993) y Canciones de amor en Lolita¡¯s Club (2007).
Antes, en 1984, Gonzalo Herralde hab¨ªa adaptado ?ltimas tardes con Teresa, ofreciendo su versi¨®n de aquella burgues¨ªa que coqueteaba con los arrabales y el desarraigo del Pijoaparte.
Fue a finales de los a?os noventa cuando V¨ªctor Erice empez¨® a trabajar en un guion basado en El embrujo de Shangh¨¢i. En una primera tentativa junto a Antonio Drove, despu¨¦s y durante tres a?os, solo. El resultado era un guion que entusiasmaba a Mars¨¦, pero que fue truncado por el productor Andr¨¦s Vicente G¨®mez con la excusa de su larga duraci¨®n, tres horas, y que finalmente rod¨® con su propio guion Fernando Trueba.
Cuando el escritor cumpli¨® 80 a?os, la Filmoteca le dedic¨® un ciclo especial, que inclu¨ªa una carta blanca para programar algunas de sus pel¨ªculas favoritas. Entre otras, Luces de la ciudad, Ser o no ser, Viridiana, Luna nueva, El verdugo, Roma, ciudad abierta y El esp¨ªritu de la colmena. Coincidiendo con la efem¨¦ride, Augusto M. Torres rod¨® una larga entrevista bajo el t¨ªtulo Juan Mars¨¦ habla de Juan Mars¨¦. En la charla, el escritor repasa con desparpajo su trayectoria.
Cuando Augusto M. Torres le pregunta por una referencia directa a El signo del Zorro, la pel¨ªcula de Rouben Mamoulian de 1940, en su novela Caligraf¨ªa de los sue?os, Mars¨¦ responde que se trata de una an¨¦cdota real que le ocurri¨® en 1943, cuando ten¨ªa 10 a?os y estaba en una sesi¨®n de tarde con sus amigos. En la pel¨ªcula, recordaba el escritor, ¡°J. Edward Bromberg, el gordito que hac¨ªa de gobernador, pelele en manos del malo Basil Rathbone, que hace de Esteban Pasquale, dec¨ªa: ¡®El capit¨¢n Pasquale fue profesor de esgrima en Barcelona¡¯. Escuchamos eso y nos quedamos¡ ¡®?Ha dicho Barcelona? ?De verdad?¡¯. Era una cosa ins¨®lita, en Hollywood exist¨ªamos¡±.
Aquel peque?o triunfo en el patio de butacas del cine Rovira es tambi¨¦n el de toda una generaci¨®n que logr¨® superar una infancia traum¨¢tica entre cines de barrio y kioscos. All¨ª vivieron sus primeras aventuras gracias a aquellas pel¨ªculas, tebeos y novelas de peseta que significaron el principio de la victoria de los derrotados: ¡°Empez¨® por ah¨ª. Un buen d¨ªa dices: ¡®Creo que yo tambi¨¦n podr¨ªa escribir un cuento¡±.
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