La Segunda Guerra Mundial de Antony Beevor se libra ahora en dibujos
Eug¨¨nia Angl¨¨s adapta la monumental obra del historiador brit¨¢nico a una versi¨®n gr¨¢fica con 2.000 ilustraciones de episodios seleccionados por el editor Gonzalo Pont¨®n
El reto era de los que hacen historia, y valga la expresi¨®n. Se trataba de adaptar en dibujos La Segunda Guerra Mundial, la monumental historia de la contienda que public¨® en 2012 Antony Beevor, convirti¨¦ndola en una obra eminentemente visual. El libro original del reconocido historiador militar brit¨¢nico tiene la friolera de 1.214 p¨¢ginas y en ellas se repasa en toda su amplitud la peor guerra que ha vivido la humanidad (m¨¢s de sesenta millones de muertos, atrocidades como nunca se conocieron) con una profundidad y un detalle excepcionales.
Pues bien, la misma editorial, Pasado & Presente, ha acometido la empresa de convertir esa magna historia en una obra gr¨¢fica, explicada con dibujos monocrom¨¢ticos (a carboncillo) y solo algunos breves textos insertados en ellos, en un volumen de 540 p¨¢ginas. Y la cosa funciona. Realmente ah¨ª est¨¢, sintetizada en dibujos, la historia de la guerra tal y como la cuenta Beevor. Con la presencia en la introducci¨®n del desgraciado soldado Yang ¨Cs¨ªmbolo para el historiador de c¨®mo jug¨® el destino con la gente com¨²n durante la contienda¨C, el coreano que reclutado por los japoneses fue capturado por los sovi¨¦ticos e incorporado al Ej¨¦rcito Rojo y luego hecho prisionero por los alemanes y enviado a servir con la Wehrmacht en Normand¨ªa, donde lo atraparon los Aliados. El arranque de la guerra en dibujos no es el convencional en Polonia sino, siguiendo tambi¨¦n a Beevor, en China, en mayo-agosto de 1939, con el enfrentamiento entre tropas japonesas y sovi¨¦ticas en la frontera de Manchuria y Mongolia. Vemos dibujado al teniente Sadakaji cargando contra un tanque con su espada de samur¨¢i y a los T-26 sovi¨¦ticos que se hab¨ªan usado en la guerra de Espa?a (dos detalles mencionados por Beevor).
Contemplamos asimismo, destacados, episodios tan de Beevor como la invasi¨®n de Creta por los paracaidistas alemanes, la lucha por Stalingrado, el D¨ªa D, el puente de Arnhem, la Batalla de las Ardenas o la ca¨ªda de Berl¨ªn. Aparecen submarinos, Rommel, el sistema Ultra, los katiusha, kamikazes, los francotiradores Liudmila Pavlichenko y Zaitsev, las Brujas de la Noche, la PT 109 de Kennedy, Von Stauffenberg, la matanza de Malmedy, los panzerfaust¡ De lo poco que no sale es el canibalismo japon¨¦s (dif¨ªcil de dibujar sin caer en el gore), cuya extensi¨®n fue una de las aportaciones m¨¢s sorprendentes de la historia de Beevor, y curiosamente, dado que la dibujante es una mujer, las violaciones masivas de los sovi¨¦ticos en Berl¨ªn.
La adaptaci¨®n, una tarea tit¨¢nica, es del propio editor, Gonzalo Pont¨®n, que se ha encargado de seleccionar qu¨¦ partes y episodios del original de Beevor iban a ser dibujados. ¡°Es un invento del que estoy muy orgulloso¡±, se?ala Pont¨®n. ¡°Se me ha ocurrido que esta puede ser una buena v¨ªa para enganchar a los j¨®venes y tratar de llevarlos al conocimiento de la historia¡±. El libro gr¨¢fico se divide en 43 cap¨ªtulos (m¨¢s un ep¨ªlogo) que llevan los mismos t¨ªtulos que los del original de Beevor ¨CEl estallido de la guerra, La ca¨ªda de Francia, Stalingrado, La Shoah por el gas, Del V¨ªstula al ?der, Ciudades de los muertos¡¨C, aunque se han suprimido siete.
