La carta de amor dibujada de un hijo a su madre
Paco Roca, referente del c¨®mic espa?ol, culmina en ¡®Regreso al Ed¨¦n¡¯ una investigaci¨®n en la memoria personal y colectiva a trav¨¦s de la novela gr¨¢fica
Antonia solo tiene una foto con su madre. Se hizo en la playa de Valencia, en verano, tal vez el de 1946. La chica posa sentada, junto con sus hermanos y su progenitora, alrededor de una mesa, justo antes de comer. Y antes de muchas m¨¢s cosas, todas las que han sucedido desde entonces. Puede que no haya m¨¢s im¨¢genes de la familia reunida. Y, si existen, Antonia no lo sabe. Quiz¨¢s por eso, durante 74 a?os, siempre la ha llevado consigo. Han pasado las d¨¦cadas, las mudanzas. Incluso se marcharon algunos de los que aparecen retratados. Pero ese recuerdo se mantuvo a su lado, mientras ella se hac¨ªa joven, adulta y luego anciana. Suele conservarlo como las cosas importantes: en la mesita de noche, debajo de un cristal, ¨²nica protectora de aquel tesoro. Hasta ahora. Porque la memoria de Antonia ya tiene m¨¢s guardianes: su hijo, Paco Roca, le ha dedicado su ¨²ltima novela gr¨¢fica, Regreso al Ed¨¦n (Astiberri), uno de los c¨®mics m¨¢s esperados del a?o.
¡°Hice La casa [una de sus obras anteriores] porque mi padre hab¨ªa fallecido. Entre el duelo, que acababa de ser padre yo tambi¨¦n y el poner orden en lo que sent¨ªa, me vino bien escribirlo. Sin embargo, me di cuenta de lo poco que sab¨ªa de ¨¦l. No tienes urgencia de preguntar hasta que es tarde¡±, asegura el autor (Valencia, 51 a?os). S¨ª estaba a tiempo, al menos, de no repetir el error. As¨ª que habl¨® y habl¨® con su madre, la grab¨®, quiso conocer de verdad su historia. En una de esas conversaciones, ella le habl¨® de la foto. ¡°Y mir¨¢ndola surgi¨® la idea¡±, aclara Roca.
A partir de esa imagen, Regreso al Ed¨¦n viaja adelante y atr¨¢s en el tiempo, para entender qui¨¦n es Antonia ¡ªas¨ª la llama el dibujante en la obra¡ª, sus padres y sus hermanos. Aunque su historia puede ser la de cualquier familia espa?ola hambrienta, tanto de comida como de un futuro mejor. ¡°Es gente an¨®nima, que nunca hubiera tenido voz en una ficci¨®n. Representan la normalidad, el 99% de la poblaci¨®n, que no tiene grandes traumas, m¨¢s all¨¢ de la miseria de la posguerra. Quer¨ªa poner el foco en lo m¨¢s cotidiano del mundo, en ciudadanos cuyo ¨²nico acto heroico ha sido crear una familia o salir adelante¡±, agrega el historietista. As¨ª, por las vi?etas desfila el d¨ªa a d¨ªa de Antonia y los suyos. Pero, de fondo, se dibujan el franquismo y la pobredumbre, el peso de la religi¨®n y el de la violencia dom¨¦stica, el sue?o de poder comprar una taza y el de, alg¨²n d¨ªa, huir lejos y ser feliz.
¡°El libro cumple con dos partes: por un lado, que yo me quede con un testimonio que perdure, que pueda contar a mis hijas. Y, por otro, dar la oportunidad a los mayores de hablar con la sensaci¨®n de ser escuchados, sin que nadie les diga: ¡®?Ya est¨¢s otra vez con esa historia?¡±, afirma Roca. No por nada, el Instituto Cervantes de Am¨¢n (Jordania) acoge hasta el 2 febrero una exposici¨®n de la obra del dibujante titulada Memoria vs olvido. Y ¨¦l mismo descubre, al mirar atr¨¢s, que ah¨ª est¨¢ el nexo de toda una carrera. El alzh¨¦imer en Arrugas, la libertad frente a la dictadura en El invierno del dibujante, los recuerdos del frente republicano en Los surcos del azar, y los de su padre en La casa. Regreso al Ed¨¦n culmina un largo viaje al pasado para entender el presente.
¡°Hago c¨®mics sobre temas que me interesan y, a trav¨¦s de ellos, comprendo mejor una situaci¨®n. Para m¨ª es una herramienta de reflexi¨®n y, de alguna forma, un acto ego¨ªsta. Se dice que el arte le sirve al artista para entender el mundo. Es una b¨²squeda de conocimiento y, por otro lado, de crecimiento profesional. Me costar¨ªa mucho escribir tebeos que fuesen repetitivos, como una saga¡±, asevera Roca. Su madre todav¨ªa no ha podido ver el resultado. Aunque su editorial, Astiberri, define Regreso al Ed¨¦n como su obra ¡°m¨¢s ambiciosa¡±. ?l no lo tiene tan claro, porque siempre se impone retos. Aunque, esta vez, el desaf¨ªo fue notable: Roca introdujo por primera vez un narrador, y a trav¨¦s de esa voz externa, puso en discusi¨®n los cimientos de su manera de contar historias: ¡°Si desvinculas la narraci¨®n de la parte visual, un poco como la c¨¦lebre pipa de Magritte, entonces un c¨®mic no es la c¨¢mara del cine, que filma la realidad. Cuando asumes eso, cambia la forma de plantear un relato. Dentro de la vi?eta cabe cualquier cosa¡±.
De ah¨ª que el creador se permita jugar y arriesgar con el lenguaje gr¨¢fico, quiz¨¢s como nunca en su trayectoria. El chico que empez¨® en la publicidad, y se curti¨® dibujando historietas pornogr¨¢ficas ¡ª¡±puedes usar la primera y la ¨²ltima p¨¢gina para contar algo, pero las tres del medio deben ser de sexo expl¨ªcito¡±, le dec¨ªa el m¨ªtico editor Josep Mar¨ªa Berenguer¡ª, ha ganado el Nacional de C¨®mic o el Eisner, pero no ha saciado su sed de explorar. ¡°Dibujar no es lo que m¨¢s me motiva, me gusta contar historias¡±, afirma. En Regreso al Ed¨¦n lo hace alternando estilos, tama?os de las vi?etas, colores y hasta formas de narrar. Roca empuja los l¨ªmites de la novela gr¨¢fica, para comprobar hasta d¨®nde pueden llegar.
Tras ello, por primera vez, el artista no tiene cerrado su siguiente proyecto. Una de las ideas, eso s¨ª, promete ¡°un cambio de registro todav¨ªa m¨¢s fuerte¡±. Con sus l¨¢pices, Roca siempre homenajea el pasado. Aunque, a la vez, ya est¨¢ dibujando el futuro.
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