Las ilustraciones, a la vez detallistas y evocadoras, son de la dibujante Eug¨¨nia Angl¨¨s, sin experiencia en el campo de la historia militar y que antes de ponerse manos a la obra no distingu¨ªa un tanque Tigre de un T-34. Ahora, tras una inmersi¨®n absoluta en la Segunda Guerra Mundial, no es que los reconozca, es que tiene pesadillas con ellos (y es capaz de dibujar unos Panther excelentes, como los que pone en la Batalla de Kursk). ¡°Vengo del mundo de la decoraci¨®n y el dise?o, nunca hab¨ªa dibujado nada as¨ª¡±, explica Angl¨¨s. ¡°Estaba acostumbrada a dibujar cosas agradables, como la ilustraci¨®n de mitos cl¨¢sicos para p¨²blico infantil-juvenil¡±. Nada que ver con los ca?ones autopropulsados Elephant, los Shturmovik, el portaviones Akagi o la cara de Himmler.
La dificultad de los cascos alemanes
La documentaci¨®n, ingente, y consistente sobre todo en fotos del conflicto, se la pasaron a la dibujante los editores Gonzalo y Ferr¨¢n Pont¨®n, respectivamente su suegro y su marido. ¡°Aunque no deb¨ªa buscar solo la exactitud, sino la emoci¨®n, el dibujo ten¨ªa que ser muy preciso, hab¨ªa poco margen para inventar, y Beevor iba revisando rigurosamente las ilustraciones y dando el visto bueno o pidiendo que se corrigiera tal o cual detalle. Que ese modelo de tanque no era el correspondiente a ese momento de la guerra o que faltaban rodillos en las cadenas¡±. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le ha costado dibujar? ¡°Me costaron mucho los cascos de los alemanes, esa onda, esa inclinaci¨®n, una curvatura que es muy dif¨ªcil de plasmar. Pero ha habido tantas cosas¡ un uniforme que no tocaba, una medalla de m¨¢s¡¡±.
Mucho m¨¢s que con la mec¨¢nica o la iconograf¨ªa, que le han dado tantos quebraderos de cabeza, Angl¨¨s ha disfrutado con los retratos de personajes de la contienda, las expresiones de los rostros. Aunque ah¨ª tambi¨¦n ha estado marcada: ¡°Beevor me pidi¨® que le pusiera m¨¢s cara de mala baba a Goering¡±, por ejemplo. Le ayud¨® a encontrar la expresi¨®n exacta de Goebbels pronunciando su discurso de resistencia hasta el final imaginarlo con dolor de barriga, apunta. Una p¨¢gina especialmente intensa contrapone los retratos de Rudolf H?ss, comandante de Auschwitz, y Primo Levi, superviviente. Hay grandes escenas a doble p¨¢gina, espectaculares, como la de Dunkerque o la de Pearl Harbour, o la de la divisi¨®n Panzer de Guderian avanzando en Sedan.
Uno de los retos era conseguir una est¨¦tica homog¨¦nea en una historia con espacios y momentos tan diferentes. ¡°El dibujo monocromo nos ha ayudado a unificar, al principio pensamos en emplear color, pero creo que el resultado tiene mucho mayor dramatismo as¨ª y el carboncillo es muy expresionista¡±. La parte humana de la guerra es lo que m¨¢s le ha interesado a la dibujante. ¡°Dibujar un tanque no era desde luego mi ilusi¨®n, y las peque?as variaciones de los modelos me volv¨ªan loca. Es mucho m¨¢s interesante la gente". Pero, a?ade, "dibujar las caras de los soldados, tan j¨®venes, y sobre todo a las v¨ªctimas civiles ha tenido un precio emocional¡±. Dibujos como los de la matanza de Nankin, los cuerpos amontonados en los campos de exterminio, Babi-Yar, una mujer carbonizada en Dresde o el ni?o sentado en las ruinas de Varsovia, le han sido muy duros de hacer. ¡°Todav¨ªa se me pone la piel de gallina, todo eso es tan reciente, ten¨ªa que tener un kleenex a mano porque a veces me ca¨ªan l¨¢grimas en el dibujo¡±.
La opini¨®n de Beevor
A Beevor la experiencia le ha resultado muy interesante, aunque, afirma, escapa al mundo que conoce. ¡°Todo lo que puedo decir es que provoca un extra?o sentimiento en un historiador ver tu obra en forma ilustrada¡±, ha explicado a este diario. ¡°As¨ª que probablemente soy la ¨²ltima persona capaz de juzgar el asunto. Pero entonces tienes que recordarte a ti mismo que todo est¨¢ cambiando. Nos movemos hacia un mundo post-literario donde la imagen es la reina. Creo que los dibujos de Eug¨¨nia son absolutamente remarcables, y si incitan a una generaci¨®n m¨¢s joven a aprender m¨¢s acerca de los m¨¢s importantes y devastadores a?os del pasado siglo, entonces habr¨¢ tenido un ¨¦xito absoluto¡±.
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